Palabras Al Viento

CAPÍTULO 39

Fue bien recibida esa ventisca fuerte para poder calmar el enojo que burbujeaba a traves de su sangre. No sabia a donde ir, no sabia que hacer, lo unico que queria era golpear a alguien.

Camino por varias horas, sabia que no era lo mas recomendable en esta ciudad, pero necesitaba pensar en todo, ver donde no se dio cuenta, como lo pudieron engatusar de esa forma.

Penso que ella seria diferente a las demas, se habia equivocado. Cuando esa mujer loca lo llamo imbecil o idiota, ya recordaba, se enojo pero ahora sabia que lo tenia bien merecido.

Una sonrisa ironica aparecio a sus labios y decidio ir mejor a su departamento, ya tenia mucho que no iba pues se la vivia en el de Elo. Ya despues iria por lo que dejo.

Al llegar lo unico que sintio fue un frio, y no por la madrugada, sino por el ambiente, un simple lugar solo y distante, se sentia completamente diferente al departamento de Elo.

Dejandose caer en el sofa rodeado de una oscuridad rota por las luces de la calle. Se recrimino mentalmente por no dejar de pensar en ella, todo lo recordaba, esa quietud cuando la rodeaba con sus brazos en la noche, los silencios que eran muy raros entre ellos ya que siempre tenia algo que contar y mas que nada esa risa estridente.

Nunca imagino que esa aura tan tranquilizante escondiera a una verdadera mentirosa manipuladora, ya entendia porque siempre hablaba de ls hijos, el no queria tenerlos y penso que la haria cambiar de esa idea pero vio que ella fue una egoista que nunca penso en el, en lo que deseaba.

Era de sobra entender que si no ondaba en el tema es porque no le importaba. Siempre hacian planes de viajar o como crecer en el trabajo. Ya habia sido un sacrificio que le fuera fiel.

Con esos pensamientos fue cayendo en un sueño.

La mañana fue llegando a la ciudad, en diferentes lugares y de distinta intensidad. Eloisa aprovecho la vista y ya se encontraba en la ventana aprovechando esa vista.

Liz llegaba corriendo con una pequeña maleta con todo lo necesario. Emocionada porque la darian de alta, solo querian tenerla en observacion por el golpe en la cabeza y si tenia un nuevo sangrado.

Pero nada de eso se presento. Caminando rapidamente para sustituir al gorila porque no era tan inhumana.

Al ultimo momento decidio tocar no queria encontrarlos en una situacion comprometedora. Al no recibir respuesta decidio entrar y se sorprendio verla parada en la ventana, sin señales del gorila. Estaba segura que estaria ahi ya que no lo encontro en el departamento.

Eloisa volteo lentamente al escuchar abrir la puerta. Sabia por el doctor que la darian de alta, que tenia que seguir en reposo unos dias mas y que podia asistir a los grupos de ayuda.

-Lista. Te traje ropa para que te cambies.

Sin mas rompio en llanto. Para Liz fue una gran sorpresa, pero se imaginaba lo que sucedio ese gorila. Salamente la abrazo y deslizadose lentamente quedaron sentadas en el piso bajo la ventana.

Entre hipos le conto todo lo que sucedio en la noche. Esa platica que se convirtio en la batalla de reclamos, de acusaciones pero principalmente de sueños rotos. Ella no se arrepentia de nada, dio lo mejor de ella y jamas lo engaño.

Mas tranquila, se incorporaron del frio y duro suelo. Lentamente llegaron al baño para que pudiera ducharse, sabia que se sentiria mejor. La dejo bajo el chorro de agua, saliendo para darle privacidad.

Sabiendo que se meteria en una buena, y aun asi no le importo. Tomo su celular y busco ese numero, ya despues pediria perdon.

-Bueno, no preguntes. Te mando una direccion y quiero que estes ahi al instante. Muevete que es urgente.

Sin dar tiempo aque replicaran, colgo y guardo su telefono en el bolso que llevaba.

La luz que entraba de lleno por la ventana desperto a Manuel. Intentando movilizar sus extremidades engarrotas por la postura y su cuello adolorido. Tenia que ser por ella, quien mas le causaba tantos inconvenientes.

Antes de ir al hospital deseaba darse un largo baño y un saborear un buen desayuño, ya que se encontraba famelico.

Durante el trayecto analizo si seria lo mas prudente segir con lo que tenia o dejarlo. Le tenia cariño pero despues de eso la dejaria sufrir un poco. Vio que tenia un mensaje de voz de un numero desconocido. Si es algo importante se volveran a comunidar, decia mentalmente.

Liz ayudaba a comer a Elo, sabia que necesitaria esas fuerzas para enfrentar por lo que se avecinaba. Disimuladamente volteaba a ver en tanto el reloj, ya habia pasado casi una hora desde que dejo ese mensaje.

Estupidas grabaciones, siempre la confundian y esperaba que si llegara sino ya veria como pagarla cuenta.

Sus cuentas mentales fueron interrumpidas por unos ligeros toques en la puerta. Liz voltea a ver Elo para permitir la entrada.

-Adelante
-¿Qué dice la enfermita? - Con una sonrisa que ilumino la habitación, se adentro completamente.
-Pues te dire - Liz tomo el bolso y la maleta mientras caminaba hacia la puerta. Dejando que Elo fuera ayudada por el.

Antes de ir a la habitacion paso a caja para liquidar la cuenta. No era una mala persona y el decidio que fuera llevada a ese hospital.

-Buenos días - Mauel hizo uso de su sonrisa de seductor y al ver la actitud de la enferera supo que no habia perdido el toque - Vengo ponerme al corriente de la cuenta de la habitacion 35.
-Permitame - Rapidammente la enfermera tecleo buscando la cuenta - La cuenta a sido saldada. De hecho la paciente ya fue dada de alta.

Agradeciendo Mauel, se dirigio a la habitacion, sabia que esa loca y metiche habia interferido. Pero ya lo escucharia.

-Porque me trajeron aqui y no a mi departaento.
-Primero porque necesitas compañia, segundo porque quise - Liz le contesto mientras habia la puerta de su departamento - y  tres te callas y te vas a ir directo a la cama.

Sin animos de pelear y sobre todo porque en realidad estaba cansada. Fue lentamente a la habitacion.




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