¡ Oye! ¡tu amor es mío!

Prólogo

La vida a veces es un enigma, Kevin, Michael, Ela y Eliot eran muy unidos a tal punto que todos estaban sufriendo de corazones rotos debido a la tragedia que sucedía en su familia.

Abril, Erick, Lea y Oslin, esta última era una de las abogadas más importante de Nueva York a su corta edad, todos trabajaban arduamente para resolver la situacion, más los hermanos habían tomado una decisión que quizás más adelante se dieran cuenta de que era apresurada o tal vez no.

Kevin miraba a sus hermanos y negaba que hicieran lo que ellos tenían en mente, más estos no dieron un paso atrás.

—No lo hacemos solamente por ti sino por nosotros, como puedo yo estar con un chico que le cree a su madre y acepto esta barbaridad —Michael entrando en su adolescencia confesó a sus padres que le gustaban los chicos y a ellos eso no les importo era su hijo y estaba bien lo que él quisiera mientras fuera feliz.

—Yo menos, el imbécil que te golpeo y eso que ni siquiera éramos nada, apenas estábamos saliendo sin compromiso alguno —dijo Ela y se escuchaba enojada y muy resentida, esa familia se cruzó en su vida para arruinarlas.

—Yo ni loco pienso volver con esa descarada que me vino a decir muchas cosas por lo sucedido, incluso me grito que era tan infiel y abusador como tú —le toco al más pequeño expresarse.

—No digas eso tonto, nuestro hermano no hizo eso y pronto la verdad saldrá a la luz, entonces será nuestro momento de burlarnos en sus caras —Ela en ese momento deseo ser abogada para ella misma tomar el caso y aunque sabía que estaba en buenas manos no se podía estar quieta.

Ver a su hermano mayor tras las rejas era la peor sensación que podía sentir más al saber que era inocente de lo que se le acusaba.

Los chicos Walker-Meléndez habían conocido a los Larreche en el colegio.

En este momento Kevin tenía 29 años, Michael 27 años, Ela 24 y Eliot estaba por cumplir la mayoría de edad, sus respetivas parejas eran dos pares de hermanos que a la vez eran primos entre ellos.

Kevin fue acusado por la madre de los dos mayores por varios delitos, entre ellos abuso sexual y posesión de narcóticos.

Kevin no se defendió porque fuera culpable si no por el impacto que le ocasiono que su propia esposa creyera las palabras de su madre, apenas tenían un año de casados y esta le demostraba que no confiaba en él a pesar de conocerlo desde que tenían 17 años.

—Hagan lo que quieran, pero no por mí, ya debo irme los amo —fue acompañado hasta su celda, ser hijo de personas con dinero y ser uno de los CEO de los hoteles familiares le daba ciertas comodidades que un detenido normal no tenia.

—Tienes visita —lo llevaron de nuevo a ver a alguien, no creyó que fuera su familia, pues ya había pasado, se sorprendió al verla a ella.

—¿Qué haces aquí? —ella lo miro enojada aun detrás las rejas y se atrevía a gritarle.

—Vengo a que firmes esto —Kevin no lo tomo y la miro directo a los ojos sin siquiera tomar asiento.

—No firmaré nada hasta que no te demuestre que te equivocaste, jamás te perdonaré esta traición, le creíste a la serpiente de tu madre antes que a mí que soy tu esposo y pareja desde hace 10 años, pero te aseguro que cuando tenga las pruebas apareceré en tu puerta con uno igual y entonces seremos libres, amorcito —se alejó dejándola con la palabra en la boca, quería venganza y aunque saliera a los 40 lo lograría.

Ela miró con odio como recibía otro texto del idiota primo de su cuñada o mejor dicho ex cuñada.

Vio una llamada entrante y contesto diciéndose a sí misma que sería la última vez, pues lo bloquearía de su vida y corazón.

—Escúchame imbécil, te di tres segundos para estar de nuestro lado y no los aprovechaste, al contrario, golpeaste a mi hermano, así que piérdete y olvida que algún día estuve en tu vida. —ella colgó y lo bloqueo incluso de las redes.

Michael, lloro amargamente en su habitación, en su infancia, se creía que tenía autismo; sin embargo, al pasar el tiempo, este diagnóstico fue desestimado debido a su sensibilidad, era algo poco típico para no decir nada típico de los niños diagnosticados con esta condición.

Él había sido el unico chico que se había fijado en él sin importarle su prótesis y sentía mucho tener que renunciar a este, pero el chico dejo claro que apoyaría a su hermana y familia.

Eliot miraba cada día a la chica en el colegio y la ignoraba, era su primera novia y estaba dispuesto a demostrarle que era una más del montón.

Mientras los cuatro hermanos sufrían de manera distinta sus corazones rotos, Lissette y Calvin estaban desesperados porque su hijo saliera de ese lugar.

—Queridos televidentes se nos informa que el joven empresario Kevin Walker ha sido condenado a 10 años de condena por…

—¿Estás seguro de eso, hijo? —Calvin miro a su hijo mayor, el cual era muy aparecido a él.

—Si necesito que me crean bajo rejas para poder descubrirlos, estos meses en la cárcel han sido difíciles y me lo pagaran con lágrimas de sangre —musito enojado, había durado casi seis meses detenido, lo que para él fue como un puto infierno.

Decidió que nadie se enterara de su libertad, cosa que fue fácil para la familia y poder que tenía.

Con ayuda de Paolo y otros miembros más de la familia buscó contactos y empezó su búsqueda por la verdad, en su diccionario no existía la palabra perdón o segundas oportunidades, lo que más le dolía de todo eso era que sus hermanos debieron sufrir por el error de otros.

—Te imaginas, madre, que lo mismo que me paso a mí le pasara a mi cuñada —la curiosidad de Ela mientras acariciaba la cabeza de su bebe hizo que Lissette se angustiara y empezara a investigar.

Días después se enteraron de la tremenda sorpresa que recibiría su hijo al llegar con ella.

—¿Hija, no piensas decirle a Joseph sobre su hijo? —Ela, se negó, el idiota la dejo después de una noche increíble por no creerle a su hermano ahora que se joda por no poder ver a su hijo crecer ni escucharlo llamarle papá.




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