Otroba

Capitulo 24

Comenzaron a recorrer las páginas de aquel interminable registro, el buen cuidado de las piezas les hacía mantener en perfecto estado, las delicadas hojas en su conjunto contadas por cientos volvían robusta la colección, pesada y también en contenido, todo un año de papelería periodística, conservaban el olor de su día de nacimiento y sin deteriorarse su calidad de impresión, claras sus letras y notable nitidez en las imágenes a pesar de su larga data. Cada uno y frente a frente, la búsqueda se tornó de pronto en una especie de competencia dar con la fecha que guardaba testimonio de los hechos perseguidos, un ficticio meridiano separó ambos volúmenes en dos mitades marcando la largada de tan improvisada carrera. Niké se inclinó por Lucy dejándole primero toparse con la noticia rastreada ocupando la primera plana con llamativa intensidad, renegrido título abría el espacio a un suceso relatado con detallada pericia. La nueva se aseguraba la privilegiada posición en cada consecuente entrega demostrando la envergadura que tomara lo ocurrido en el interés público.

–Aquí está, lo encontré –anunció solemne –. No han recortado costos para aprovecharse de la novedad. Al parecer fue algo que hizo bastante ruido, mira.

–El circo mediático es lo más inescrupuloso que puede existir –reniega trasladando su lugar a la par de Lucy –. Déjame ver eso.

La noticia se presentaba haciendo sonar trompetillas de drama, mas la esencia no mostraba señales de algún manoseo sensacionalista, su objetividad se evidenciaba en la correcta conducción en el conflicto que daba a conocer, pulcra la redacción de sus columnas de cualquier intención venenosa por tendencia o descontento político, ni buscando torcer opiniones a un falaz provecho. Previamente adentrados en el dilema bajo sus propios medios, leyeron detenidamente el artículo hallando una fina dualidad con la historia que el sábado de aquel anciano habían conseguido desentrañar, corroboraba hasta las aristas más dudosas de su testimonio presencial, extraña y poco fiable virtud del rumor, ambas fuentes se respaldaban entre sí, en términos estilizados a criterio del artífice de aquel primer capítulo, confirmaba cuanto ya sabían sobre el antiguo episodio.

El fenómeno ocupó la primera página del periódico durante el resto del mes de junio, con cada entrega se enriquecía el conocimiento sobre el inusual caso y motivo para ampliar la noticia conforme los turbios secretos se iban desentrañando sobre aquel ilícito insólito en Astridtown. Cada semana el periodismo especializado en trabajar en ello sacaba jugosas notas sobre el progreso de la investigación y los movimientos judiciales contra la oscura organización que operaba tras la noble fachada de un legal consultorio médico. Maduraba la certidumbre sobre lo sucedido con el correr de cada ejemplar, fue un terreno escabroso que los dueños del medio manejaron con cuidado tacto, los peores puntos de aquel procedimiento que veía involucrados a la policía, al ayuntamiento de la ciudad, investigadores y testigos en general. Siempre concebidos como labores clandestinas, actos inmorales, ilegales maniobras, tales generalizaciones escondían con prudencia la naturaleza de las mismas, precisamente lo que a Darion y Lucy más les interesaba saber. Después de leer por algún tiempo los acometió la fatiga e impotencia, pasaban las hojas y solo cosechaban repeticiones sobre la historia sin aclarar el misterio. Pequeñas insinuaciones, la sutileza empleada comenzó a inflamar la paciencia. Se echó Darion sobre el respaldo de la silla, irritado de tanta cautela.

–¡¿Cuánto más tenemos que leer?! –exasperó frotándose los ojos –. Alargan y alargan el cuento y no nos lleva a ningún lado. Ya sabemos que eran cosas ilegales y todo eso. ¿Por qué no explican de una puta vez qué eran exactamente?

–Baja la voz ¿Quieres? No estamos en un recital –le regaña Lucy –. Es claro que están llevando el tema con la punta de los dedos. No quisieron disparar el gatillo de las masas exaltadas. Fueron cautos en la forma de dar a conocer lo que allí ocurría, quizás también por respeto a quienes pudieran ser víctimas y no un revuelo. Todos tenían por bien contemplado a Doyle y su consultorio. La gente en menos razonable que los animales cuando se lo proponen. Ya deja de quejarte y sigue buscando en esa otra carpeta.

–De acuerdo –suspiró volviendo a su anterior puesto –. Veamos si encuentro en este algo que valga la pena.

De mala gana se ocupó de investigar el contenido de aquella segunda colección. Curado de tantas clonaciones de la misma trama, adelantó un mes de papelería innecesaria a una cuestión ya harta conocida, en un arrebato de fastidio hundió la mano al azar y amputó con desidia el desarrollo de la historia allí compilada, el salto lo llevó al ejemplar del veintiséis de julio y desde allí continuó la búsqueda pasando con apatía las hojas sin hallar ningún incentivo a su atención vagabunda. Títulos renuentes, mas tenía gran riqueza en imágenes y fotografías respecto al otro en que Lucy recorría afanosamente, hacían más amena la noticia con selectas capturas, la hacían más comestible contra un silabario interminable que hacía el exceso de su competencia con páginas resecas, llamaba más al interés las diferentes tomas. Le arrebató del tedio renovando su interés toparse con un rostro extrañamente familiar; aguzó la vista para descubrirla mejor tras su intento por sustraer su perfil a la cámara que la acechaba. Dos oficiales la bajaban de un patrullero, una joven de atractivo aspecto deteriorado por la tensa situación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.