-Hola, buenos días. Que tengan bonito día- con una adorable sonrisa saludaba a los que se encontraba mientras se dirigía a su oficina.
El día de ayer con todos las emociones no pudo comunicarse con Manuel. Pero no podía más, tenía que escucharlo para saber cómo estaba. Intentó una y otra vez, pero no había ninguna respuesta. Si seguía prendido su celular es que lo tenía olvidado en algún lugar como siempre.
Una última vez, tiene que contestar - se decía con la desesperación mientras paseaba como leona enjaulada en su oficina.
-Bueno.
-Hola... como estan.- Sentía que retrocedía años, donde no sabia que decir. Esa timidez, que no había vuelto a sentir con él, estaba presente de nuevo.
-Mejor. Perdón pero tengo que colgar.
Sin esperar una despedida solo colgó, solo escucho el silencio. Respiro profundo y decidió que tenía que hacer su trabajo para que no se rompiera en mil pedazos. Se concentró en todas las cosas que tenía que revisar, era su segundo día y ya había pasado media mañana.
Revisando papeles y papeles su celular quedó enterrado. Sonaba pero no le prestaba atención, sabía que eran whats. Por el momento iba contra reloj, ya que se acercaba la hora del almuerzo y quería terminar una parte completa del papeleo.
ring, ring llamada.
Ese sonido la dejó congelada durante unos segundos para soltar lentamente el aire que tenía retenido sin saberlo. Busco debajo de los documentos que estaban esparcidos por todo el escritorio.
Cuando lo tuvo en sus manos temblorosas, respiro para abrir el mensaje que más deseaba. Pero con un miedo porque apenas habían hablado y en menos de tres horas un whats de él. Su Manuel. Respiro profundo y empezó a leer su mensaje.
Hola guapa.
Primero lo siento por lo de hace rato, pero ahora estamos un poco preocupados por mi madre, está en una depresión que nos preocupa mucho. Solo se la ha pasado encerrada en su cuarto, casi no come y no quiere hacer nada, solo dormir. Ahora mi prioridad es ella.
Como pensé que estarías preocupada por mi, estoy bien, por así decirlo, más tranquilo creo que sería lo más correcto. Antes de que se me olvide te deseo lo mejor en el trabajo, que no va a ser difícil, porque eres una gran persona, no dejes que esa sonrisa desaparezca.
No se cuanto ha pasado desde que te vi caminar hacia la biblioteca y tome un atajo para llegar antes que tú, creo que eso nunca te lo había confesado. Me ha encantado estar a tu lado como has crecido como persona. Y por lo mismo, todo lo que hemos vivido tenemos la confianza suficiente, lo he meditado mucho y te quiero pedir una cosa.
No quiero que me vuelvas a buscar, no me llames, no mandes mensajes. No quiero saber nada de ti. No quiero verme en la penosa necesidad de bloquearte, estoy muy confundido así que no quiero nada de tí.
Ciao guapa.
Solo sentía las lágrimas resbalar, no lo podía creer, leía una y otra vez el mensaje. Su mayor miedo se hizo real, la creía culpable de que no estuviera ahí, no se lo dijo pero entre líneas se lo decía.
Lo único que pudo hacer fue abrazarse así misma, quería gritar, quería salir corriendo, pero no.Mantendría la calma, respiraba para hacer frente a lo que quedaba de día, tendría la noche para llorar. Respiraba una y otra vez, viendo hacia el jardín.
-Disculpa, pero no se si tengas los presupuestos..-se quedó en medio de la oficina, congelado al escuchar los llantos amortiguados. - ¿qué te pasó? y no se te ocurra decirme que nada. Nadie está así por nada.
La giro hasta tenerla frente a él. Manuel no podía creer que había sucedido para que estuviera así. No podía sacarla de ahí, las murmuraciones no podrían comenzar. Así que la guió hasta el sillón que se encontraba a un costado de la puerta, aprovechándola para cerrarla y dejar a los curiosos afuera.
Sabia que habia camaras en todas las oficinas, así que no tenía que preocuparse por los rumores mal intencionados. Solo la abrazo fuertemente hasta que se calmó lo suficiente para poder contarle que es lo que le afligía. Rápidamente le comento todo lo que había pasado en esos dos días y resumió lo que vivieron todos esos años.
Respirando profundamente se apoyó en su pecho, para separarse. Hasta ese momento como balde de agua fría llegó a su mente todo lo que sucedió en esa hora, no podía verlo a la cara, así que se le hizo muy entretenido ver esa camisa blanca toda manchada de maquillaje.