¡ Oye papá! ¿puede ser ella mi mamá?...

4 Tu cita o tu hijo…

Camill Walker

Paolo no se ha topado conmigo y lo agradezco, mi hijo se está quedando a dormir donde su abuela Sabrina, aunque aquí también tiene su habitación, los días lo pasa conmigo acompañándome a dar clases y demás asuntos.

Los primos se reúnen muy menudo y juegan muy parecido a nosotros en aquellos tiempos, yo soy una de las más pequeñas y siempre andábamos juntos de arriba para bajo.

Un nuevo fin de semana llega y la acostumbrada reunión es en mi casa, Paolo entra al jardín acompañado de su esposa, la cual tiene cara de haberse comido un limón.

 

Steven está aquí desde el viernes, así que no lo ha visto, yo decidí que quiero que se lleve bien con su padre, por lo que lo envió a saludar, pero en el trayecto ve a Ernesto entrando y corre a sus brazos, el cual se agacha esperando para recibirlo.

 

Todos miran la escena, están confundidos, solo mis padres lo conocieron hace unos días y se enamoraron de él, al igual que yo lo estoy haciendo, pensé que cuando Paolo llegara ese sentimiento brotaría como antes, pero no fue así aún está esa extraña sensación, pero casi se desvanece.

 

—Bienvenido, ven, te presentaré a mi familia — musité sonriendo, empiezo por los Jones y así hasta llegar a Paolo, a quien lo presento por lo que es.

 

—Y bueno, este de aquí es el mayor de todos nosotros, es Paolo Palacios es el padre de mi tesoro y ella es su segunda esposa —ambos se saludaron con asentimientos de cabeza, sin expresar palabras.

 

—Cuando volvemos al parque de boliche que tienes en tu casa— interrumpe Steven dirigiéndose a quien aún lo tiene en brazos.

 

—Cuando tu madre quieran campeón, ustedes son bienvenidos en mi hogar cuando quieran—le responde. El fin de semana pasado fuimos a su casa y la pasamos fenomenal, tiene varios juegos al aire libre, lo que puso feliz a mi aventurero.

 

—Ernesto, creo que tenemos una conversación pendiente—los gemelos junto a Calvin se llevan a mi amigo a tener a famosa charla y solo puedo rodar los ojos.

 

Aún no somos novios para que lo estén interrogando, aunque los besos compartidos son tan mágicos que casi puedo ver los corazones flotar en el aire.

—Steven, hijo, saluda a tu padre, es de mala educación, ignorar a las personas —expreso al recordar que aún no lo hace.

 

—Hola pa… —aún le cuesta llamarlo padre, pero eso es algo entre ellos.

—Hola hijo, me alegro, verte bien y feliz, te amo —mi hijo le dio un pequeño abrazo y miro mal a la bruja, la cual se acercó con intensiones de saludarlo tomando del brazo, vi el rostro de miedo y dolor y sin remordimiento alguno la tome del otro y la hice gira por los aires.

 

—Si te va eso del maltrato, hazlo con el hijo de otra o te quedas sin manos y dientes —cuando todos se acercaron ayudándole, levante la camisa del niño mostrando su brazo colorado, lo que hizo que todos la miraran mal.

—La próxima vez que ella le toque un solo pelo, les juro que la desnuco, aunque tenga que privarme de mi libertad —exprese gélida.

 

—Eres una… —la voz fuerte de Paolo la hizo callar.

 

—Ya me tienes harto —expreso este acercándose a su hijo.

 

—Perdóname, hijo, te prometo que ella nunca más te volverá a lastimar ¿Me crees? —Steven me miro y yo asiento a lo que este dijo en un susurro casi inaudible, un Si papá.

 

Sé que Paolo se marchó feliz con su bruja detrás, ya estoy cansada de esta farsa y quiero que acabe.

—Entonces Camill aceptas cenar conmigo, pasado mañana debemos hablar algo de suma importancia — acepté la invitación que me hizo y lo dejo ir brindándole una genuina sonrisa, él siempre es tan atento y es que no sé por qué se contiene tanto, yo ya me siento lista para entregarme a él.

 

Ese mismo día el juez dictará el fallo para la tenencia legal de Steven y aunque todo seguirá igual para él, Paolo quiere sentirse responsable con su hijo.

Lo cual me parece perfecto.

Según me dijeron ya han descubierto algunas cosas más con respeto a la bruja y pronto él podrá llevarla ante la justicia, este fin de semana andan para Europa donde la familia de ella por lo que tengo entendido.

Paolo le dejo claro a mi hijo que él no ira a ninguna parte, solo que su padre se mudara y algunas noches debe dormir en su casa y que para cuando eso suceda la bruja no estará, eso lo calmo bastante.

 

En unos meses es su cumpleaños y ya estoy planeando una fiesta únicamente con la familia, que ya es mucho que decir.

 

Subo a mi habitación donde encuentro a mi hijo dormido en medio de mi cama como si fuera un dios del olimpo.

 

Me acuesto a su lado recordando entre suspiros el olor del perfume de Ernesto y sus dulces besos.

 

Como se esperaba, Paolo ya tiene legalmente los derechos sobre su hijo, los cuales perdió al marcharse, los días serán igualitarios entre él y nosotros, él lo tendrá tres días y nosotros tres más hasta que empiecen las clases, después a él le tocaran los fines de semana, yo me quede un poco al margen para evitar pleitos hoy mismo será al fin que enfrentaran a la bruja patas de escoba y eso me tiene ansiosa, también hoy es mi cita con Ernesto y si él no da el siguiente paso lo haré yo.

La Bruja, patas de escoba, fue detenida por usurpar identidad, y ser una recluta rusa de niños varones entre cuatro y siete años para hacerlo pasar por huérfano, así pueden enviarlo al internado militar, en el cual su única misión es educarlos como máquinas de matar.

 

Cuando supe la verdad quise vomitar, pues jamás pensé que una mujer con ese porte llegaría a hacer así.

 

Robar y secuestrar niños es un delito que a mi parecer merece tortura por al menos tres meses días por día recibiendo una dosis gratis de esto es un poco de lo que me diste.




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