Ositos de Felpa.

EPÍLOGO.

"Todo empezó con un baño... y terminó así."

Si me hubieran dicho hace un año que terminaría aquí "en una fiesta de fin de curso, con luces cálidas, música decente y un novio real (REAL, ¿entienden?)" les habría dado un golpe con mi estuche de biología.

Pero aquí estoy.

Faltan menos de cuatro semanas para la graduación.
Cuatro semanas para cerrar nuestro capítulo escolar.
Cuatro semanas para empezar una vida universitaria que aún no sé si me da emoción o gastritis.

Mis amigas están radiantes.
Cali se ríe mientras Nacho la mira como si fuera su Pokémon legendario recién atrapado. Oficialmente no son novios, pero please, todos sabemos que es cuestión de tiempo. Ella dice que quiere "estudiar al loco antes de volverse loca con él", Lo respeto.

Y Sonia... ay, Sonia.
Después de meses negándolo, por fin dejó de esconder que estaba saliendo con... TEO.

Sí, TE-O.
El mismo que juraba que tenía novia, que no sentía nada, que "solo eran amigos".
A la final explotó emocionalmente y soltó:

—Ya no puedo fingir. Sonia es todo lo que necesito para ser feliz.

Lo celebré por dentro, claro... aunque Cali y yo oficialmente entramos en modo "lo vigilaremos, respiras mal y te deportamos a Marte".

Pero bueno.

Yo.
A mí me toca hablar de mí.
Estábamos caminando entre las luces del jardín del salón de fiestas, y yo llevaba de la mano a Boris.

Mi Boris.
Mi ninja tímido.
Mi problema cardíaco constante.
Mi "novio accidental" que resultó ser la mejor mala decisión de mi vida.

Levanté la vista hacia las escaleras que daban al salón principal...
Y ahí me golpeó un déjà vu.
Un flashazo.

El baño.
La fiesta.
El caos.
La mentira absurda.
La vida jodiendo.

Sonreí sin poder evitarlo. Sonrisa grande. Gigantesca. Estúpida.

—¿Ocurre algo? —Boris me susurró al oído; la música estaba tan fuerte que casi tenía que gritar.

Me acerqué más. Mucho más.
Mi pelvis tocó la suya y mis manos se subieron a sus hombros y se enredaron en su cuello porque sí, porque podía, porque era mío y no de una loca semidesnuda en una fiesta.

Negué con la cabeza.

—Solo estaba recordando que todo comenzó con... Estás demasiado encima de mi novio

Su aliento tocó mi cuello.

—Y ahorita estas muy encima de tu novio —murmuró con esa voz baja que activa cosas en mi alma.

Me reí.

—Mmm... ¿un problema?
—Nunca —dijo, arrastrándome más hacia él.

Y entonces soltó eso:

—No me arrepiento de haber besado a Cristina ese día.

Yo me separé un centímetro, indignada.

—¡Oye!

Él se rió y dejo un beso en la punta de Nariz.

—Porque ese día conocí a la chica que me tendría derramado miel a Mi Osita de Felpa.

Me derretí.
No había forma de no derretirme.

Apreté su camisa.

—Cállate.
—No puedo. —Tomó mi mentón para que lo mirara—. ¿Sabes qué es lo más loco?
—¿Qué?
—Que todo eso... toda la vergüenza, todo el caos, todo el colegio hablando... terminó llevándome a ti.

No respondí.
No tenía palabras.
Solo sentí su frente tocar la mía, su nariz rozando la mía...
Y una explosión de aplausos y gritos atrás porque nuestros amigos eran unos desgraciados sin respeto por la intimidad.

Nos giramos y estaban TODOS:

—¡¡BESOOO, BESOOO, BESOOOO!!
—BORINA ES REAL
—¡TEAM OSITOS DE FELPA, BABYYY!

Yo quise morir.

Boris, en cambio, tomó mi mano, se inclinó y me besó.
Despacio.
Tierno.
Seguro.

Un beso de cierre de temporada.

Y entonces, como si fuera una escena post-créditos, Sonia gritó:

—¡¡Linaaaaa!!
—¿Qué?
—¡MIRA EL PROYECTOR!

Todos miramos.

En la pantalla, enorme, gigante, imparable...

EL RESUMEN DE NUESTRO CAOS AMOROSO.
Fotos.
Videos.
Memes.
La captura del día del baño.
El hashtag #Liris en letras brillantes.

Y arriba, con tipografía dramática:

"Todo empezó con un baño."

Yo tapé mi cara.
Boris me abrazó por detrás.

—¿Y ahora qué? —pregunté entre risas.
—Ahora... —me dijo él, besando mi cabeza— ahora escribimos el resto.

Y sí.
Creo que es así como termina mi historia.

No perfecta.
No tranquila.
No normal.

Sino caótica, accidental, romántica... y completamente nuestra.

Nota de la autora

Bueno... no sé qué decir. Estoy sin palabras. (Literalmente no sé qué pensar ni qué decir).

Esta historia comenzó como un mini reto para mí, para demostrarme que no todas las historias necesitan ser tan... tan dolidas. Que la risa, el humor y (sobre todo) el caos, aunque muchas veces no lo veamos, puede traer consecuencias buenas... o no tan malas, jajaja.

A veces tomamos decisiones que marcan un antes y un después, y aunque no estamos preparados, creo (y estoy segura) de que podemos enfrentarlas poco a poco. Lina nos demostró que, aunque la vida se vuelva caótica, siempre habrá algo maravilloso esperándonos si seguimos avanzando.

Este camino fue corto, pero muy intenso.
Espero que lo hayan disfrutado y que, como yo, hayan sentido ese pedacito de caos bonito.

Quise darles un momento para olvidar sus problemas, para leer y reír, porque sé que muchas personas están enfrentando su propio caos. Que muchas veces la ansiedad, el miedo y la mente nos encierran, y salir de ahí puede ser difícil.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.