Narrador omnisciente
Jack estaba en su cama sin imaginar que al día siguiente su vida se volvería un caos total, el matrimonio palacios estaba descansado, los empleado se preparaban para partir, el transporte los esperaba listo.
Brenda miró por la ventana, estaba muy nerviosa e indecisa, sin embargo, sabía que había llegado la hora de hacer las cosas que realmente queria sin pensar en los demás.
—Es hora—grito el piloto dejando la taza de café y subió, le pareció extraño como estaban acomodados los paracaídas y cuando se disponía a colocarlo los demás llegaron.
—Oye, ¿pasa algo?—el negó y todos se subieron en sus respectivos puestos.
Brenda suspiró, pues penso que al descubrirían, tenían mucho miedo de que pasara algo, pues no llevaba seguridad o cinturón, sin embargo, allí estaba dispuesta escapar porque tarde se dio cuenta de que sus bebes le importaban y no lo compartiría con esas lagartonas.
Eran suyos y no pensaba cumplir con lo que firmo, había sido tonta, pero ya no más.
…
Peter y Sabrina fueron los primeros en despertar y no ver por ningún lado a su hija, fueron a la habitación de Jack esperando que estuvieran juntos o al menos este supiera en donde estaba.
—Disculpa Jack, queríamos saber si mi hija está aquí, pues no está en su habitación ni la cocina—Jack s elevanto de un tirón y fue a su puerta, la abrió y se quedó mirándolos.
—Hijo cambiate que soy casada, pero mirar no es pecado y tu estás muy contento—dijo Sabrina con jocosidad, Peter rodó los ojos y jack se dio cuenta de que estaba en bóxer y su amigo tan despierto como cada mañana en espera de una acción que parecía no llegar.
—Lo siento regreso en un minuto—dijo ruborizado y se devolvió a colocarse un pantalón y camiseta, una vez listo entro al baño lavo su rostro y cepillo sus dientes.
—Bien, vamos a ver las cámaras de seguridad, pues yo tampoco la he visto—comento y se pusieron en marcha hasta el despacho.
Una vez estuvieron sentados encendieron las pantallas y ese minuto que tardaron en encender lo sintieron como horas, cuando al fin pudieron ingresar empezaron a ver desde una hora atrás y no había nada ni siquiera el más mínimo movimientos.
—Hazlo al revés mira desde media noche y asi a ver a qué hora estaba ella aquí—exclamo Peter y asi lo hicieron hasta que se dieron cuenta de que ella salió de la habitación cerca del amanecer que vendrían siendo tres horas atrás.
—¡Mierda!—exclamaron los dos hombres a la vez cuando la vieron subir al helicóptero, lo pero y lo que les molesto más fue que ninguno de los tripulantes se dio cuenta de que ella estaba dentro.
Jack sintió el temor más grande del mundo cuando empezó a imaginar que podría estar ella haciendo.
—Y si ella mata a los bebes—soltó angustiado, Sabrina negó, en su corazon sabía que su hija no lo haria.
—No lo creo más bien, pienso que abrió los ojos—musitó con sinceridad.
—¿Cómo estás tan segura?—cuestiono y ella señaló la imagen el le dio a Play y se podía ver como ella toca su pequeño vientre.
—Ella está errada, pero supongo que hemos logrado nuestro objetivo—rieron los padres imaginando donde podía ella estar.
—¿Entonces no me preocupo?—cuestiono y ambos negaron.
—No pero prepara tu mejor discurso, pues te toca conquistarla, quizas debamos darle un pequeño empujón—dijo Sabrina sonriendo con malicia...
Karla Brenda Palacios
—El que le diga al duque que voy con ustedes cuando sea la esposa de su jefe, juro que los despediré a todos—la mujer y los tres hombres me miraron con sorpresa, mi idea inicial era irme escondida todo el tiempo peor luego de pensar las cosas me di cuenta de que un mal golpe podría tener repercusiones en mis bebes y la sola idea me da escalofrío.
—No diremos nada pero por favor colóquese el cinturón o los futuros herederos podrían salir afectados—expreso la mujer y asentí.
El resto del viaje fue de bromas por parte de los hombres que no dejaban de decir que yo sería la orna del zapato de Jack y que no se perderían pro anda del mundo mi encuentro con los padre de este que eran demasiado chapados a la antigua peor que amarían la idea de que su hijo tuviera descendencia.
Yo estaba algo ansiosa por al fin llegar, no sería tonta para irme a Nueva York, aunque ni siquiera podría, pues no llevo todos mis documentos, sin embargo, debo estar escondida unos días para poder pensar como actuar frente a Jack.
Ya no quiero darle mis bebes y muchos menos renunciará ser su madre, no obstante tampoco quiero alejarlo de ellos, sé lo importante que es la figura paterna en la vida de un niño.
En cuanto llegamos a tierra firme saque todo el contenido de mí estomago, los empleados del padre de mis hijos quisieron acompañarme pero me les escape en cuanto pude.
Mi hermano llegó o mejor dicho, ambos lo hicieron y me sentí feliz de verlos, los extrañaba muchísimo.
—Hola, tu—dijo Paolo y lo abrace.
—Gracias por no dejarme cometer aquella locura, pues estoy enamorada de mis trillizos— las palabras salieron sin analizarlo y me sentí emocionada y feliz al ver sus rostros llenos de orgullo.
—Lo sabíamos, amarías esos bebes como amas a todos los de la familia—expreso mi hermano mayor y caminamos al auto.
—Sabes que el llegará con nuestros padres a más tardar en dos días—expreso Sabit y asentí.
—Lo sé hermanito pero aquí me siento más segura de ofrecerle un nuevo trato, pues mis bebes ya no están disponible, asi que prepárense para consentirlos un montón—expresó y mi hermano menor asintió feliz.
...
Pasar todo un día los tres como hermanos fue increíble, nos divertimos, vimos películas y bromeamos como cuando éramos unos niños.
#794 en Novela contemporánea
#3318 en Novela romántica
romance amor dolor drama sufrimiento, conde duque, embarazoinesperado
Editado: 30.05.2023