Pacto Final (libro 3) [terminado]

Capitulo 22 (Final)

     25 años después....

El viento se desliza por mis plumas, mis cabellos bailan sobre mí espalda, mí cuerpo se siente liviano y cierro los ojos por esta sensación que cada día amo más. Volar es solo una de las mejores partes del día.

No me tardo mucho en llegar a casa. Cuando aterrizó sobre mis pies me tomo un momento para contemplar como el sol se refleja en el lago y las ondas forman aros de fuego. El bosque mágico se encuentra del otro lado y siento como su magia se filtra por mí piel, como si supiera que estoy aquí.

Camino por el pasto verde hasta la casa que Orión y yo hemos construido hace años junto al lago. Quizá exageramos, pero ambos queríamos algo grande y espacioso. Nos dimos cuenta tarde que era demasiado para los dos, demasiadas habitaciónes.

Claro que no duro mucho el tiempo de ser dos.

Antes de que pueda llegar a la entrada percibo algo volando en mí dirección sin control. Me doy vuelta y abriendo mis brazos atajo al pequeño descontrolado.

París grita de felicidad y sus pequeños brazos se cierran a mí alrededor. Sus alas negras tardan un poco en calmarse.

    - Hola, hermoso. ¿Cómo van esos movimientos? - beso su cachete redondo

  - Bien, mami pero Aarón no me deja trepar a los árboles. - su ceño se frunce y se cruza los brazos.

Es una cosita tan preciosa pero a veces puede ser terco. Me recuerda muy bien a alguien...

   - Tu hermano solo quiere cuidarte. Sabes que él tiene más experiencia en vuelo. - lo miro levantando una ceja - Además ¿Crees que mamá aprendió subiendo de árboles?

El ladea la cabeza

   - ¿Lo hiciste?

Sacudo la cabeza

   - Nop. Yo solita, con un poquito de ayuda de tu tío Sitael. Practique y practique hasta que se volvió tan común como respirar. Solo debes ser paciente, cariño.

París bufa pero asiente a regañadientes. Sonrió y a lo lejos veo dos figuras acercarse volando.

   - ¡Por fin! - Mara se acerca echando humos por la cabeza. Sus alas blancas se revuelven furiosas reflejo de sus sentimientos. - Quiero ir a volar sola, pero Aaron insiste en que debe ir conmigo. - gruñe y sus cabellos rojos se revuelven un poco - ¿Puedes decirle algo? Necesito espacio.

  Levanto las cejas. Vaya, ha comenzado la independencia.

    - ¿Es lo primero que me dirás después de un día fuera? - le pregunto curiosa

Ella se cruza de brazos y mira al piso mientras hace círculos con la punta de su pie. Después de un segundo corre hacia mí y me abraza fuerte envolviendo sus alas.

   - Te extrañe mucho, mami. Ser la única chica es bastante duro.

Me atracando con una carcajada y me agachó para besarla. Ahí está esa dependencia.

  - Lo es. Pero somos un equipo.- le guiño un ojo

Ella sonríe radiante.

Me vuelvo a mirar a la fuente de las fichas quejas. Aarón me devuelve la mirada y suspira, sus ojos rojos brillan un poco.

   - Sabes que te eche de menos. - sus mejillas se colorean y baja la vista para intentar ocultarlo, pero detrás de él sus particulares alas negras con puntas blancas, se agitan como si fueran tímidas.

Sonrió por su comentario. Sé que le cuesta un poco expresarse pero me alegra que pueda lograrlo conmigo. No puedo presionarlo para que me diga lo que pasa por si mente, solo esperar y hacerle saber que estoy para él. Y su padre también. Siempre. Para los tres.

   - Yo los eche de menos también. Estuve todo el día pensando en ustedes. Quizá más tarde vengan la tía Violet y los chicos a pasar el día

Todos aplauden entusiastas

   - ¿El tío Dante y Sitael van a venir? - pregunta Mara con los ojos brillosos

Dante y Sitael los han estado ayudando con los poderes. Cómo tutores. Claro que la mayor parte se trabaja en casa.

   - Por supuesto, linda ¿Quieres ir a avisarles? - le digo - Diles que no tienen muchas opciones.

Ella ríe y de un salto está volando hacia el otro lado del lago. Olvidé mencionar que efectivamente Dante y Sitael son nuestros vecinos. Tal cual lo planeamos hace mucho tiempo...

   - ¿Papá está dentro?

La voz profunda de mí demonio llega desde detrás

   - Papá te estuvo esperando

Me doy la vuelta y lo veo sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados y media sonrisa en su rostro. Inmediatamente todo mí ser se enciende y brilla con su presencia. No hay palabras entre nosotros, solo una mirada basta para saberlo todo. No sé cuánto tiempo nos quedamos viendo pero París comienza a protestar.

Lo bajo y junto a Aarón entramos a la casa.  Los niños pasan y Orión pasa un brazo por mí cintura estrechandome contra su pecho. Envuelvo mis brazos en si cuello y respiro su aroma, él hace lo mismo y mí corazón danza a su ritmo, feliz.

   -¿Cómo estuvo esa reunión?

Suspiró

   - Un tanto acalorada. Uriel está de acuerdo con poner más escuelas para híbridos pero hay algunos del círculo que todavía tiene dudas. - pongo una mano sobre su mejilla y sonrió - Pero está bien, solo necesitan un empujón más.

Ser intermediaria con el cielo no es fácil. Desde que el cielo y el infierno decidieron abrir sus puertas, han surgido más y más compañeros de ambas especies y a su vez, hijos híbridos. Se me había ocurrido poner escuelas para todos ellos, para enseñarles a usar sus poderes, aprender de las dos especies y hacerles saber que no están solos. Pero como dije, va a llevar un tiempo.

Los ojos de Orión brillan y me besa. El tipo de beso que hace que todo desaparezca.

   - ¡DESAGRADABLE! - grita Aarón - ¡MIS OJOS!

Orión ruge una carcajada y yo río  separándome de él. Levanto las manos y me vuelvo hacía Aarón que tiene los ojos tapados.

   - Ya está, chico. Tranquilooo

Él sacude la cabeza pero veo una pequeña sonrisa.

Caminamos hacía la sala y allí me tiró sobre el sofá. París se sienta sobre mí y Orión a mí lado. Apoyo la cabeza en su hombro y cierro los ojos.



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En el texto hay: demonios y angeles, guerra, chica hibrido

Editado: 30.03.2020

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