Palabras Al Viento

CAPÍTULO 12.

Dos semanas habían pasado desde que estuvieron juntos, dos semanas que fue su aniversario, de vez en cuando veía su celular. Tenía que existir una  razón porque se fue de esa forma esa mañana y hasta hora no se ha comunicado con ella. 

 

Por cuestiones de trabajo se ausentaba de imprevisto pero jamás dejaba de estar en contacto con ella, un mensaje, una llama o algo. Siempre se hacía presente en cada día que se ausentaba.

 

Perdida en sus pensamientos nunca escucho la puerta, hasta que fue demasiado tarde y lo tenia enfrente. Un susto tremendo, por ver esa cara sonriente y sobre todo como presionó su nariz. 

 

-¿En qué piensas pequeña?- Le preguntaba Gilberto mientras se sentaba en la orilla de su escritorio, haciendo la finta de limpiarse los dedos con su ropa. 

-En nada- No podía verlo a los ojos porque sabía que mentía.

-Tu voz me dice otra cosa, ¿es por él verdad?

-Así es- con un suspiro volteo hasta conectar las miradas. Necesitaba eso, hablarlo con alguien y que mejor que una visión masculina.- No he sabido nada de él. Desde hace dos semanas. Lo llamó y su teléfono está ocupado o fuera de servicio. 

-Como amigo te diria que lo olvidaras, pero haré de abogado del diablo. A lo mejor donde esta no existe una señal o perdería el teléfono o puede surgir millones de cosas. Mejor espera y ya veras. Mientras tanto vamos a salir. Es mi despedida no se te olvide que me voy, saldremos varios y le daremos también la bienvenida al que estará en mi lugar. 

-Esta bien - meditandolo unos momento acepto - Formal o semi. 

-Como quieras de ambas formas te ves genial.

Un poco más alentada se dedicó realizar todo lo que se había acumulado y emocionada por la salida, ya que no salía con ellos desde que empezó la relación con Ernesto. Poco a poco fue alejándose hasta que ya no fue invitada a ninguna reunión.  

Terminando la jornada decidieron hacer una parada en su departamento para cambiarse. El como siempre se veía genial pero ella estaba hecha un desastre.

-No me tardo, pasa estas en tu casa.

Gilberto solamente la vio desaparecer por una de las puertas. Recorrió su departamento. Cada rincón estaba ella, en colores, en orden y no podían faltar sus pandas.  

Tomó asiento en la sala, aspiraba su perfume. Ese perfume que era de ella, floral o cítricos no podía distinguir. 

A lo lejos se escuchaba si voz, no importaba como estuviera pero siempre tenía una sonrisa o una canción. Es lo que más amaba de ella, ese optimismo.

-¿Y bien?- esa simple pregunta lo regresó al presente.- por tu expresión creo que escogí bien.

Se había quedado sin palabras, estaba increíble. Un vestido que se ceñía a su figura, la cual estaba más delgada. Ya estaba recuperando la vitalidad de siempre. 

Fueron bromeando como los viejos tiempos mientras se dirigían al automóvil. Una vez en la puerta la detuvo, haciéndola girar. Con la luz de la luna se veía hermosa, estaba ojerosa a pesar del maquillaje se podría ver que había pasado muy malas noches.

Eloísa lo miró con una interrogante en los ojos, él movió la cabeza desechando lo que pensaba y no tuvo el valor de mencionar. Solo se detuvo a darle un beso en la frente y ayudarla a subir. 

El corto camino fue en silencio ella viendo las calles pasar y la luna llena que ilumina. Él viéndola de reojo inquieto porque no decía nada, ni siquiera jugaba con el radio buscando la canción preferida.

Llegando al lugar donde los esperaba, ese lugar que tenía mucho tiempo que no visitaba. Entre risas y baile, meditaba Eloísa porque se había alejado de todos. Solo unos instantes fueron necesarios para saber que Ernesto era el motivo para que ella se alejara y fuera perdiendo su vida.

-Estas bien - Gilberto se acercó a oído para que lo pudiera escuchar sobre música.

-Claro, que más podía necesitar si estás tú.

Tomándolo de la mano lo llevó a la pista, una tras otra canción bailaban. Era lo que más le gustaba hacer a Eloísa, sentir la música y poder desestresarse como ella lo decía. No supo cuántas canciones pasaron pero estaba agotada.

-Ahorita vengo- Eloísa gritaba. Se dirigió al pasillo donde estaba el baño. Mientras hacía fila, revisaba su teléfono y encontró varias llamadas de un número desconocido.

En ese instante entrada una llamada del mismo número, dudando unos instantes decidió contestar. Pero el ruido era demasiado que escuchaba quien era, así que decidió salir.




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