Ositos de Felpa.

Capitulo 14 - #CaballoEnArmadura

Cali estaba en modo chismógrafo activado. Literalmente.

Tenía los ojos más abiertos que cuando hay rebajas en su tienda favorita, y yo apenas había terminado de decir:
—…Y entonces el doctor resultó ser el hermano de Boris.

—¿Quéeeeeee? —gritó tan alto que media cafetería volteó a mirarnos.
—Baja la voz, por favor —susurré, escondiéndome detrás de mi vaso de jugo.
—No, no, no, no… —dijo, haciendo un gesto dramático con las manos—. A ver si entendí: te caíste, te cargó Boris como si fuera tu guardaespaldas de Netflix, te llevó a una clínica veterinaria y el que te atendió era su hermano veterinario sexy. ¿Estoy en lo correcto?

—No era tan sexy… —dije, mirando hacia otro lado.
—Ajá, claro, y yo soy la reina de Inglaterra —replicó, apoyando la barbilla en sus manos—. Lina, ¿me estás diciendo que tu vida se convirtió oficialmente en un triángulo amoroso con potencial de spin-off?

—Cali, por favor, no fue nada. Me caí, me dolió, me revisaron y ya —dije, intentando sonar racional, aunque por dentro todavía me temblaban las neuronas.

—Sí, claro. “Solo te revisaron” —hizo comillas con los dedos y soltó una risita traviesa—. Dime que al menos el veterinario tenía nombre, porque no pienso referirme a él como “hermano guapo número dos”.

—Se llama Braulio.
—¿Braulio? —repitió, saboreando el nombre como si fuera un perfume caro—. Tiene nombre de protagonista de telenovela.
—Y también de tipo que arruina matrimonios —murmuré, dándole un sorbo a mi jugo.

Cali apoyó la mano sobre la mesa, seria por un segundo.
—Ok, pero… ¿y Boris? ¿Qué dijo Cristina al verte así con él?

Yo la miré.
—Digamos que su sonrisa daba más miedo que el laboratorio de química.

Cali se quedó callada un segundo… y luego soltó una carcajada.
—Ay, Lina, te juro que contigo no necesito ver series. Tu vida ya tiene drama, romance, triángulos y cameos inesperados.

—Sí, solo me falta un final feliz —dije rodando los ojos.
—Tranquila, llegará. Aunque con tu suerte, seguro primero aparece otro hermano más.

Mi teléfono sonó. Era Sonia. Le mostré la pantalla a Cali.
—Seguro nos va a contar de su fabuloso viaje a París —dijo Cali, mientras deslizaba para contestar.

En la pantalla apareció Sonia… con lágrimas en los ojos. Cali y yo nos miramos asustadas.

—¿Qué ocurrió? —preguntó Cali.
—¿Qué pasó? —dije al mismo tiempo.

—Chicas… acabo de encontrar al hombre de mi vida —dijo Sonia, y más lágrimas rodaron por sus mejillas.

Cali rodó los ojos. Yo solté una risita.
—En serio, Sonia. Te dije que dejaras de jugar con esas tonterías.
—Pero es verdad —insistió—. No saben, es perfecto. Es todo lo que he soñado, ¡mi príncipe a caballo!

Cali y yo soltamos una risa.
—¿Y qué pasa con ese príncipe a caballo? —preguntó Cali, en modo sarcasmo nivel experto.
—Tiene novia —rompió a llorar Sonia.

Las dos nos quedamos boquiabiertas. No porque el chico tuviera novia —eso era perfectamente normal—, sino porque, una vez más, nuestra amiga estaba metida en un lío sentimental.

—Eso sí que es un lío —escuchamos una voz masculina detrás de nosotras.

Cali y yo pegamos un brinco. Sonia se apartó de la cámara de inmediato.
—Pedro… —susurré.

—Hola, chicas. Buenas noches —dijo con esa voz tan bonita que hace que uno sienta que hay ángeles alrededor.

—Hola, Pedro. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó Cali, mientras yo entraba en modo alerta roja. Si el destino seguía jugando conmigo, no iba a sobrevivir otro episodio.

—Vine con unos amigos. Vamos a ver una película… ¿quieren venir? —dijo, mirándome directamente.

—Otro día, jugador estrella — pero la respuesta no vino de mí. Vino de Boris, cruzado de brazos detrás de él.

Perfecto. Es hora de un desmayo, pensé.

Cali estaba disfrutando tanto que casi se le cae el teléfono.

—Ninja 9.9 —saludó Pedro, con una sonrisa—.
Boris avanzó unos pasos y se colocó a mi lado.

—No es muy cortés responder por ella, ¿no crees? —dijo Pedro, picando a Boris.

—No estoy respondiendo por ella —dijo Boris, serio—. Solo te informo que no está disponible. Tiene planes conmigo.

Y mientras decía eso, me acomodó un mechón del cabello.

Cali aplaudió bajito, disfrutando el drama como si estuviera viendo su serie favorita.

Pedro estaba por responder, pero Boris lo interrumpió.
—Además, mi novia no se siente muy bien, así que si nos disculpas… —dijo, entregándome una pequeña bolsita de farmacia.

Pedro frunció el ceño.
—¿Estás enferma, Lina?

—Yo… no, solo un pequeño accidente —balbuceé nerviosa. Ya estaba lista para mi desmayo oficial cuando las manos de Boris se apoyaron en mi espalda.

—Buenas noches —dijo, y me condujo hacia el estacionamiento.

Cali venía detrás, riéndose a carcajadas.
—Definitivamente —dijo entre risas—, esto se merece palomitas.

—¡Sí, que sí! —dijo otra voz riendo. Sonia seguía en mi teléfono; no había colgado.

—¿Todavía sigues ahí? —pregunté, alejándome un poco de la mano de Boris.

—Pzz, ¿crees que voy a perderme el drama? —soltó Sonia, riendo a carcajadas.

Cali pegó un grito y empezó a saltar como loca.

Boris la miró con cara de “¿acaso tiene un problema?”.

—¡Lina, mira, mira! —dijo, enseñándome su teléfono.

Habían subido un pequeño video mío: la caída en la biblioteca, y Boris cargándome como si fuera mi guardaespaldas personal.

#CaballoEnArmadura #LinaYBoris #AmorDeVerdad

—Genial… justo lo que faltaba —susurré, sentándome en un pequeño banco, derrotada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.