Palabras Al Viento

CAPÍTULO 11.

"Como me pudo hacer eso” pensaba Eloísa mientras caminaba de un lugar a otro. La gente la miraba. Optó por sentarse para tranquilizarse, esa llamada que había recibido la alteró. No era posible que la engañaran y menos el.

Respiraba profundamente,  no le interesaba que la viera. Total eran las oficinas del Gobierno mucha gente estaba ya desesperada.

Sintió que la piel se le erizaba “Tiene que ser una broma no es el” se preparaba para ver lo inevitable, porque sabía que están ahí. Respiro profundo y giro el rostro.

El venía caminando del brazo de una mujer. Cuando la vio se llenó esperanza, era completamente diferente a ella. No tenía nada de lo que a él gustará. Lo sabía era un malentendido.

Pensaba irse sin ser descubierta, pasando entre un grupo de gente que se disponía a irse. Levantándose le dedico una última mirada ya que para ella era inevitable, lo atraía como un imán.

Los volvio a buscar en el mismonlugar donde los vio. Ya no se encontraban ahí, asi que los busco con la mirada, mientras se ocultaba tras un pilar a esperar pasar un grupo de personas para confundirse y salir airosa de esa situación.

Los encontró a unos metros de ella. Sintió precisamente cuando explotó, no era tristeza o enojo ya no sabía que sentía. Sólo sabía que tenía que terminar con esto y así lo entendieron sus pies. Caminando a paso presuroso llegó hasta ellos.

-Ernesto - gruñendo  bajo. Hizo que interrumpieran el besos.

Sólo fue necesario que gira su rostro hasta la voz que lo llamaba. Sintió el impacto en la nariz, que lo tiró. “¡¿Quien fue el idiota que lo habría golpeado de esa manera?!” Al ver a su mujercita saliendo del lugar supo que ya era cuestión pérdida. Pero no importaba, tenía a esta otra que si lo consentida como era debido, como él se lo merecía.

Eloísa salió como un vendaval, no lo hubiera creído si no lo hubiera visto. Camino por una calle empedrada que le dificultaba su huida. Pensaba todo lo que había vivido desde que lo conoció, cómo se alejó de sus amigos, su familia, cambió su forma de ser, de vestir.

La ira iba creciendo con cada paso que daba y cada recuerdo que llegaba a su memoria. Ya no sabía si llorar o gritar, sólo quería desaparecer de ese lugar.

-Elo ¿qué te pasa?

Fue tal su sorpresa de verlo enfrente de ella que no pudo más y todo se volvió negro.

Los rayos de sol le daban en su cara y no quería despertarse porque se encontraba en su cama, aunque no recordaba que oliera tan raro y ese dolor de cabeza la estaba matando.

-Abre los ojos, ya se que estas despierta.

Escuchar esa voz hizo que abriera los ojos de golpe. No era un sueño el estaba ahí y todo lo que pasó llegó a su memoria.

-¿Tu que haces aquí?

-Cuidarte, como lo veo yo- le decía mientras se acercaba Manuel a su cama y tomaba asiento junto a ella.-¿Qué pasó guapa?

No pudo más y se lanzó a sus brazos llorando de rabia, de tristeza, de felicidad porque él estaba con ella

Le contó los que había vivido esos dos años con Ernesto. Como había sido su relación  y sobre todo cómo se sentía. Lo tonta que era y todo. Como no pudo ver todas las señales.

-Cálmate, ya estoy aquí y no te va a pasar nada - la separo poco a poco. Le tomó el rostro con ambas manos, conectando así sus miradas. - porque tu eres mia y yo soy tuyo.

Nunca pensó que pasaría eso. Le dio un beso tan dulce como no lo había sentido jamás, fue tierno. No exigía, solamente daba. Ella no pudo más y lo profundizó. Se abrazaron queriendo unir la piel.

Con un sobresalto se despertó Eloísa. Qué sueño más raro, ella sabía que Ernesto no haría esas cosas, jamás la traicionaría. Y un claro ejemplo estaba en que el se encontraba a su lado y no se había ido como otras veces.

Se volvió acomodar abrazándose a él. Ya había pasado justamente dos años. Ayer fue su aniversario, él lo había olvidado, pero fue recompensada porque se quedó con ella después de la cena que preparó y la noche que estuvieron haciendo el amor.

Con esos pensamientos se volvió a quedar dormida. Abrazada a Ernesto, sintiendo su calor.

-Hazte para allá que me está dando calor.- entre sueños le dijo Ernesto. Mientras la quitaba de su lado, girándose y dándole la espalda.

 




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