Papá es el jefe

Capítulo 16.

Lana había dado el medicamento a Salomé, Ignacio despidió a los hombres, apretó el interfono del lugar y pidió a Liana agendar una cena con los hombres.

—Ya la jefa está lista, señor —dijo Lana.

—¿Lo está? Muy bien, gracias Lana, le agradezco y diríjase a mí como Ignacio.

—Muy bien Ignacio, ya le he realizado un cambio de pamper, intenté que tomara leche, pero no ha querido, sin embargo, tiene ese biberón con vitaminas, eso ayudará.

—¿Es seguro, se lo recomendó el médico? —inquirió el hombre—. ¿No le hará daño verdad?

—Lo recomendó el pediatra, además soy niñera hace mucho, la jefa está segura a mi cuidado, Ignacio.

—Papá… Papá —se rascaba la cabeza en tanto sostenía el biberón ya vacío.

Ignacio se acercó y la recogió.

—¡Mujer de negocios, eh! Has cerrado un trato solo con tu presencia, así que te gusta este mundo, algo más heredado de tu padre —dijo limpiándole con cuidado la boca.

Ignacio recibió una nueva llamada de Richard, había conseguido agendar una cita.

Lana quiso recibir a Salomé, ambos se negaron a desprenderse del otro, él dijo se haría cargo.

Fermina furiosa decidió no ir a trabajar, ese día era su corazón quien necesitaba ser tratado. Escuchando los consejos de sus hermanas y amigas, la mujer no dejaba de preguntarse, en que había fallado, había estado segura de que su perfecta vida seguiría igual por años.

La mujer había llamado buscando ayuda y apoyo en Simón, quien sin conocer aún directamente a Salomé le aseguró contaría con su ayuda, para que Ignacio no echara esos años de relación a la perdición, eran los argumentos.

Violet trabajaba angustiada, no había quedado tranquila con las actitudes de Fermina.

Ignacio había pedido a Lana acompañarlo a la oficina, una vez ahí, le dispuso papel y un bolígrafo.

—Observe con cuidado mi oficina, anote lo que necesite para hacer cómodo el lugar para Salomé, cualquier modificación que haga falta, debo adecuar mis espacios a sus necesidades, es aquí donde estaremos la mayor parte del tiempo.

—Claro Ignacio, pero… ¿No le parece que va muy rápido, que está exagerando?

—Conmigo las cosas son o no son, me gusta mover el mundo a mi antojo, por eso soy quien soy, por eso tengo lo que tengo, asumo riesgos, no le doy muchas vueltas a mis asuntos, priorizo lo importante y esta jovencita, ya que llegó a poner en su lugar mi vida, lo hará en todos los ámbitos, seguro que juntos seremos un buen equipo, ¿verdad jefa?

Salomé, sin comprender, sonrió, robándose más el corazón de Ignacio.

Liana interrumpió varias veces, Ignacio atendió cada una de sus responsabilidades, en compañía de Salomé, seguidos por Lana.

Violet había finalizado la sesión y rápidamente regresó a buscar a su hija.

—Hola hermosa, tú me podrías indicar dónde está el señor, mi hija y Lana —pidió Violet a Liana.

—Por supuesto, señorita, ellos están en una junta importante, finalizan en un par de minutos, ¿quiere esperar aquí conmigo?

—Si claro, te agradezco mucho, hermosa. Bonito cabello, tienes Liana.

Liana tocó su cabello, agradeció e indicó donde podía sentarse, en tanto organizaba la agenda, miraba a Violet y le sonreía.

«Ojalá que también usted conquiste al igual que la jefecita, al jefe, esa señora era tan …» Los pensamientos de Liana fueron interrumpidos por la salida de Ignacio y compañías de la sala de juntas.

Salomé, ya con sueño, le sonrió a Violet.

—Hola… mi nena preciosa, ven deja que mami te consienta un poco —extendió los brazos.

Salomé sonrió ampliamente y se negó, recostándose contra el pecho de Ignacio.

Levantaba su rostro y ante cada intento de Violet se reía, sin aceptar su invitación.

—¿Está usted lista para ir a almorzar y ponernos al día con los asuntos de la señorita? —inquirió Ignacio sosteniendo la corbata para que Salomé pudiera jugar con ella.

—Si, por supuesto, me gustaría hacerlo cuanto antes, tengo que recoger a mi amiga y manager en el aeropuerto.

Ignacio asintió, se acercó a Liana, le dio órdenes con respecto a sus siguientes responsabilidades.

—Que los empleados se tomen una hora más de almuerzo y me esperen para la reunión, excluya a los dos departamentos que ya conocen los motivos de la reunión, no los quiero procrastinando.

Liana asintió, Ignacio fue a la oficina, seguido por Violet, Salomé se negó a quedarse y ella aún no le tenía la suficiente confianza.

Minutos después, se encontraban en la camioneta de Violet, con el conductor y guardaespaldas.

Ignacio, con la pequeña en medio de las dos mujeres, algo incómodo, pero no le dio importancia, se concentró en ella, quien parecía quedarse dormida, la mecía en sus grandes brazos, logrando su comodidad y que esta se arrullara.

El movimiento del auto y calor de su padre había logrado dormirla.

—Michael me mencionó los rumores y fotos que hay ya colgadas en las redes, espero que esto no afecte la seguridad de Salomé —dijo Violet buscando dar comienzo a la conversación.

—Haré lo que esté a mi alcance para evitar sucesos que la afecten, seguramente al ser usted modelo, una de mi compañía y con lo que solía yo decir, tendremos un escándalo para mucho.

—Sí, había estado pensando en eso, Ignacio.

—La presentaremos mañana, no se dará muchos detalles, me supongo que la gente no los necesita, terminaremos el almuerzo, e iremos a firmar los documentos, será legalmente una O’Kelly, heredera única de lo que precede mi apellido.

—Yo no… Ignacio, la cuestión de su apellido, no es el dinero, mi hija… mi hija tiene su futuro ya asegurado, trabajo para ella, eso debe estar claro, no me interesa su fortuna y mucho menos quién es usted.

—Me importa a mí, mi hija —dijo con orgullo—. Será tratada como lo que es, una O’Kelly, y no es que su apellido no signifique, no quiero restar importancia, es solo que me precede lo que he cultivado y debo decir que aunque no estaba en mis planes, ahora me alegro saber de qué todo valdrá un poco más la pena.




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