Había olvidado que todavía sigo de la mano de Lucifer. Y su apretón es lo único que me impide correr hacia mi amiga, tirada en el suelo.
Dante se apresura hacia Violet y la levanta con facilidad. Pero no reacciona. Me pongo tensa.
- Estara bien. - dice Dante y yo suspiro aliviada.
De un tirón me suelto de la mano de Lucifer. Mi madre tiene lágrimas en los ojos y hace un amague a acercarse, pero Miguel la detiene. Él tiene la mirada puesta en Lucifer. Todos lo hacen.
-Alejate de él, Emma. - dice mi padre y se levanta de la silla, detrás del escritorio en el que está lentamente, con la clara intención de ataca.
Levantó la mano, deteniendolo en su lugar. Trago saliva, pensando muy bien mis palabras.
-No se preocupen. - digo mirándolos. - Lucifer está de nuestro lado. Nos ayudará.
- ¿Comos puedes saberlo? - Sitael gruñe y da un paso adelante. Esta furioso. - Él te secuestro. Te obligo a realizar el vinculo. Te mantuvo lejos dos meses... - sus puños se aprietan y escucho cómo sus huesos crujen. - No dejare que te lleve de nuevo, Emma. Falle antes, pero esta vez no lo haré. - puedo ver su instinto de ángel protector sale a la luz, dispuesto a no dejarme ir. - Y si tengo que...
Lucifer suelta sonora carcajada, interrumpiendolo. Lo fulmino con la mirada "Vaya manera de controlar la situación" Luego tragó saliva "¿Dos meses?"
-Creeme niño, lo único que quiero es largarme de aquí y llevarla conmigo. - se encoge de hombros - Tal vez matar a unos cuantos de ustedes. - le gruño y me sonríe perversamente - Pero mi esposa tiene razón. Estoy de su lado. Y les doy mi palabra de ayudalos. - pone un puño en su pecho y se inclina brevemente, pero no demasiado.
Todos se ponen tensos ante la palabra Esposa, incluyendome. Es obvio que lo menciona porque disfruta con toda esta situación, porque era totalmente innecesario que lo dijera. Pero por lo menos Sitael no se lanza sobre él, como si las palabras de Lucifer fueran un calmante, pero aun así nadie se tranquiliza y me doy cuenta que el problema y tensión recaen en la posibilidad de que Lucifer me lleve de vuelta, así que me hago a un lado, poniéndome en medio de todos. Y aunque solo tengo ganas de correr hacia mis amigos y mis padres, mi instinto me dice que es mejor no tentar mi suerte.
- Él es el único que sabe como destruir a Los Mayores. - digo simplemente.
Todos se calman y observan más discretamente a Lucifer, por que tanto ellos como yo, sabemos que no hay otra cosa que podamos hacer. Confiar en él es lo único que nos queda. Y el que haya venido hasta aquí y haya decidido traerme a casa, muestra su verdad. Aunque sea por mi parte, lo creo así. Y cuando estoy por hablar, lo siento. Algo que toca mi corazón y hace que mi alma se enloquezca. Me estremezco de puro placer al sentirlo. Orion está cerca. Miro para todos lados, deseando verlo, besarlo y beber de todo él. Y en el fondo, casi opacado, siento que Lucifer está molesto, pero no le presto atención. Porque por primera vez, no me importa nada mas.
Me doy la vuelta justo cuando una negra comienza a surgir a unos metros de mi. Y mi respiración se acelera cuando unos ojos rojos aparecen de entre la oscuridad, como dos faroles. Y detrás de Orion, Badduel se cruza de brazos, mirándome abiertamente, casi con aprobación. Pero es el demonio que ahora me mira, devorándome con la mirada, lo único que yo puedo ver. Su cabello creció multicolor hasta sus hombros, hay sombras debajo de sus ojos y la sombra de barba creciendo. LLeva una camisa negra y jeans desgastados y sus cuernos aparecen en su cabeza, negros y grandes. Y aun así belleza y salvajismo me deja anonadada y me quedo como idiota mirándolo, creyendo que se trata solo de un espejismo. Y mi energía sale por sí sola, como si lo hubiese extrañado de igual manera. Las cosa tiemblan y mis cabellos flotan. Porque soy incapaz de controlar esto que me produce la persona que amo con todo mi ser. Mi compañero. Mi futuro. En su mirada lo veo, la tristeza, el anhelo, el deseo y el amor que lo azotan. Y nada nos frena mientras avanzamos para unirnos y su nube negra se une a mi energia, complementandose. Y cuando alzo la mano y toco la suya, una corriente familiar y deliciosa me hace cerrar los ojos y dejar que mis lágrimas caigan por mi mejilla. Cuando los vuelvo a abrir lo veo estremecerse por mi presencia, mientras sus ojos no parpadean, como si no creyera que todo esto es real y fuese solo un sueño. Con la otra mano toco su mejilla y él me apoya una mano en mi espalda baja, acercándome a su pecho, escondiendo su rostro en mi cuello mientras me respira y me aprieta con fuerza.
- Emma. - su voz es ronca y se quiebra, como si el pronunciar mi nombre lo destrozara. Mi corazon se parte al verlo así y lo abrazo con toda la fuerza que tengo. Me acerco a su oído.
- Soy yo, demonio. - las lágrimas siguen cayendo y mi voz es un sollozo apenas entendible. -No me iré a ninguna parte. - él se levanta y me mira y la mirada que me da no es nada que pueda explicar. Solo sé que se quedará ardiendo en mi alma por siempre. - Te amo. - le susurro.