Con los ojos cerrados trataba hacerle daño a la cosa que intentaba lastimarme; gritaba, pedía ayuda, me defendía y gritaba otra vez.
Mi desesperación aumentó cuando sentí que la cosa me sujetaba por las muñecas, impidiendo así que pudiera defenderme.
No iba a soltarme. Sentí en ese momento que podía morir.
ㅡ ¡DESPIERTA YA!
Abrí los ojos de golpe.
A pesar de la oscuridad que había en mi habitación, logré vislumbrar a Hunter; él estaba sentado a horcajadas sobre mí, mientras sujetaba mis muñecas apoyadas en la cabecera de la cama y sus ojos, que estaban rojos, brillaban y me observaban con una fijación espeluznante.
ㅡ ¿Qué haces? ㅡ Mi voz se oyó ronca, como si aquellos gritos del mal sueño hubieran sido reales.
Él no dijo nada. No apartó su mirada carmesí y tampoco liberó mis muñecas. Parecía una estatua.
Intenté zafarme. A duras penas conseguí liberar una de mis muñecas y haciendo mucho esfuerzo por alcanzar la lamparita de la mesa de noche, encendí la pequeña luz para iluminar mi cuarto.
Fijando por azar mi vista en dirección a la puerta de entrada, vi que estaba abierta y que a medio entrar venía mi padre corriendo, de hecho, su mano aún seguía puesta sobre el pomo de la puerta, pero no se movía, estaba congelado, tal como una estatua, así como se encontraba Hunter sobre mí.
De improvisto, el peso del cuerpo de Hunter me cayó encima, pero ahora lo sentí moverse y aprovechando eso, le quité de sobre mí y rápidamente me puse en pie, posicionándome por delante de mi padre.
ㅡ Oh, mierda... ㅡ Escuché a Hunter maldecir. Al parecer estaba acomodándose la ropa, lucía bastante incómodo y estaba rígido.
De pronto, su mirada calló en mí como una bala y a pasos rápidos y bruscos, se acercó hasta mí.
ㅡ ¡NO ME TOQUES! ㅡ Grité.
Sus ojos seguían rojos y la manera en que venía caminando hacia mí, me dieron una mala impresión de sus intenciones.
ㅡ Abby, soy yo. Tranquila ㅡ Se acercó de nuevo, pero esta vez con calma. No me inmuté, pero tampoco me acerqué demasiado.
ㅡ Tus ojos... ㅡ Dije mirándolo fijamente. Él me observó incrédulo, tardando unos segundos en caer en cuenta a lo que me refería.
ㅡ Lo sé; están rojos. ㅡ Habló desganado ㅡ Pero no es porque tenga planeado morderte, me quedaron así ya que... ㅡ Suspiró ㅡ Mira, sé que se te hará extraño, pero me asusté mucho cuando espesaste con los gritos, me imaginé lo peor en lugar de asimilarlo a una simple pesadilla, así que entré en tu sueño, pero despertaste de forma tan abrupta que tuve problemas para salir. Quedan rojos cada que intento usar mis poderes... no domino esto bien, así que tendré este aspecto por unas cuantas horas... Después de todo, es lo que soy, ¿no? ; Un Vampiro.
No pude evitar mirar a sus colmillos que se hacían ahora demasiado notorios a medida hablaba. Me estremecí un poco, al recordar lo mucho que dolía cuando me mordía.
ㅡ Te estoy diciendo la verdad, Abby. No voy a hacerte daño.
ㅡ Vale... te creo. ㅡ Mi voz seguía medio ronca todavía, entonces, aclaré un poco mi garganta. ㅡ Sólo fue la impresión, es todo.
ㅡ No. No me crees ㅡ Él bufó ㅡ O al menos me das esa impresión... Desde que te dije que quería estar contigo has estado rara, dime acaso... ¿Es que te has arrepentido?
Me sentí medio abrumada cuando le oí decir eso. No quería responder que "sí" porque claramente estaría mintiendo, pero por alguna razón, o más bien "por mi estúpido orgullo", que por cierto era del porte de un maní, decidí no responder.
ㅡ Abby, no te voy a obligar a que estés conmigo si realmente no quieres ㅡ Habló él con calma, demasiada calma, a decir verdad. Eso me sorprendió. ㅡ Quizás me apresuré con esto, después de todo puede que para ti sólo haya sido una confusión.
¿Una confusión? ¿Es que es idiota acaso? Ya me he humillado lo suficiente como para saber claramente que lo que siento, no es para nada una confusión.
ㅡ Abby, no eres muda, por favor dime algo...
Quedé embelesada mirando el aspecto actual de Hunter; Ojos carmesí, dientes blanquísimos y esos colmillos que eran demasiado notorios. Esas características perturbadoras contrastaban con su apariencia que en ese momento me pareció pura.
Recordé entonces mi conversación con Kutcher, y teniendo a Hunter frente a mí, pude darme cuenta de que no parecía capaz de hacerme daño, aunque la idea de Adam me había venido como balde de agua fría yo no podía creer que el chico frente a mí, planeará hacer algo semejante.
Así que, no me importó lo ilusa que pudiera parecer; yo no iba a creer a ciegas en lo que me había dicho Adam. Hunter se había ganado una parte de mí y al menos primero le daría la oportunidad para que me confirmara que tan reales eran sus sentimientos, antes de juzgarlo. Entonces, luego de tenerlo todo claro, vería qué hacer.