Pacto de Sangre

Encuentro ~ Incontro

Un encuentro bastante esperado, Gabriela se hallaba tomando una nota mientras su mente divagaba en futuros planes, reuniéndose con antelación a cada decisión a tomar para sorprenderla.

“Aah, y pensar que tan solo quería entretenerla... Creo que nunca imagine caer en sus manos.”

—Pensé que solo charlaríamos un rato... —dice una voz a sus espaldas.

Saliendo de entre un farol cuya visión no alcanzaba, sigilosamente la tomo por sorpresa para gastarle una broma, y tomarla en el acto de sus planes.

—Me imagine que no te conformarías con tan poco —su voz era baja y insinuante mientras le hablaba al oído—, ¿Qué haces?

—Oye, no me asustes así —respiró mientras intentaba voltear—. Tan solo quería que hiciéramos algo juntas, Karin.

La joven chica que acababa de aparecer al pie de la luz del farol era de piel pálida, casi como un occidental de largos cabellos negros matizados con rojo en sus puntas, mientras que Gabriela poseía una tupida melena más clara y lisa. Dejando las sorpresas de lado, se limitaron a sentarse una al lado de la otra en la banqueta acordando su salida y tiempo.

—Si dices de ir a ese parque, no tengo ningún problema, pero... ¿No sería mejor si vamos a mi casa?

“Me imagine que diría eso, después de todo no se siente cómoda con tanta gente alborotada alrededor.”

—Si fuéramos a tu casa no podríamos montar en las atracciones ¿No crees?

—Bueno, sí pero... —casi como si lo hubiera incitado desde el principio—. Entonces, al menos pasa la noche en mi casa, así podremos quedar hasta tarde.

“Justamente como lo presagié," ella misma lo había recomendado. "¿Cómo no hacerlo, luego de estar varios días sin su compañía?”

—Pues bien, entonces quedemos así, pero solo si controlas tu incomodidad, ¿Bien?

—Umm —la mayor pareció pensarselo—, está bien, lo haré si lo pides"

—¡Perfecto! Entonces nos veremos ese día. Y será mejor que me vaya, sino quiero que mi teléfono se rompa por las llamadas de mi hermano.

Con cierto tono de broma, ambas rieron mientras sus rostros se acercaban, llevando sus frentes y manos tan cerca las una a la otra, sus labios lentamente se tocaron, con un tenue roce en sus puntas, Karin toco su mejilla al paso que se levantaban sin ganas, casi como si se lo obligaran y no por iniciativa.

—Yo también debo irme, pero al menos no sin esto —tomó el papel que Gabriela guardó en su mano oculta a la vista.

“No pensaba que de verdad lo tomaría, como si hubiera visto donde lo coloque antes de que llegará.”

—¡Ah! ¿Cómo lo has...?

Lanzó una carcajada

—Te recuerdo que tengo mejor oído que cualquiera, mi traviesa Gaby.

Aunque Gabriela la miró un poco confundida, lo reconoció —Sin eso no lo hubieras sabido, además, pensaba devolvértelo.

—De eso no estoy tan segura  —acercándose aun mas a ella y comenzó a andar—. Vamos, te llevare a casa.

 

                                                                                               °  °  °

Las estaciones cambian, pero algo que no varía era el calor del verano en Righon, siempre caliente en el día y sus temperatura bajaba un poco en las noches, una ciudad con un tono opaco en sus residencias Occidentales, pero llena de vida en sus jóvenes.

Karin andaba ya a su lugar propuesto cuando escucha las voces familiares de Gabriela y su hermano en la entrada del centro de compras, preguntándose la razón por la que discutían. Alzó la mano para saludar al joven quien tenía apariencia mayor a ella, grandes ojos marrones oscuro y piel bronceada, quien le devolvió el saludo con un beso en la mejilla derecha al acercarse.

“Efectivamente, Axel o tiene cierto complejo de hermana o interés en todas sus amigas.” —pensó sonriente la chica.

—Ya podemos irnos. ¡Axel, no necesitas acompañarnos!

—¿Karin, puedes asegurarte de que avise cuando lleguen a casa?

—Puedes estar seguro de eso. Ya deja de sobreprotegerla, hermanito —amedrentó en tonó burlón.

Axel, siendo el mayor y único hermano de Gabriela, a pesar de lo apuesto que es y su popularidad con las mujeres cuando estaba en la facultad, la costumbre de sobrecoger a su hermana, muy habitual, pero incluso así, había algo en la manera en la que siempre miró a su querida amiga, que la hacía desconfiar de él.

—A veces pienso que quiere ligar contigo y me usa de excusa.... ¿Olvida que tengo 19?

—Vamos, no es como si yo atrajera chicos, y menos a tu hermano.



#4430 en Novela contemporánea
#12886 en Thriller
#5282 en Suspenso

En el texto hay: misterio, drama, romántica

Editado: 28.02.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.