¡ Oye Vaquero! ¡eres de mi propiedad!

Capítulo 3

Adiel Jones Brown

 

¡Joder!

Debo ir a la playa y tirame al menos siete veces de espaldas para que se me salga la sal que traigo arriba.

 

Solo a mí me pasan estas cosas, la sexi muñeca de aparador que me dejo loco en ese increíble fin de semana resulto ser la hija de don Víctor y yo que pensaba que era alguna nena de 18 o 19 años, pero no es el mujerón de como 24 o 25 años que me cogí hace unos días, verla fue un gran choque sobre todo con esa ropa tan diferente creo que por eso no la reconocí enseguida, aunque debo decir que me atrajo a primera vista y sin lucir ropas de diseñador o costosas.

 

Verla deleitarse con mi cuerpo me calentó, sin embargo, no estaba preparado para saber quien era en ese preciso momento.

 

Su padre queria que le diera un golpe de realidad que la lleve a su límite y explote sus capacidades demostrándole lo satisfactorio que es ganar las cosas por uno mismo y no tener todo en bandeja de plata.

 

¿Cómo carajos haré eso?

 

Apenas puedo con mi vida y este rancho para enfocarme en cuidar a una niña mimada que de seguro llora si se rompe una uña o el tacón de un zapato.

 

Cuando la vi entrar por la puerta de mi despacho debí poner toda la fuerza de voluntad que llevo dentro para no lanzarla sobre mi escritorio y follarla hasta que se desmayara o gritara mi nombre de tanto placer que me gustaría darle.

 

—Te daré un adelanto para que compres algo en el pueblo, pero igual será en tu día libre, aquí todos son tratados con equidad— ella me mira sin creer que en verdad trabajará.

 

Pienso en que la pondré, pues a la hija de Víctor la iba a dejar aquí en la oficina ayudándome con el papeleo, pero a esta fiera con rostro de muñeca quiero... quiero... bueno no sé lo que quiero, ella me perturba de una manera sin igual.

Pero de lo que si estoy seguro es que cerca de mí varias horas no es una opción fiable, dicen que no puedes tener la tentación cerca o terminaras cayendo.

 

— Pues dígame mis obligaciones, señor patrón — la altanería con la que habla hace que me guste mucho más.

 

Se podría decir que siempre me imagine con una mujer de carácter indomable y un ego tan alto que me mande a la verga cada dos por tres.

 

Arranco una hoja de una libreta y comienzo a escribir, sin duda mis hermanos me llamarían pendejo idiota, su leyeran esto que ahora redacto.

 

— Aquí te anote tus próximas responsabilidades en el rancho, Las tres luces de Azul—le paso el papel y sus gestos al leer me confirma que la enrabie en gran manera con la estupidez que puse.

 

Enojada, se ve preciosa y más caliente que el mismo infierno, su rostro rojo y sus ojos llenos de fuego son de admirar, sus labios tiemblas y sus dientes rechinan, saca su lengua y se la pasa por sus carnosos y tiernos labios haciendoem tener malos pensamientos.

 

—¿Me puedes explicar estas hartas de estupideces, idiota engreído? —sonrió de medio lado mientras tomo el papel que me lanzo prácticamente en la cara.

 

—Por supuesto, muñeca, levantarse a las 5:30 de la mañana, recoger los huevos, ayudar a las chicas con el desayuno para todos los hombres del rancho, alimentar todos los animales del coral 1 y 2, ayudar con los papeles del rancho y la cena —leo en voz alta, ella parece que echará humo por los oídos en cualquier instante, lo cual me tiene tieso.

 

—Mira maldito des...

 

—Si dices otra grosería te juro que te follo encima de ese escritorio y hago que todos en el rancho te escuchen gemir y gritar mi nombre mientras te corres sobre mi falo duro y caliente—expreso acercándome peligrosamente a ella.

 

Cloe se aleja caminando hacia atrás hasta que choca con la pared y se estremece al sentir mi tacto, mi nariz roza su cuello y mi consciencia se va a la misma mierda, desde que su olor llega a mis fosas nasales.

 

—No te atrevas a tocarme idiota o no respondo por… la tomo de la nuca y la beso como creo nunca he besado a nadie, ella se resiste al principio, pero en cuanto mis manos empiezan a tocar su cuerpo se va aflojando y sus manos van a mi cuello.

 

La alzo haciéndola enredar sus piernas en mi cintura y la llevó al escritorio, comienzo a besar su cuello y con mis manos a hacer magia y cuando justo la muñeca estaba por explotar sobre mi mano me alejo dejándola sola, enoja y muy frustrada...

 

Ingreso a mi habitación y entro a mi ducha para terminar con mis manos lo que no me atreví a hacer, ella es la hija de un socio, debo respetarla y no usarla para mi desahogo sexual, por mucho que me guste y sea correspondido.

Una vez término me tiro en mi cama analizando mis opciones, las cuales no son muchas, pero de lo que si estoy seguro es que más temprano que tarde caeré y la terminaré haciendo mía en cada superficie de este jodido lugar.

 

 

Una semana ha pasado desde su llegada y todo, esta, patas arriba, Cloe es un desastre andante, dejo salir los caballos, las gallinas la picotearon, casi mata un gato y la pobre se ha caído como 70 veces 7.

 

Vladímir me dice que la mantenga alejada o será la culpable de una catástrofe y yo me veré encharcado, incluso he pensado hacerlo, pero cada vez que ella me mira con esa intensidad y ganas de matarme me digo que vale la pena perder algunos millones por ese fuego en su mirada.

 

Víctor me ha llamado dos veces para saber de ella y le cuento los por menores, aún nos tiene la ley del hielo a ambos, pero al menos seguimos vivos.

La comida no es mala, aunque tengo grandes sospechas de que es ayudada más de lo normal, en fin más o menos cumple tomando en cuenta su condición de princesa.

 

En fin, hoy es su día libre y se fue a comprar algunas prendas con su sueldo semanal. Yo quiero ir a vigilar de lejos como actúa en el pueblo, pues no quiero comentarios, aunque también quiero cuidarla de que ningún pueblerino se sobre pase con ella.




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