Pandora

Capitulo 2

Phoenix, Arizona. (Dos años antes)

Agosto 16 de 2019.

El cálido roce del aire chocaba contra mis mejillas y el tenue silbido que este producía en las copas de los árboles, no pasaba desapercibido para mis oídos. Agudicé mi oído al escuchar junto a mí, unos pequeños y leves golpes sobre la banca en la que me hallaba sentada.

Mi ceño se frunció con una clara interrogación en mi mente, la cual, unos segundos después, desapareció al reconocer al pequeño animal situado a mi lado.

Un cardenal norteño.

Pude distinguirlo por su canto. Uno que por un breve momento logró aturdirme, por el simple hecho, de encontrarse a mi lado. Con tranquilidad, guié mi mano hacia la bolsa situada en mis muslos y la abrí con suma delicadeza, para luego, tomar un puñado de semillas y arrojarlas sutilmente en la banca. Una sonrisa tiró de mis labios, al oír el continuo picoteo que el pequeño animal provocaba al comer.

Suspiré juntando mis manos nuevamente en mis piernas, sobre la bolsa a medio terminar de semillas y cerré mis puños sin mucha fuerza. Mis ojos instantáneamente se cerraron al sentir una caricia por detrás de mi cabeza, casi rozando mi coronilla.

—Selene—Me oí hablando sin siquiera voltearme, no era necesario. Siempre podía reconocerla debido a su perfume, una mezcla de lirios y jazmines, su preferido. Sin mencionar que había aprendido a memorizar los sonidos que producía esta al caminar.

—Lo hiciste otra vez—Imaginé una sonrisa en su rostro—¿Necesitas más semillas? Y recuerda que soy tu madre.

Negué sin abrir mis ojos—De hecho, no—Respondí a su pregunta—Intenta no hacer movimientos bruscos—Mojé mis labios ladeando mi cabeza hacia la izquierda—He tenido algo de compañía—Mi madre se removió con lentitud para luego liberar una pequeña risita.

—Vaya…—Hizo una pausa—Entonces, ha sido una agradable.

Asentí de acuerdo—¿Puedes…?

—Claro que sí—Rodeó con sus brazos mi cuerpo desde atrás y apoyó su mentón sobre mi hombro—Es rojo, pero uno intenso. Podría decir que es carmesí, solo que, cerca de sus alas y espalda se torna algo opaco, a excepción de su cabeza. En ella hay una mancha negra que cubre sus ojos, casi como si fuera un antifaz y luego rodea todo su pico—Besó mi mejilla—Es hermoso.

—Debe de serlo—Sonreí abriendo mis ojos, sin ver nada a la vez—¿Qué ocurre? —Cuestioné al oír un suspiro cargado de frustración proveniente de su parte.

—Nada.

Hice un mohín con mis labios—Selene.

Ella bufó—Está bien—Tomó su tiempo antes de hablar—He sido despedida.

Me tensé y volteé mi rostro con una mueca de preocupación. Sabía cuánto le había costado mantener su trabajo y también me constaba el hecho de que no éramos bendecidas con una abundante cuenta en el banco.

—¿Cómo…?

—No te preocupes… no todo es tan malo como parece—Intentó calmarme.

—Pero, Selene…

—Pandora, no tienes por qué preocuparte… de hecho, eran dos noticias, una mala y una buena—Comentó alejándose, para luego tomar asiento a mi lado—Nuestro pequeño amiguito parece no importale que esté junto a él—La escuché decir—Como decía, la buena es que he conseguido trabajo.

—¿Qué?

—Como lo oyes.

Mi ceño se frunció—¿Y eso es todo? ¿Así nada más? ¿Cómo?

Chasqueó su lengua—Bueno, he hecho algunas llamadas y con algunos contactos…

—¿Contactos? —La interrumpí—¿Qué clase de contactos?

Mi madre bufó—Puede ser que haya llamado a mi madre.

Elevé mis cejas con sorpresa ante la mención de mi abuela—¿Nana Hailey?

—Exacto, la situación es así…—Se acomodó junto a mí—No tenemos dinero, la hipoteca de la casa aumentó y este último tiempo ha sido imposible para mí saldar deudas, no después de…—Me removí incómoda y volteé mi rostro hacia el lado contrario ante lo que supuse que sería su próximo comentario, no necesitaba escuchar algo que ya sabía—La única solución es aceptar el trabajo que tu abuela ha conseguido y…

—Al menos no volverás a ver a tu jefe, él es un idiota.

Mamá rió—Eso es cierto, es y será siempre un idiota.

—Y un hijo de…

—Ya está bien—Me cortó alarmada y solo atiné a reír—Recuerda que estamos en un parque y hay niños—Intentó reprenderme procurando sonar molesta, pero el titubeo en sus palabras la delató.

—Un minuto…—Toda diversión se había marchado de mi sistema, dejando solo una mueca de análisis en mi rostro—Anteriormente habías dicho que Nana Hailey había conseguido el trabajo…

—Así es…

—Y mencionaste la palabra empleo y mudanza en la misma oración…—Concluí con mi ceño fruncido—Y teniendo en cuenta que la abuela no vive aquí, sino…—Mi boca se abrió de par en par—Nos mudaremos a Georgia.

—No tenemos opción. Penosamente Arizona no posee nada para otorgarnos a nuestro beneficio y si nos quedamos, solo será para esperar lo inevitable…Perderemos la casa—Concluyó en un susurro—Lo siento.

Sentí un nudo en mi pecho, a la vez, que mi boca se secaba—No es culpa tuya. Es solo que me duele tener que marcharme de mi hogar y dejar los recuerdos, pero supongo que es lo mejor—Tomé aire y tanteé mis muslos hasta hallar una de sus manos—A veces es mejor aprender a soltar un poco.

—Concuerdo contigo—Apretó mi mano—Entonces ¿Estás de acuerdo con esto?

Me encogí de hombros—No es como si tuviera muchas opciones, solo la idea de sentirme guiada por ti.

—No siempre será así y tú lo sabes.

—No es importante eso ahora—Cambié de tema, sintiéndome molesta—¿Cuándo viajaremos?

Oí su suspiro de redención—Luego de que volvamos a casa, pediré online los boletos. Tu abuela se ofreció a pagarlos y una vez que nos instalemos y comience a trabajar, le devolveré el dinero prestado.

—Si tan solo pudiera ayudarte…

—No pienses así, además, demasiado me ayudas con la limpieza y la comida en casa.

—Pero eso no cuenta, desearía poder ayudarte económicamente.

Acarició mi mejilla—Ya calla—Apreté mis labios pensativa— ¿Qué tal si volvemos a casa?, está oscureciendo y debemos regresar caminando—Asentí, oyendo como ella se reincorporaba del asiento y luego esperaba a que yo la imitara—Mi brazo está frente a ti—Estiré mis brazos y luego de unos segundos, encontré lo que sería mi sostén e introduje mi mano cerca de la curva que su brazo formaba— ¿Lista?




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