Después de pasar tanto tiempo entre ángeles, conociendo sus costumbres y sus formas de vida tan pulcras y rectas, esperaba que sus cárceles fueran un reflejo, pero me equivoque completamente. La prisión celestial es un lugar sacado de la peor pesadilla de un cinéfilo del terror.
Orión agarra mi mano mientras avanzamos por la negrura del pasillo penosamente alumbrado por el fuego de una antorcha en una esquina. Las paredes parecen brillar con algún tipo de sustancia viscosa y el olor...tengo que cubrirme la nariz cuando se me hace imposible ignorarlo. Es fétido y muerto. Sé que con mis nuevos sentidos soy capaz de percibir mucho más y desafortunadamente esto se siente como un golpe a todos ellos.
-¿Cómo puedes resistirlo? - le pregunto a Orión a través de mi mano.
Realmente puedo percibir su ceja arqueada
- Siglos en el infierno. - dice y ríe cuando suelto una palabrota. - Solo serán unos minutos. Te recuerdo que nadie te obligo a venir aquí.
Me sacudo y libero mi mano, intentando filtrar el hedor.
- Lo sé. - aprieto su mano - Pero yo quise venir. No voy a dejarte.
- Sé que no lo harás, Emma. - Orión besa mi mano tiernamente y seguimos adelante.
Solo unos cuantos pasos más adelante él se pone tenso, como si percibiera algo que yo no. Pero sé exactamente lo que es.
- ¿Está cerca?
- Si. - su voz es ronca y distraída
Una figura aparece al lado de una puerta de hierro. Aaron nos saluda con la cabeza. Él ha estado todo este tiempo cuidando al hermano gemelo de Orión, se ofreció de guardia para que podamos tener la reunión sin problemas.
-Que bueno que aparecieron. - se frota la nuca y parece verdaderamente cansado
- Gracias, Aaron. Ve a descansar, seguramente allí te explicaran todo. - le sonrió y sus ojos azules brillan. Asiente y se va silenciosamente por el pasillo.
Me concentro en mi demonio, que tiene su mirada roja en algún punto de la puerta, como si intentara atravesar. Trago saliva, estando de repente nerviosa.
Desde que Orión supo que Kelen estaba aquí, quiso verlo y nadie se opuso y por supuesto que yo iría con él. Pero ahora...no se qué esperar de este encuentro o si fue buena idea. Me recuerdo que hasta que el ritual no sea completado, sigo usando el collar. lo cual significa que estoy completamente despojada de mis poderes y a su vez significa que soy un estorbo fácil de mover ante la fuerza demoníaca de Orion en cualquier caso de querer hacer algo contra Kelen. Pero soy optimista y todavía tengo mis movimientos karatekas y mi velocidad.
Doy un paso para abrir la puerta, pero Orión se adelante y de un solo y poderoso empuje, logra abrir la puerta que se queja ruidosamente haciendo eco por el pasillo.
- Emma, quedate detrás de mi. - Orión me taladra con los ojos y quiero recordarle que Kelen tiene esposas que le cancelan cualquier tipo de poder, dejándolo como un simple demonio, pero me callo y asiento, lo último que necesita es preocuparse por mi, cuando tiene a su hermano culpable de múltiples horrores frente a él. Sí, definitivamente va a ser un encuentro familiar raro.
Al entrar lo primero que veo noto es una figura encadenada a la pared. El fuego de las antorchas dentro del cuarto se refleja en el ojo negro de Kelen, que nos mira fijamente mientras entramos.
Tengo que reprimir un escalofrío por el parecido con Orión, pero a la vez, su esencia ahora es más podrida y corrupta. No puedo creer no haberme dado cuenta. Que idiota fui. Me abrazo a mi misma mientras observo como Orión avanza lentamente a Kelem, parece un depredador acechando a su presa. Ambos se observan y de pronto Kelen suelta una carcajada que me hace sobresaltar.
- Hola, hermanito. - chasquea la lengua - Me siento un tanto honrado de tu presencia... -su mirada se desplaza hacia mi. - Y por supuesto de la...
Orión gruñe en voz alta.
- Solo conmigo.
Kelen sonríe de lado
- Por supuesto. - se pone serio - ¿Qué quieres?
Wow. Eso si es bipolaridad. Pero me intriga, también, la respuesta de mi demonio.
- Sé que tienes alguna forma de comunicarte con ellos. - se cruza de brazos - Me la darás.
Kelen ríe pero no dice nada y por fin entiendo lo que quiere hacer. Kelen debió haber tenido una manera de estar en contacto con Los Mayores y si logramos acceder a ello...las cosas podrían ser mas sencillas.
Orión avanza y el fuego tiembla, la habitación se encoge, el aire es denso y sé que solo está comenzando.
- Por ser mi hermano tendrás ciertos privilegios - su voz es oscura - La tortura...
- Te lo diré. - suelta Kelen de repente. Su tono es aburrido - Solo necesitas mi sangre y ya sabes que hacer.
Me quedo boquiabierta ¿Listo? ¿Tan fácil fue sacarle información? Frunzo el ceño, esto tiene que ser una trampa...una mentira o burla, pero Orión lejos de enfadarse permanece extrañamente en silencio.
-¿Porque? - Kelen bufa - He pasado los últimos quinientos años en reclusión, aislado y torturado dia tras dia. Cuando logré salir...solo quería un poco de diversión. - se encoge de hombros - Liberar a los idiotas esos y decirles un par de palabras fue suficiente, claro que la locura ya los estaba consumiendo. - ladea la cabeza - Lucifer merecía un castigo. Lo obtuvo. Y tú, Orión... - su sonrisa es casi amable, afectuosa. - Lo obtendrás cuando ella muera.
Mi respiración se corta y Orión se paraliza. Definitivamente no fue tan idiota de decir eso...
- Vamos. - agarro el brazo de Orión y lo empujo hasta la puerta, me deja arrastrarlo ya sea porque no quiere lastimarme o está completamente concentrado en no matar a Kelen.
Creo que eso no duró ni cinco minutos, pero al menos creo que obtuvimos algo.
Orión se mantiene en silencio mientras volvemos. En el camino nos topamos con un ángel que supongo es el reemplazo de Aarón para hacer guardia. Sus ojos nos taladran pero no se detiene ni dice nada, por su propio bien.