Oscuro Camino Hacia El Amor

Capítulo 7

Describir esta noche como una noche divertida, se ha convertido en una noche de aventuras con Samantha.  Con ella cerca siempre tiene cosas nuevas qué experimentar.  Desde que la conoció en las puertas de su casa en esa noche algo extraña, él siempre debe estar tan cerca de ella presenciando muchas cosas.  Entre positivas como la cena y su compañía, sin dejar de lado las partes negativas como su encuentro con Gladys.  Patrick decide tener una breve charla con ella, ya que su conducta fue bastante impropia. 

Levanta su mirada pero le resulta imposible divisar algo a esa distancia, y apenas tener la luz de cada candelabro.  Alcanza a consultar la hora en su teléfono, y éste se apaga por terminar su tiempo de carga.  Frustrado, guarda el aparato en el bolsillo de su chaqueta.  Es hora de terminar esa velada.  Ha sido bastante aventurera.  Así como ha sido cada encuentra con Samantha.  Sonríe recordando cada cosa que le ha pasado a esa hermosa mujer.  Y él siempre está cerca para presenciarlo. 

• ¿Hay un doctor aquí? -pregunta la voz de una mujer en alguna parte del salón. 
• ¡Yo! -responde Patrick levantándose.  Enseguida aparece un mesero con una linterna. 
• ¡Tenemos a una mujer desmayada en el piso del tocador! -dice otro mesero detrás. 
• ¡Señor, señor... es su acompañante! -exclama el mesero que los ha atendido durante toda la noche. 

Ahora sí que tiene otra aventura, pero de esas que uno nunca espera vivir.  Se apresura a correr hacia los tocadores.  Muchas luces alumbran la puerta del baño de mujeres.  Un escalofrío recorrió su espalda al acercarse más rápido.  Reconoció el cuerpo de Samantha tendida en el piso.  Las mujeres que estaban con ella, se hicieron a un lado cuando un mesero advertía que Patrick es médico. 

• ¿Alguien vio lo que pasó? -pregunta Patrick tocando la mejilla de Samantha. 
• Yo solo vine aquí, cuando abrí... ella ya estaba en el piso –dice una mujer de avanzada edad. 
• La ambulancia viene enseguida –dice un mesero. 
• Señor, también viene la policía -avisa el anfitrión con su teléfono en la mano. 
• No podemos saber nada de este episodio, las cámaras de seguridad no sirven –comenta otro mesero. 
• ¿Qué pasó? -pregunta Gladys llegando en ese momento. 
• Está desmayada –responde Patrick. 
• ¿Está ebria? -pregunta su colega. 
• ¡Gladys, ella no es así! -responde Patrick molesto. 
• ¿La conoces bien? -pregunta ella caminando de largo y desapareciendo entre la gente. 

Patrick solo se concentra en tomar el pulso, revisar su cabeza por algún golpe.  El jalón de cabello no pudo ser causa para perder la conciencia, por ende ella debió darse un golpe en la oscuridad del baño.  Miró alrededor, y efectivamente no estaba iluminado. 

• ¡Está despertando! -exclama la mujer que la encontró.   
• ¡Samantha, no te muevas! -dice Patrick impidiendo que se mueva rápido. 

Samantha se mueve para mirarlo, y el color rojo de su sangre es notado por todos.  Las luces de varias linternas iluminaron su cara.  Está herida.  Patrick apresura a buscar su pañuelo de seda que siempre lleva en el bolsillo de las chaquetas.  Esta vez sirvió para limpiar toda la sangre que Samantha tenía en su mejilla, secándose en su piel.  Preocupado, otra vez ese frío en su cuerpo. 

• ¡Estoy... estoy mareada! -dice Samantha tocándose justo en la herida- ¡¡Aaayy, me duele!! -exclama adolorida luego mirando su mano- ¡¡Sangre, tengo sangre!! -exclama asustada. 

Eso fue lo último que alcanza a decir para volver a desmayarse.  Molesto por la demora, Patrick pide que llamen a la central con su nombre.  El encargado de recibir las llamadas de emergencias avisa que la ambulancia está en un desvío grande por taco en las calles.  Increíble situación.  Debe pensar rápido. 

• ¡Traigan mi auto, voy a llevarla al hospital, no puedo esperar! -dice Patrick sacándose la chaqueta. 
• ¡Sí, señor! -dice un mesero corriendo a la calle. 
• ¡Pobre chica! -dice una mujer. 
• ¡Es sangre! -exclama un hombre a su lado. 
• ¡Tranquilo, su esposa estará bien! -dice la mujer que la encontró. 

Sin esperar que su auto esté estacionado al frente de ese lugar, toma a Samantha en sus brazos.  Dos  mujeres ayudan para colocar su chaqueta abrigándola por el frío de la noche.  No le importó sentir la baja temperatura al salir afuera.  Su auto todavía no llegaba.  Mira a todos lados, y un fuerte ruido de neumáticos lo sorprende. 

• ¡Yo lo llevo, señor! -dice el mesero que los atendió en un auto distinto al de Patrick. 
• ¿Dónde está mi auto? -pregunta él. 
• ¡Señor... su... su auto tiene... los neumáticos pinchados! -dice otro hombre agitado por venir corriendo ante ellos. 
• ¿Cómo fue posible tal descuido? -pregunta el anfitrión molesto.} 
• ¡No tengo tiempo para eso! -dice Patrick avanzando hacia el auto. 

El anfitrión lo sigue, abriendo la puerta de los asientos traseros.  Patrick deja a Samantha con suavidad en los asientos, para luego entrar por la otra puerta y seguir sosteniéndola.  De alguna manera, agradece que otra persona conduzca, así él no se despega de ella.  Raudo el auto recorrió las calles que efectivamente estaban con un caos vial.  Hubo un accidente, pasando por ahí se percataban que fue serio por estar rodeado de policías y ambulancias.  Él solo podía prestar ayuda a Samantha.  En otra ocasión estaría ahí cooperando. 

Marca el número de Jeferson, sin resultado.  Insiste tres veces, desesperado.  Maldice por lo bajo, recordando que su amigo tendría una cita, y le advirtió que no podría contestar ninguna llamada.  Ahora lo recuerda, pero insiste otra vez.  Esta vez, su amigo sí toma la llamada. 

• ¡Maldición, te dije que no quería llamadas! -dice su amigo. 
• ¡Voy al hospital, llevo a Samantha! -dice Patrick mirándola desmayada. 
• ¿Llevas a quién? -pregunta su amigo. 
• A la mujer que estaba cenando conmigo, tiene una herida en su cabeza, voy directo al hospital –dice Patrick- ¡Te quiero ahí en diez minutos, o menos... mejor te quiero ahora! -ordena. 
• ¡Maldición, Patrick... te dije que estoy en medio de algo, justo ahora tengo a mi cita encima de mí, deja que termine su trabajo! -exclama Jeferson molesto. 
• ¡Te quiero en el hospital en cinco minutos! -ordena más molesto cortando la llamada sin esperar la respuesta de su amigo. 

Mantiene toda su atención a la mujer que reposa dormida en su regazo.  Su pañuelo de seda ha quedado empapado de sangre.  Uno de sus favoritos.  Ahora eso no le importa con tal de ayudar a limpiar ese rostro hermoso.  ¿Qué pudo haber pasado en ese tocador?.  Su cabeza comienza a tener muchas imágenes que podrían dar cuenta de un ataque, o un infortunado accidente por la oscuridad, o simplemente el jalón de cabello fue demasiado violento provocando un desmayo.  Lo último lo descarta.  Solo quedan las dos primeras hipótesis. 

• ¡Estamos llegando, señor! -avisa el mesero entrando a la zona médica. 
• Avisé mi llegada, estarán esperando en la puerta de Urgencias –dice Patrick- Por cierto, soy Patrick –se presenta. 
• Soy Miguel, señor -dice el mesero. 
• Solo dime Patrick, y esto se agradece mucho, Miguel –dice Patrick. 
• ¡Tranquilo, su esposa estará bien! -dice Miguel mirándolo por unos segundos por el pequeño espejo retrovisor. 

Segunda persona que lo acerca tanto a Samantha.  La mujer en el restaurante, y ahora Miguel, tratan a Samantha como su esposa.  Sonríe un poco por aquello.  No se dio el tiempo para sacarlo de su error, llegando a la puerta de Urgencias siendo recibidos por varias enfermeras y una camilla.  Con mucho cuidado, Samantha es acostada en ella para ingresar al hospital.  Miguel se despide, deseando los mejores resultados.  Patrick estrecha su mano, dándole una tarjeta para cualquier cosa que se le necesite, y tener ocasión de devolver la mano.  El mesero agradecido, se retira. 

Rápidamente ingresa a Urgencias, encontrando a su amigo colocándose sus guantes para entrar a la sala de revisión de pacientes urgentes.  Su cara muestra que está de malhumor.  Patrick lo conoce.  Acercándose con la idea de también entrar a la revisión, su amigo lo detiene. 

• ¡Señor, le pido que espere en la sala de espera! -dice Jeferson. 
• ¿Qué dices? -pregunta Patrick tomando eso como broma.  Jeferson se acomoda para obstaculizar su entrada. 
• ¡Le repito, señor... espere en la sala para las personas que acompañan a los pacientes! -dice Jeferson- ¡Por cierto! -continúa mientras se acomoda uno de sus guantes- ¿Es familiar de la paciente? -pregunta serio. 
• ¿Me estás tomando el pelo? -pregunta Patrick. 
• ¡Voy a llamar a Seguridad para que lo conduzcan al lugar! -dice Jeferson. 
• ¡Déjame pasar! -pide Patrick. 
• ¡Patrick, no tengo que repetirte las reglas de aquí, eres conocido de la paciente! -dice su amigo. 

Soltando un fuerte suspiro, recapacita girando para salir.  Mira sus manos que están manchadas de rojo.  Su preocupación aumenta.  Una enfermera entrega el pequeño bolso dorado.  El sonido de un teléfono lo hace abrir.  Entra una llamada de nombre "Cris".  ¿Será su novio?.  ¿Será un familiar de Samantha?.  Se apresura a tomar la llamada porque debe informar el accidente.  Toma aire nuevo para hacerlo. 

• ¿Diga? -dice Patrick. 
• ¿Quién es? -pregunta la voz de una mujer- ¿Qué haces con el teléfono de mi amiga? -pregunta molesta. 
• Soy Patrick, yo soy... 
• ¡El guapo doctor! -exclama la mujer. 
• ¿Me conoces? -pregunta él. 
• Soy Cristine, amiga de Samantha, nos conocimos en el departamento de ella... yo te abrí la puerta –dice la amiga de Samantha. 
• ¡Sí, ahora te recuerdo! -dice Patrick tragando saliva para contar lo sucedido. 
• ¡Nadie es capaz de olvidarme, cariño! -exclama Cristine. 
• ¡Cristine, debo informarte algo! -dice Patrick. 
• ¡No me digas nada! -interrumpe ella- ¡Apostaría que ahora están en un bar, tomándose algo y luego a bailar! -dice bastante alegre. 
• No, Cristine, déjame contarte que... 
• ¡No, no, no... me muero de vergüenza si interrumpo algún acercamiento íntimo, o tal vez... 
• ¡Estamos en el hospital! -interrumpe Patrick esta vez. 
• ¡¿Qué?! -exclama Cristine vociferando fuerte por el teléfono- ¿Dónde está mi amiga? ¿Qué hiciste con ella? ¿Eres un sicópata? ¿Eres un violador de mujeres hermosas? -pregunta sin parar. 
• ¡Te daré la ubicación desde mi teléfono, toma nota! -dice Patrick. 

Tuvo que repetir dos veces más el número teléfono, porque Cristine se puso tan nerviosa que daba vueltas varios de ellos.  Con la información corregida, recibe la llamada de ella para luego enviarle la ubicación.  Guarda el aparato nuevamente en el pequeño bolso.  Se mete al baño para lavar sus manos.  Mira la hora en su teléfono.  Debía estar en casa.  Se imagina a su madre apegada en la ventana esperando su llegada.  Siempre es lo mismo cuando ha tenido eventos, turnos largos que impedían llegar a casa.  Recordando a su madre, marca su número. 

• ¿Hijo? -pregunta su madre. 
• Sí, mamá... soy yo –contesta él saliendo del baño. 
• ¿Vienes a casa o te vas a otro lugar? -pregunta su madre provocando una sonrisa. 
• ¡Mamá, cómo piensas esas cosas! -dice él. 
• ¡Eres joven, apuesto y con una compañía igual de joven y hermosa... son tiempos modernos! -dice su madre. 
• Nada de eso, se me presentó un... un inconveniente en el hospital –dice Patrick sin dar más detalles.  Es mejor así. 
• ¡No tengo porqué preguntar si dejaste a Samantha en su casa! -dice su madre.  Traga saliva, dándose ánimo para una mentira piadosa. 
• ¡Sí... por supuesto! -contesta Patrick. 
• ¡Esperaré despierta para que me cuentes! -exclama su madre escuchando su entusiasmo. 
• ¡No, mamá... no sé cuánto tiempo me tomará aquí! -advierte nervioso por mentir- ¡Mejor será que te vayas a dormir, mañana te cuento en el desayuno! -pide preocupado. 
• ¡Está bien! -responde ella. 

Llegando a la sala de espera, se topa con Cristine, reconociéndola enseguida.  Ella se acerca con su rostro preocupado.  Ambos toman asiento.  Patrick pide información de la familia de Samantha para avisarles, pero nadie está cerca.  Sólo su amiga puede estar con ella en estos momentos.  Y ahora él también se quedará.  No puede dejarla sola. 

• ¿Cómo pasó? -pregunta Cristine. 
• No estaba cerca, y la falta de luz impidió que alguien viera algo o que las cámaras ayuden –explica Patrick. 
• ¡Esto es preocupante! -comenta Cristine. 
• Jeferson vendrá a comunicarnos el estado de Samantha –dice Patrick. 
• ¡Qué bueno que Samantha estaba contigo! -exclama Cristine. 
• ¡Familiares de Samantha Desmontt! -llama Jeferson en la puerta de Urgencias. 
• ¿Samantha es Desmontt? -pregunta Patrick mirando sorprendido a Cristine. 
• Sí, lamentablemente –dice su amiga siguiéndolo hasta encontrarse con Jeferson. 
• ¿Cristine? -pregunta su amigo.  Patrick mira a la amiga de Samantha y luego a su amigo que sonríe embobado. 
• ¡Jeferson, qué sorpresa! -exclama Cristine con evidente desagrado. 
• ¡Preciosa, mira qué grata y bella coincidencia! -dice Jeferson buscando acercarse.  Cristine se coloca detrás de Patrick. 
• ¿De dónde se conocen? -pregunta Patrick mirando a ambos. 
• ¡De una fiesta! -dice Jeferson. 
• ¡Del infierno! -contesta Cristine detrás de Patrick. 
• ¡No digas eso! -exclama Jeferson buscando el rostro de Cristine. 
• ¡Bueno, amigo... necesito información de Samantha! -dice Patrick impidiendo que Jeferson se acerque, notando la incomodidad de Cristine. 
• Ve a verla, ya despertó -dice Jeferson entregando la ficha- ¡Tú te quedas conmigo! -dice obstaculizando el paso a Cristine. 

En ese instante, Patrick olvida al resto del mundo para seguir camino hacia la pequeña sala donde Samantha se encuentra.  Nuevamente se lava las manos, una enfermera proporciona guantes y todo lo que se necesita para revisar a una paciente.  Ahora Patrick ingresa como doctor.  Samantha está tendida, con los ojos cerrados, y conectada a un cable recibiendo suero.  Con el ruido de la puerta, ella lo mira.  Sonríe al reconocerlo. 

• ¿Serás mi doctor? -pregunta ella mirándolo de pies a cabeza. 
• Seré su doctor, señorita Desmontt –dice Patrick leyendo la ficha de paciente. 
• No quería que supieras mi apellido –dice ella bajando la mirada. 
• ¿Por qué te preocupa eso? -pregunta Patrick acercándose a la camilla. 
• Mi apellido está maldito –dice Samantha despertando su curiosidad. 
• El apellido es de la familia –comenta Patrick. 
• No quiero hablar de eso, por favor –pide ella con su rostro apagado. 
• ¡Está bien, no lo haré si eso quieres! -dice él sonriendo. 

Esa expresión ayuda para que Samantha lo imite.  Ver esa sonrisa dibujada nuevamente en el rostro de Samantha, lo alivia un poco.  Esperará el resultado de los exámenes a su cabeza para descartar lesiones internas.  Para la espera, comienza a examinar su vista, su lengua, su pulso y todo lo que sea necesario para asegurar su buen estado.  Un enfermero ingresa con los resultados en sus manos.  Patrick los revisa en el mismo lugar con la mirada atenta de ella.  No hay nada que demuestre que lesión, y eso agradece al cielo. 

• Nada malo veo aquí, pero necesitaré que te quedes esta noche para asegurarnos mejor –dice Patrick guardando los exámenes. 
• ¡No puedo quedarme! -dice ella- ¡No... no es... necesario! -exclama tratando de levantarse. 
• ¿Qué haces? -pregunta Patrick llegando hasta ella. 
• ¡Me voy a casa! -contesta Samantha buscando sacarse la intravenosa de su brazo. 
• ¡No puedes irte! -dice él. 
• ¡Patrick, no puedo quedarme aquí! -dice Samantha. 
• ¡No voy a dejar que te vayas, ahora cálmate! -pide Patrick endureciendo su voz en las veces que ha tenido que enfrentarse a pacientes conflictivos.  Samantha lo mira asombrada. 
• ¿Eso fue una orden? -pregunta ella. 
• ¡Discúlpame, no quise ser brusco! -dice Patrick cambiando el tono.  Debía hacerlo. 
• ¡Patrick, no tengo cómo pagar todo esto! -dice Samantha algo emocionada por el brillo de sus ojos. 
• ¡Tranquila, yo lo resolveré! -dice Patrick revisando la intravenosa. 
• ¡No permitiré eso! -dice Samantha. 
• ¡Doctor, su novia ya está ingresada a una habitación! -dice una enfermera interrumpiéndolos. 
• ¿Su novia? -pregunta Samantha con sorpresa. 
• ¡Gracias, Betty! -dice Patrick sonriendo burlón- ¡Querida, hoy te quedas aquí!... 
 




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