Pandora

Capitulo 17

Suspiré, dando un mordisco a mi manzana. Me encontraba recostada en la cama de mi cuarto, intentando encontrar la forma de detener el tiempo. Lo cual, por supuesto, era imposible o al menos era algo que no tenía el poder de controlar.

Selene y nana Hailey, estuvieron, desde que llegué del colegio, organizando la cena y decorando la casa. Lo cual, me parecía algo sin sentido, teniendo en cuenta que no era una celebridad quien asistiría esta noche a la casa, sino, Asher.

Solo él. No era tan relevante.

Tal vez estaba muriendo de nervios, cuando existía la posibilidad de que no asistiera, creyendo que eso me afectaría. Lo que honestamente, no lo haría, de hecho, se lo agradecería.

Puede ser ¿Cierto?

—¡Pandora, está anocheciendo, vete a duchar! —Exclamó Selene.

Di un último mordisco a mi manzana con rabia y me senté en la cama, tanteando con mis manos, el bastón. ¡Dios! Este día no podía ser peor.

Una vez, levantada de la cama y luego de dejar el corazón de la manzana sobre mi mesita de luz, caminé con desgano hacia el closet. Con las yemas de mis dedos, acaricié las perillas y sin mucho esfuerzo, abrí las dos pequeñas puertas del armario.

Elegir mi ropa, no era muy complicado, dado que Selene se encargaba de ordenarla por colores. Remeras y buzos rojos, luego en grises, verdes, blancos y negros. Todos separados por etiquetas encintadas, que me ayudaba a conocer el comienzo y final de los colores. Debajo de estos, se encontraban en el mismo orden mis pantalones. Por la izquierda, los de verano, por la derecha los de invierno.

Era una regla que, al menos en mi cuarto, no podía faltar. Esa rutina de alguna manera me hacía sentir por completo independiente y me agradaba.

Acaricié las diferentes texturas de la ropa y con tranquilidad, comencé a debatir que se vería mejor. Mis dedos llegaron hasta una textura suave y de inmediato supe que era una remera mangas cortas y se encontraba en el segundo lugar, por lo que deduje que era gris. La descolgué y la posé sobre mi hombro derecho, luego me encorvé, en dirección a los pantalones. Llevé mis manos hacia la izquierda y rebusqué entre los pantalones cortos. Sonreí al hallarlos, mientras recordaba su orden por colores y tomé uno negro.

Bueno, esto ya estaba.

Hice descender mis manos un poco más, hasta toparme con la manija de uno de los principales cajones. Mi ropa interior también se hallaba organizada de manera cuidadosa. Por la izquierda mis sostenes y por la derecha, mis bragas. Todas separadas por color y etiqueta, siempre en el mismo orden. Opté por la cuarta fila, ambos de color blanco.

Ahora, sí.

Con parsimonia y luego de dejar todo en su lugar, caminé hacia el baño, para luego cerrar la puerta y verificar si había toallas. Después de hacerlo, me dispuse a desnudarme y con extremo cuidado de no resbalar, ingresé a la ducha.

Aquí era el mismo proceso, detrás de mí, sobre una pequeña pieza de cerámica, se encontraban los productos de higiene. Primero el Shampoo, luego el acondicionador y por último, la esponja y el jabón.

Selene me convenció de comprar los jabones líquidos, puesto que con ellos, evitaba el riesgo de que se cayera y que pudiera pisarlo.

El golpe sería fatal.

Así que solo bastaba, volcar un poco en la esponja y luego, inundarme en espuma.

En cuanto a las perillas de la ducha, Selene me hizo memorizarlas. A la izquierda, la perilla de agua fría, en medio la perilla que daba a la canilla y la de la derecha, agua caliente.

Sí, ya sé.

¿Cómo hago para recordar todo y no marearme en el proceso?

Es difícil, pero afortunadamente tengo la capacidad de memorizar en un corto lapso de tiempo y por supuesto, no estamos mudándonos cada dos por tres, así que eso, no dificultaba mi tarea.

Cerré el agua, luego de higienizarme, llevé mi mano hasta la toalla, donde anteriormente la había dejado. Procedí a envolverme, para luego salir de la ducha e inmediatamente, posarme sobre la alfombra continúa a esta. Con rapidez, quité el exceso de agua, tanto de mi cuerpo como de mi cabello y después de tomar mi bastón, salí del cuarto de baño en dirección a mi habitación.

Y mientras me vestía, pensaba en que cada vez, faltaba menos para la cena.

Negué al tener que aceptar que nada haría que esto se evitara. No tenía opción, más que enfrentarlo y solo esperaba que mi madre no dijera nada embarazoso o sería motivo para que Asher apuntara en su lista de “Fastidiar a Pandora”

No necesitaba eso.

(…)

—¿Así me veo acorde a la cena? —Pregunté malhumorada.

Selene detuvo lo que sea que estuviera haciendo—Te ves bien. No extravagante como para querer impresionar, pero tampoco un mendigo como querer hacer notar que no te importa la visita. Estás acorde.

Elevé una ceja—¿Desde cuando eres tan buena con las palabras?

Selene suspiró—Desde que trabajo en la empresa de comunicaciones, en el contrato se exigía saber el diccionario completo.

Asentí, presionando mis puños—¿Y nana?

—Poniéndose coqueta—Respondió divertida.

Mi humor se hallaba en menos diez—Claro…y ¿Qué prepararon de cena?

—Tu abuela, hizo espaguetis con almejas, tomates cherry y salsa blanca—Hice una mueca de asco.

—Espero que hayas quitado las almejas de mi plato.

Selene rió—Una bandeja tendrá almejas y la otra no. No te preocupes.

Suspiré aliviada—Eso es…—Me tensé ante el sonido del timbre—Carajo—Susurré.

—¡Oh, dios—Chilló Selene abrumada—¡Ya está aquí!

—Selene, tienes que tranquilizarte o vas a volverme loca. Es solo un compañero de colegio, no el el guapísimo Johnny Deep.

Selene cayó—Estaría así de emocionada o más si se tratara de él—Argumentó, mientras y bufaba—¿¡Qué esperas!? —Fruncí mi ceño—¡Ve a abrirle!

¿Eh?

Me crucé de brazos en negativa—Es tú invitado, ve tú.

—Bien, entonces le diré que estás enamorada de él y que insististe tanto en querer invitarlo que no tuve más opción.




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