¡ Oye papá! ¿puede ser ella mi mamá?...

Prologo

Camill Walker Santiler

 

Con los nervios a flor de piel y el bebe Steven en mis brazos entro a la blanca habitación, la hermosa mujer que conocía está rodeada de aparatos y tubos que apenas me permiten reconocerla.

 

—Al fin entras, me alegro de que puedas estar aquí, sé que mi llamado te debe parecer extraño, pero quiero contarte mi historia para que así se la cuentes a mi pequeño algún día…

 

Con sorpresa la observo respirar con dificultad y pongo toda mi atención a sus palabras.

 

—Crecí en hogares de acogida, no tuve una familia o amigos, cuando nos conocimos Paolo y yo decidimos tener una relación meramente sexual aunque no le digas eso al niño (sonrió en su condición) al menos hasta que este grande y lo pueda entender, quede embarazada por la falla en el método y pues a pesar de no amarnos decidimos formar una familia por el bien del bebe, no puedo decir que nos enamoramos, pero ambos nos queremos mucho, sé que él no era mi destino siempre lo supe y ahora entiendo por qué, dile a Steven que lo ame desde que supe de su llegada, que quise darle una familia y lo logre, exprésale que morí por él y lo haría mil veces más de ser necesario, te pido que cuides de ellos por mí, pero si mi petición te hace infeliz aléjate, sé que amas a Paolo y él te ve como una hermana, más sé que con el tiempo las cosas pueden cambiar demuéstrale que eres una mujer y así te verá y si a pesar de eso no lo hace busca nuevos horizontes, te dejo mis hombres cuida de ellos y ayúdalos a cuidar su corazón… —ella paró de hablar y me sonrió, tomo a su hijo en brazos estrechándolo lo más que su agónico dolor se lo permitía, se quitó la máscara y beso su frente para luego decirme con la mirada que lo tomara.

 

—Te prometo hacer todo lo que esté en mis manos para cuidar de ellos, sanar sus corazones y sobre todo no dejar que te olviden —expuse abrazando al niño que empezó a llorar como si supiera que su madre se estaba despidiendo para siempre.

 

Una enfermera me indico salir y vi como Paolo entraba junto a sus padres, me senté con el niño en brazos mientras este dormía, saber que ella morirá por culpa de personas sin escrúpulos es sumamente doloroso.

 

Dos días después estábamos frente al ataúd de Natalia dándole cristiana sepultura, Paolo no volvió a llorar en todo el proceso, parecía fuera de este mundo.

 Toda la familia estaba presente y después de darle sus condolencias intento tomar el niño de mis brazos, el cual se había pasado estos últimos días a mi lado y este estallo en tanto llanto que mirándome con ira me lo regreso, beso su cabeza y se alejó.

 

Jamás imaginé que esa seria la última vez que lo vería en mucho tiempo.

 

Paolo Palacios

 

Mi vida era una mierda de pies a cabezas, Natalia se había ido dejándome solo con un bebe de brazos; la conocí de casualidad y el sexo era excelente.

 

Teníamos buena química en la cama aunque no hubiera amor entre nosotros, la quise y quiero mucho, era mi amiga y me entendía a la perfección.

 

Ver su cuerpo sin vida, bajar al sepulcro me destrozó y aún lo hizo más el rechazo de mi hijo, prefirió a Camill Walker antes que a mí que soy su padre, aunque pensándolo bien, eso es lo mejor, pues debo encontrar los desgraciados que le cegaron la vida.

 

Fui a mi casa por una maleta, luego a la de mis padres y deje una llave para que busquen las cosas de mi hijo, les dejo una carta explicándoles mi ausencia, no sé si me lleve un día, un mes o un año, pero los destruiré con mis propias manos.

 

Tome mi auto y luego un avión con rumbo desconocido, tenía unos amigos que les cobraría unos favores del pasado y así lograr mi cometido porque no podre ver a mi hijo a los ojos sin poder decirle que vengué la muerte de su madre.

 




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