Sin darse cuenta el tiempo pasó volando, siendo el día que tendrían que elegir qué carrera querían. Ese sería su último año y después ingresaría a la Universidad, una decisión muy difícil para Eloísa, no sabía si quería ser arquitecta, química, ingeniera o psicóloga. Mientras que para Manuel fue algo muy sencillo el quería ser historiador.
Le comento a Liz sobre si problema de elección de carrera, pero ella no era de mucha ayuda “elige lo que más te guste” era lo que siempre decía. Paseando por el colegio encontró un cartel para la aplicación de examen de aptitudes.
-Esa es una buena idea- No era necesario para voltear, conocía esa voz a la perfección.- ¿Quieres que te acompañe?
-Sí, espero que ellos me puedan dar mejor una idea.- Le tomo una foto al cartel para ver donde era la aplicación del examen.
Decidieron ir una vez que terminarán las clases y solicitarían la calificaciones. La sorpresa se llevaron cuando el resultado le indicaba que sería buena administradora y más por que era un gran problema en las matemáticas. Intento en diferentes días el examen y siempre salía algo relacionado a la administración.
-Elige las materias para administración, en todo caso que no te guste no elijas esa carrera y ya. Solo tendrás los conocimientos necesarios y esos no hacen mal.- Le decía mientras le pasaba el brazo por los hombros y la instaba a caminar a Servicios Escolares para poder ingresar el horario que él había realizado.
Sin más decidió por las materias para administración. Ese año sería el último y como sus carreras no iban a fin, no les tocaba las clases en el mismo salon. Ese año conoció a más gente pero sin importar nada de eso ellos seguían teniendo esa comunicación buscaban cualquier momento para poder estar juntos.
Ahora tenían de más cosas para hablar, sus compañeros, los maestros y sus experiencias. Manuel siempre estuvo ahí para Eloisa, impulsar para que no se diera por vencida. Cada día era más pesado se acercaba el fin del curso. Es cuando se dío cuenta que pronto se separarían definitivamente. Ya no lo vería por los pasillos o en otro lado de las instalaciones.
Manuel tambien cambio, su familia se lo repitió en una ocasión. Era más sociable, más risueño empezó a vivir la vida como le decían sus abuelos.Cuando escuchó analizó eso y se dio cuenta que la persona que había obrado para ese cambio positivo era su gran Eloisa. Su amiga que pronto se separarían por sus carreras. Cada uno pensaba eso que ya no sería lo mismo, ya no se verían como antes. Entrarían a una buena etapa. Eso se repetían.
Ese día llegó, el último día en la escuela y las cartas de aceptación habían llegado. El fue aceptado en la Facultad de Ingeniería, quería ser ingeniero civil y ella en la Facultad de Administración. Se prometieron que se verían una vez al mes como mínimo pero mantendrían contacto siempre.
A pesar de que los profesores les mencionaba como sería a partir de ahora sus vidas, pensaban ellos que exageraba. Pero no era nada comparado como se lo dijeron. Cada día era más trabajo y por más que se organizaron por distintas cuestiones no se podían ver. Solo desayunos rápidos o una llamada ocasional.
Cuando por fin se acercaron los finales y ambos exentaron la mayoría de sus materias decidieron verse. Ese mismo sábado a medio día sería la cita y por supuesto ir al Museo del Carmen. Siempre elegían lugares cercanos a parques, esa costumbre no la podían romper. Después de una buena comida, una caminata por los alrededores acompañados por un café o un helado. No era necesario decir más.
El anhelado día llegó, amaneciendo con una brisa fresca que pronosticaba lluvia pero eso era el clima predilecto para sus salidas. Por extraña razón había tráfico, algo inusual por que era antes de medio día.
-“Voy tarde, hay mucho tráfico. Llegó a más tardar en 20 min” - Eloisa optó por mandar un mensaje, por que no veía que avanzaba. El destino no estaba de acuerdo con ella por que siempre que intentaba llegar antes que él nunca lo pudo hacer. Recordó la primera vez que se citaron en la entrada de la biblioteca.
Por fín estaba llegando. Lo vio parado afuera del Museo escuchando música como siempre. Se detuvo para observarlo, sintió una emoción que no quiso ponerle nombre. Ordenó a sus pies caminar. Cada paso que daba iba formando una amplia sonrisa, como si sintiera su mirada alzó la vista hacia donde ella estaba, brindando una mirada y sonrisa que sabía que solo eran para ella.