¡ Oye Vaquero! ¡eres de mi propiedad!

Capítulo 6

Cloe Casillas James

 

Luna y yo llegamos al pueblo por la tarde, fuimos a una cafetería y tomamos un batido de frutas y comimos un panecillo, charlamos de todo un poco y luego fuimos a comprar algunas cosas.

 

Tanto ella como yo nos confesamos lo sucedido con los hermanos Jones y simpatice mucho con su historia, considero ser valiente para hacer lo que ella hizo.

 

Al regresar a casa veníamos riendo de tonterías y poniéndonos de acuerdo para volver a vernos o salir más adelante.

 

—Al parecer se divirtieron mucho —afirmo la voz de Adiel y ambas lo miramos asintiendo, Luna se despide y yo subo las escaleras para dejar mis cosas.

 

Sentí sus ojos sobre mi cuerpo, asi que muevo más de lo normal mi trasero, cuando giro al subir grito a Adiel, pues podía sentir sus ojos en mi retaguardia

 

—Deja de ver mi trasero, ¡pervertido! — grité antes de encerrarme en mi cuarto riendo a carcajadas.

El resto de la tarde paso tranquila, cenamos juntos en un cómodo silencio y luego me fui a la cama a descansar.

 

Al día siguiente me levanto con ganas de salir, me la he pasado muy aburrida aquí, pocos empleados vienen los domingos y si lo hace ya al medio día salen hacia sus casas, algunos viven aquí, bueno al menos la familia de señor Vladímir y algunas de las cocineras los demás viven en los alrededores.

Salgo a caminar por los jardines cuando escucho un ruido en las caballerizas, al acercarme veo a Pablo terminando su trabajo, él es un poco más joven que yo, pero es muy sexi y fuerte.

No puedo compararlo con Adiel, pero no quiero pasármela aquí sin tener sexo, ya son más de tres semanas de abstinencia, eso es demasiado para mí.

 

—Pablito, ¿cómo andas? —el chico me sonríe, sus dientes son perfectos en sí, es guapo aunque un poco joven y algo inocentón.

—Muy bien señorita Cloe, aquí ya casi terminando —expresa volviendo la atención a lo que tenía en sus manos.

 

—¿Qué opinas de salir tú yo solos al cine hoy? —me acerco y toco su hombro, el chico se incomoda y eso me parece extraño, pues lo he cachado mirándome cuando supone que nadie lo ve bueno, él no es el unico algunos más lo hacen pero él es el unico que lo hace de forma bonita y no como si me quisiera de almuerzo.

—Lo siento, se me es imposible, tengo cosas que hacer y debo ir a mi casa—musita mirándome por unos segundos.

 

—Pero explícame por qué no me puedes llevar al cine hoy es domingo y tienes el día libre —le digo, aunque este parece nervioso por el simple hecho de mi presencia.

 

—Ya le dije señorita, en cuanto termine me iré a la casa es mejor que usted…

 

—Dime la verdad, Adiel les prohibió que se me acercaran, pues siento que ustedes no me quieren cerca a veces ni me hablan —el término de recoger sus cosas sin responderme, ya me imaginaba que ese troglodita les prohibió acercarse y por eso nadie me habla más de lo necesario.

 

—Solamente le diré que regrese a la casa grande y nos evite problemas a los demás por…  —lo beso necesito sentir que lo del vaquero es solo atracción y besando a otro chico guapo sé que lo sacaré de mi cabeza.

 

—Ahora dime que no te gusto y me alejo —exprese, aunque la que no sintió nada fui yo.

 

—Mejor dígame usted, señorita, ¿le gusta más que los que les da el patrón? —me quedó con la boca abierta ante esa pregunta, no obstante no soy capaz de mentirle en su cara.

 

—Me imagino que tiene la respuesta —él se gira y vemos a Adiel parado en la entrada.

 

—Yo… yo…

 

—Tranquilo vete a tu casa y estudia mucho estas al final del trimestre —le dice y Pablito asiente saliendo casi que corriendo, ruedo los ojos, pues ya no me atrae, me gustan los hombres que no le temen a nada o nadie, ese aún toma teta.

Miro al vaquero, dispuesta a reclamarlo todo lo que sucede, detesto que los hombres en general declaran como de su propiedad a las mujeres.

 

—Quiero que dejes de estar diciendo que soy tuya porque no es…

 

Me toma de la nuca y me da un beso fuerte y rudo, el aire no entra con facilidad por mis pulmones, siento que me está castigando por besar al chico, aunque la realidad que para mí fue un simple intercambio de fluidos.

 

Lo comienzo a golpear queriendo separarme de su castigador y arrebatador beso, pero en un punto simplemente mi cuero me traiciona y me encuentro besándolo como si fuera el apocalipsis.

 

Sin darme cuenta y solo unos minutos más tarde estamos haciendo el amor sobre la comida de los caballos en uno de los establos.

 

Adiel es un hombre apasionado, no soy ninguna virgen inocente, he tenido mucho sexo con múltiples hombres y nunca sentí tanto con cada caricia o besos.

 

Mientras nos tocamos y besamos con intensidad, mi cabeza y corazón están hechas un lío total.

 

—Eres increíble mi fiera —susurra a mi oído mientras ambos culminamos el acto.

 

—Tú eres expetacular, todo un semental, solo espero que no tanto como tus caballos, pues no quiero quedar embarazada, es la primera vez que lo hago sin preservativo…

Comento, pues es la realidad, siempre he sido muy cuidadosa, más en este momento me deje llevar por el placer de seducción que él genera en mí.

 

—¿No usas nada? —me pregunta y niego.

 

—Siendo asi, tú decides si vamos la farmacia o que hacemos, nunca he estado en esta situacion y no sé qué hacer —expresa y me echo a reír, pues mi periodo acaba de pasar.

 

—Mi periodo se fue hace cuatro días, asi que tranquilo no estoy ovulando—comento y este me abraza asintiendo. Nos quedamos unos minutos en silencio disfrutando del calor del cuerpo ajeno.

Sentí también quedarnos asi, nunca experimente eso con nadie, mi primera vez fue en la universidad con un chico malo y fue muy rápido, luego de eso me di cuenta de que es mejor solo disfrutar.




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