Oscuro Camino Hacia El Amor

Capítulo 10

Lleva casi una semana sin tener noticias de Samanta, mucho menos lo tendrá si ha cortado todo intento de comunicación.  Imposible presentarse en su trabajo o en su departamento después de cómo la trató ese día que quiere olvidar.  César le explicó con calma lo acontecido y Patrick quería saltar al abismo más profundo por esa ridícula escena de celos que despertó en él.  Nunca tuvo tanta inseguridad en una relación que no ha tomado forma alguna.  No entiende esas clases de bromas del destino. 

 

Jeferson y César lo miran muy serios los dos frente a un Patrick callado y abatido.  Noche de amigos en un bar cualquiera, se han citado para hablar de su malhumor, y lo que es más grave... sus errores en el hospital.  Cambiar el diagnóstico de dos pacientes de diversa gravedad, firmar equivocadamente los altas de pacientes sin posibilidad de volver a casa por su mal estado, medicamentos cambiados, y lo que lo tiene más mal es casi provocarle la muerte a la esposa del director de ese hospital.  No leyó la lista de componentes al cual es alérgica.  Ahora pasa por un sumario interno que el director mismo está llevando a cabo. 

 

__ ¿Has hablado con ella? -pregunta su amigo César de repente interrumpiendo su silencio. 

__ No –contesto Patrick abatido 

__ ¡Deberías visitarla! -dice Jeferson 

__ No querrá verme –dice más abatido 

__ ¡Amigo, esa mujer no parece ser del tipo rencorosa, se nota muy tierna y comprensiva! -opina César recibiendo ahora una dura mirada.   

__ ¿Te gusta Samanta? -pregunta Patrick alterado. 

__ ¡Ahí va de nuevo esos tontos celos! -contesta César levantándose de golpe- ¡Iré por otra botella de whisky, estaremos toda la noche aquí hasta convencerte! -reclama molesto caminando hacia el mesón. 

__ ¡Patrick, cálmate... César solo quiere ayudar! -dice Jeferson. 

__ ¡Ese no me va a engañar, le gusta Samanta y apuesto mi trabajo a que fue con la intención de conocerla, conquistarla y quitármela ante mis ojos! -reclama Patrick mirando a la dirección de César. 

__ ¡Nunca te había visto así con una mujer que conoces tan poco tiempo, ni siquiera lo hacías con... -Jeferson cierra la boca antes de nombrar lo que no debe nombrar- ...Perdón, no fue mi intención remover ese pasado enterrado! -dice preocupado. 

__ ¡¡Maldición, Samanta no es Paulina, no puede ser tan...  

__ ¡No digas palabras tan denigrantes a una mujer que no se lo merece! -dice Jeferson. 

__ ¡Parece que también tú has caído en los encantos de Samanta! -exclama molesto mirando serio ahora a Jeferson. 

__ ¡Te informo que estoy saliendo con su amiga, mi bella Cristine, y tengo un cariño sano por Samanta! -informa Jeferson- ¡He aprendido a conocerla, pero parece mejor que tú! -agrega serio. 

__ ¿Sigues buscando excusas? -pregunta César depositando con fuerza una botella nueva de whisky en el centro de la mesa.   

 

Patrick con urgencia es el primero en abrir la botella, sirviéndose un vaso bastante lleno.  César y Jeferson cruzan miradas.  Él se da cuenta de ello.  Se toma el contenido de una sola vez, provocando un fuerte ardor en su garganta.  Se queja de esto, pero no impide repetirlo.  Necesita beber para embriagar a este cerebro, y su mente que se aferra en restregar en su cara, lo tonto que ha sido. 

 

__ ¡Yo no busco excusas, estos ojos vieron... 

__ ¡Y tu cabeza hueca imaginó cosas que no debieron imaginar, haciéndote terminar así! -dice Jeferson señalándolo a él. 

__ ¡Estoy enojado conmigo! -aclara Patrick con su vaso lleno en la mano. 

__ ¡De verdad que no te entiendo! -reclama César sirviendo dos vasos más- ¡Esa mujer está claramente interesada en ti, y tú solo te pones a descalificarla, celarla conmigo, solo porque tus ojos vieron equivocadamente, eres un imbécil! -continúa mirándolo enojado. 

__ ¡Soy patético! -dice Patrick.  Sus amigos en silencio, asienten con la cabeza. 

 

Las horas compartiendo en ese bar, no fueron tan desaprovechadas por tres mujeres sentadas en una mesa muy cerca de ellos.  Un mesero llegó con tres tragos para los hombres guapos de trajes elegantes.  Patrick se levanta tambaleante, toma una de las copas regaladas por esas mujeres, y camina hacia ellas. 

 

__ ¡¡Patrick, ven aquí!! -pide Jeferson. 

__ ¡¡Todas las mujeres son iguales!! -grita Patrick muy cerca de ellas. 

__ ¡Oye, guapo... todavía no me conoces para decir eso! -dice una de ellas acercándose mucho a su cuerpo.  

 

Patrick busca inútilmente que su visión sea más clara al mirar a la mujer que está tocándolo con tanto descaro.  Arrugando su ceño la aleja sin resultado porque simplemente ella se ha pegado como un imán.  Hastiado de las mujeres fáciles y buscadora de hombres, él mismo se aleja de ese demonio con cuerpo femenino.   Vuelve a sentir las manos insistentes de aquella mujer, esta vez todo cambia.  Las caricias se volvieron agradable.  Y esa presencia ya era fastidiosa.  Impulsado por un fuerte deseo, toma esa boca sin permiso.  Se aferra a sus caderas, sin preguntar.  Le gusta tenerla en sus brazos, porque la desea con esas ganas prohibidas.  Esa pasión tanto tiempo reprimida, nace con urgencias de ser saciada.  Esto lo provoca Samanta. 

 

__ ¡Vamos... a mi... departamento! -dice ella con urgencia, tomándolo de la mano. 

__ ¿Dónde van ustedes? -pregunta César.  Patrick se tambalea sin apartar la vista de su bello objetivo.  La desea. 

__ ¡Ella es mía, no la vuelvas a mirar! -dice Patrick mirándolo por un segundo.   

__ ¡Patrick, ella no es... 

__ ¡¡Cállate, imbécil!! -grita Patrick tambaleándose sobre la mesa, haciendo caer unos vasos. 

__ ¡Cuidado, cariño... no te hagas daño! -dice la mujer aferrándose a su brazo. 




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