Pacto Final (libro 3) [terminado]

Capítulo 18

Las voces que se escuchan a través de la bruma se mezclan y con cada segundo el sonido se hace más fuerte y claro. Discuten.

Soy consciente de mí cuerpo y del frío que me envuelve como una manta. Mis dedos se sienten entumecidos y poco a poco, con dificultad, logro abrir mis ojos empujando contra mis párpados que se sienten pesados, como si estuvieran pegados.

La luz me ciega por un momento y luego todo a mí alrededor va tomando forma. Siluetas de apresuran a mí lado y sus rostros se ven un poco borrosos, pero reconocería sus voces a kilómetros.

   - ¡Oh dios mio, Emma, estás bien! - mí madre chilla y llora al mismo tiempo

Quiero alcanzarla para tranquilizarla pero no puedo moverme.

   - No te esfuerces, cariño. Tienes que descansar. - mí padre habla y aunque su voz es suave, también percibo el temblor en ella.

Mí mente está confundida, no entiendo nada. Pero tampoco logro abrir la boca para hablar.

La negrura se trasforma en flashes de los eventos. Entonces lo recuerdo: Los Mayores. La cueva. Los cálidos brazos de Lucifer. Su sangre en mis manos.

Rápidamente busco dentro de mi. Nada. Mi poder esta en silencio...y el vinculo ha desaparecido. Me sacudo de manera involuntaria, demasiado conmocionada como para aceptar lo que esto significa. Necesito levantarme.

Mi padre parece leer mis pensamientos, porque me ayuda a sentarme. Algo frio rebota en mi pecho y cuando bajo la vista me encuentro con un collar colgando alrededor de mi cuello, con una hermosa y brillante piedra roja. La toco con la punta de mis dedos y puedo jugar que emite unos pequeños zumbidos. Dejo caer mi mano.

Trago saliva. Realmente no se que decir. No creo poder siquiera pronunciar las palabras. Pero lo intento.

-¿Esta él... - no puedo terminar la frase

Mantengo mi vista en un lugar del suave acolchado blanco, esperando.

- Si. - mi padre se aclara la voz - Lucifer ha muerto, Emma.

Lo sabia. Pero escucharlo es como un golpe. Estábamos conectados y de pronto él se ha ido. Es un vacío diferente, no puedo decidir si bueno o malo.

- ¿Por qué no estoy muerta? - pregunto lentamente. Recuerdo haber dejado de sentir todo. Recuerdo la negrura tragarme poor completo. Me sentí morir.

Mi madre agarra mi mano y la aprieta. Levanto la cabeza y me topo con sus ojos humedecidos.

- Él te libero, Emma. Él te... - sacude la cabeza y veo cierta gratitud y desconcierto en su mirada. - Corto el vinculo antes de morir.

Estoy pasmada. ¿Por qué lo haría?

- Nosotros nos preguntamos lo mismo- mi padre ve la pregunta en mis ojos y se sienta en la punta de la cama. - Todo fue una trampa. No había ejercito. No había nada esperando allí, solo ellos.

- Alguien les aviso. - aprieto las manos en puños esperando ese estallido de energía, pero no llega. Pestañeo y miro extrañada mis manos.

- Así es. Uriel esta furioso. No querrás verlo así. - mi madre hace una mueca y me observa atentamente. - El collar que llevas suprime tus poderes, Emma. Es la piedra que estaba en la espada de Lucifer al caer. La única tan poderosa como para suprimir el poder demoniaco que llevas. - me da una mirada triste. - Tuvimos que ponértelo. Sin el vinculo, te volviste inestable.

Asiento. Entiendo. Realmente entiendo. Pero se siente tan raro. Ya no tener el poder de proteger a los que amo contra Los Mayores...

Me paralizo completamente y cierro los ojos, dándome cuenta de otra cosa. Otro golpe tras golpe. Lucifer era el único que sabia como detenerlos. Él estuvo a punto de decirlo. Quiero creer que estuvimos cerca, pero no creo que alguna vez hayamos tenido una oportunidad.

- ¿Ahora qué? - no puedo contener la rabia en mi voz. Todo esto. Todo esto es un juego para ellos. Malditos demonios.

- Absorbieron a Gabriel, Emma. Uriel convoco a un reunion de emergencia con el Creador. Es el único que puede salvarnos...

Asiento. No hace falta que diga mas. Solicitar la ayuda de Dios es el ultimo recurso.

- ¿Cómo están lo demás? - pregunto, encontrando raro el hecho de no ver a Violet, Dante o Sitael en la habitación.

- Alterados. Preocupados por ti. Tuvimos que arrastrarlos fuera de la habitación, les prometimos que les avisaríamos en cuanto despertaras. - pone una mano en mi mejilla y me mira con cautela - Orion - mi respiración se corta - Él ha estado ayudando a Uriel. El verte así no debe ser fácil para él, Emma, pera ya tendrán tiempo de hablar.

Frunzo el ceño. Mi madre acaba de decirme de una manera muy sutil que Orion no se atrevió ni a aparecer por la puerta para ver como estaba. Mi corazón duele. Mis ojos arden, pero no voy a derramar ni una lagrima. Oh, por supuesto que hablare con él, si es que llego a soltar una palabra antes de golpearlo primero.

- Estoy bien. - les digo a los dos. Me siento estupendo de hecho, a cada segundo recupero mas fuerza.

Mi madre asiente

- De acuerdo, te creo, pero quédate aquí. Últimamente los ángeles han estado muy paranoicos con la muerte de Lucifer y especulan cosas... - aprieta los labios molesta. - No quisiera ponerme a corregir algunas bocas tan temprano. Nosotros buscaremos a los chicos.

Suspiro.

- Muy bien.

Ella me da un rápido pero cálido abrazo, mi padre un beso en la frente y ambos se van.

Me paso una mano por la cara y sin perder tiempo me levanto y voy al armario a vestirme con lo primero que encuentro: Una calza negra y una camisa roja. Tambien encuentro las zapatillas a un lado y me las pongo.

Cuando estoy atando los cordones una nube negra entra a la habitación haciéndome sobresaltar. Me hecho hacia atrás, consciente de que mi energía suprimida, pero luego tengo la vaga esperanza de que sea Orion. Esperanza que se esfuma cuando Beleth se materializa frente a la cama.

- Ya era hora bella durmiente. - pone los ojos en blanco y se sienta en el colchón.



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En el texto hay: demonios y angeles, guerra, chica hibrido

Editado: 30.03.2020

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