¡ Oye Vaquero! ¡eres de mi propiedad!

Capítulo 4

Cloe Casillas James

 

—Aaaah, ¡ayuda! —grito mientras huyo de las gallinas que corren tras de mí, no entiendo por qué me persiguen.

 

Corro hasta estar dentro del jardín y Adiel sale de la casa al escuchar mis gritos llenos de miedo ante las gallinas asesinas que desean acabar con mi vida.

 

—¡Gallinas asesinas! ¡Gallinas asesinas! —sale de mis labios sin poder controlarlo.

 

—¡Por Dios muñeca! ¿Qué haces? —él echa las gallinas, las cuales no parecen querer irse y siguen tratando de picotearme.

 

—Me quieren comer, no las dejes —sigo escondiéndome detrás de él.

 

—Cloe, entrégales sus bebes, por eso te persiguen, le robaste sus crías, las gallinas reaccionan asi cuando les quitan su nidal, te ven como una amenaza, imagina que tengas un bebe y llegara una loca gigante y te lo arrebate —dice y me siento mal, suelto los dos pollitos luego de verlos perseguir a sus madres gallinas me giro dándole un pellizco al vaquero por decirme loca.

 

—La próxima vez que me compares con una loca aaah —miro hacia abajo y veo a una de las gallinas tratando de picotearme, asi que me lanzo sobre Adiel el cual me toma en sus brazos y corre conmigo hasta que siento como todo mi cuerpo se hunde en el agua abro mis ojos cuando salimos a flote, pues el muy idiota nos lanzó a la piscina.

 

—Ya la gallina asesina no te querrá lastimar esas deliciosas piernas que encajan tan perfectamente en mis caderas, rodeándola con tanta firmeza y perfección —suspiro sin apartar la vista de su sexi rostro, sus ojos claros me miran con un deseo verosímil, días atrás había dudado de su interés en mi debido a la distancia que habíamos tomado.

 

Ninguno de los dos apartamos la vista, nuestros ojos claros se pierden en el del otro hasta que sin quererlo me empiezo a resbalar, asi que me muevo acomodándome más, lo que conlleva que mi pelvis quede rozando su ya muy despierto amigo.

 

—Si no sientes como está mi amigo ya listo para la acción, eres de piedra, porque yo estoy que no soportó la presión de mi jean y deseo liberarlo para que sea acogido por una fuente de vida caliente y húmeda, no te imaginas las ansias que tenemos los dos por probarte de nuevo —me aprieta mucho más a él y cuando ya al fin nuestros labios se encuentran en un beso húmedo y caliente somos interrumpidos.

 

—¡Mierda! ¿Adiel y es que ustedes dos no conocen las habitaciones?, esa casa de atrás tiene como ocho completamente libres para sus besuqueos—exclama el señor Vladímir mientras se va diciendo algunas cosas entre dientes.

 

—¡Qué vergüenza! —expreso mientras me alejo nadando hasta la orilla.

 

Adiel no dice nada o siquiera intenta detenerme lo que hace alejarme sin mirar atrás, esto de robarnos besos y dejarnos con las ganas, se está volviendo incómodo y no sé hasta cuando pueda resistirlo.

 

Entro a ducha después de dejar el piso del pasillo y la escalera todo mojado, me doy un rico baño y salgo con el pelo mojado.

 

Me coloco un short corto con una camiseta sencilla y pantuflas, salgo rumbo a la cocina a buscar un trapeador para secar la mojadera.

 

— Hola, Catí, me dices donde encuentro los utensilios de limpieza para secar el desastre que hice después de caer accidentalmente en la piscina cuando un tonto me lanzo —digo y ella sonríe negando.

 

— No es necesario, Cloe, yo lo hago, debes estar cansada — niego y ella asiente sabiendo que no podrá ganarme, ya todos me han ido conociendo buscándome una cubeta y lo demás lo tomo y voy sobre mis pasos secando todo el desastre que hice.

 

Paso por el pasillo con lentitud y de repente veo la puerta de la que supongo es la habitación de Adiel entre abierta, este sale con una toalla envuelta en su cadera, se sacude el cabello y lo seca con otra más pequeña mientras se observa en el espejo.

 

En algún punto mi respiración se vuelve más pesada e incómoda, Adiel es la tentación hecha hombre, me gusta y eso es algo que no puedo tapar con un dedo.

 

Adiel Jones Brown es mi tipo de hombre y me encantaría volver a tenerlo entre mis piernas, quizas no sea mala idea proponerle una tregua y ambos disfrutar de nuestros cuerpos, total estoy segura de que me desea, su cuerpo y miradas me lo dejan claro todos los días.

 

Me dispongo a entrar para hacer el trato y al fin disfrutar de comérmelo como Dios manda cuando su movil timbra y este lo toma, me quedo parada en a puerta dispuesta a esperar que termine para cumplir mi objetivo, sin embargo…

 

—Hola ... Víctor... si tu hija está muy bien... ya pronto aprenderá la lección, de que la domo y te la regreso bien sumisa y complaciente no me cabe duda, por algo me dicen el domador de fieras…

 

Escucharlo hablar con mi padre me hizo enojar con demasía, asi que me giro y sin saber si me descubrió o no llevo todo a la cocina y me encierro en mi habitación.

 

El apetito no llega a pesar de las horas y no respondo cuando me vienen a avisar que la cena está lista y servida.

 

Sé que hoy viene el hermano de Adiel que no he visto pero me dijeron que está en silla de ruedas debido a un accidente de tránsito, según las empleadas lleva una vida algo desorganizada y ahora tiene una terapeuta que lo trae estresado, no conozco de detalles, no obstante, al parecer no se llevan o bien o quizas demasiado.

 

—Cloe mi hermano y yo te esperamos en la mesa asi que date prisa, además quiero que conozcas a mi amiga Luna —la mención de ese nombre femenino me hace fruncir el ceño.

 

La curiosidad creció en mí al imaginar que podría ser una de sus amiguitas íntimas, ¿en serio traerá alguien cuando ya follo conmigo?

 

—Estaba dormida dame unos minutos y ya bajo — grité y corrí al baño.




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