Papá es el jefe

Capítulo 23.

Violet sonrió.

—Que descanse, Ignacio.

—No me ha respondido Violet, ¿le gustó el doctor?

—Es un hombre muy, pero muy apuesto, ¿le vio usted esa sonrisa, Ignacio?

—No, no tuve tiempo para eso, mi atención estaba puesta en mi hija, como también debió ser para usted Violet, no creo que debiera estarse fijando en lo apuesto que estaba el tipo ese.

—Zaid, se llama Zaid, mi atención también estaba puesta en mi hija, pero pude notar eso, las mujeres podemos hacer varias cosas al tiempo, buen sueño, Ignacio.

Tensó la mandíbula y se giró sobre su espalda.

«¿Sonrisa linda? Quizás está mintiendo, no pudo haberse fijado en eso» pensó al tiempo que cerró sus ojos buscando dormir.

Ignacio no consiguió dormir, se giró de lado, miraba a Salomé, no pudo evitar mirar a Violet.

Suspiró al cuestionarse su actitud.

«Muy bien, es solo la madre de tu hija» pensó y concentró su mirada en Salomé.

La vio sonreír dormida y se quedó sorprendido, vio la luz del amanecer y sintió que no podría dormir.

Aun así, cerró los ojos, sin darse cuenta logró quedarse dormido.

Horas después, Violet se levantó, se llevó con ella a Salomé para que no despertara al hombre quien se había arrunchado con la almohada en cuanto tuvo la cama solo para él.

Violet había logrado darle de comer y tener organizada a Salomé, se había despedido de Mariska quien había decidido salir temprano para cumplir sus compromisos.

Violet había logrado ver en redes las acusaciones anónimas de que era la amante de Ignacio, quiso ignorar el contenido, pero aquello afectaría su imagen como modelo y decidió dejar una declaración, asegurando que solo era el padre de su hija, sin mencionar el cómo, explicó que el asunto no tenía nada de amoroso.

Tras la cantidad de mensajes, decidió hacer una transmisión en vivo donde explicó y aseguró no tener nada con Ignacio, logró obtener apoyo por sus fans, uno que otro en su contra.

Consiguió varias llamadas de amigos de su pasado, entre ellas una de Franyely, quien decidió viajar desde Venezuela a visitarla.

Al dejar la llamada, decidió despertar a Ignacio, era un poco más de la hora que había prometido, no lo dejaría pasar durmiendo.

Llevó con ella a Salomé y se la sentó al lado, Salomé empezó a subirse encima del hombre durmiendo plácidamente sobre su vientre.

Al ver que subirse a su espalda no fue suficiente, Salomé intentó sentarse en su cabeza, pero no lo logró, Violet la acomodó cerca a su rostro.

—Pa-pa-pa… papá —le tocó la nariz y este despertó.

—Hola mujercita —saludó y se quedó mirándola sin escandalizarse por la hora.

—Buenos días de nuevo, Ignacio.

—Hola Violet —se sentó y cargó a Salomé—. Hola mujercita, veo que estás mucho mejor, ¿ya le dio el medicamento?

—Sí, Ignacio, ya está, ya le di el medicamento, ella está bien.

—Muy bien, gracias por despertarme Violet, unos minutos tarde, pero gracias.

—¿Le apetece desayunar, Ignacio? He preparado arepas de nuevo, esta vez con un toque especial, así ahorra tiempo.

Él sonrió.

—Le agradezco, pero no, Violet.

Se levantó y cogió a Salomé, le hizo cariños, hasta que debió ponerse la camisa y zapatos, la dejó en la cama en tanto él lo hacía.

—Ok, Ignacio, por cierto, he tenido que hacer un live, para explicar sobre una situación, hay rumores de que somos amantes, he dejado claro que no tenemos nada, que solo es por Salomé, espero que sirva, fui enfática al dejar claro que usted no me gusta de ese modo.

—¿Ha dicho públicamente que no le gusto, Violet?

—Sí, ha sido en vivo, no quiero que haya malos entendidos.

Se levantó con una actitud extraña, la miró fijamente.

—¿Está bien, Ignacio? Se ha puesto usted rojo.

Sin responder a su pregunta y habiendo finalizado con sus zapatos y camisa, levantó a Salomé en sus brazos.

—Tengo que irme, voy a echarte mucho de menos, estaré llamando para saber cómo estás. ¿Cuándo regresa la niñera? —preguntó sin apartar su mirada de Salomé.

—Aún le faltan unos días, ¿por qué, Ignacio?

—Tal vez deba contratar una para cuando ella esté a solas conmigo, incluso para no molestarla, Violet, con eso de que no le agrado.

—¡Ah! No, ¿Qué? Ignacio no he dicho que no me agrada, dejé claro que como hombre, no me gusta, es decir, sí, si es mi tipo y todo, pero para mí es solo el padre de Sa…

—Basta, no le estoy pidiendo explicaciones, Violet lo entendí. Te veo pronto mujercita.

Se acercó para poner a Salomé en brazos de Violet, Salomé se negó, él decidió caminar con ella hasta la puerta.

Saliendo de la habitación, Violet recibió una llamada del médico, quien quiso saber cómo estaba Salomé y su mami.

Ignacio no le dio importancia, hasta cuándo se acercó y logró reconocer la voz del hombre, ya en la puerta, dejando a Salomé en brazos de Violet.

Deseaba que ella hiciera un berrinche que le permitiera quedarse un poco más, pero Salomé solo extendió sus brazos a su madre.

Ignacio se había despedido tres veces de Salomé, pero seguía sin irse.

«Así que estás de acuerdo con tener un padrastro, no estás llorando porque me voy, no deberías, tu madre no puede estar saliendo con tipos para descuidarte» pensaba mirando a la pequeña y despidiéndose por sexta vez de ella.

Al dejar la llamada y percatarse de la presencia de Ignacio, decidió informarle sus planes esa tarde.

—Tengo algunas cosas que hacer, con las debidas precauciones me llevaré a Salomé conmigo, esto por si pretendía volver en horas de la tarde, puede hacerlo en la noche, Ignacio.

—¿A dónde llevará a mi hija?

—Ella estará bien, son asuntos personales.

Tensó la mandíbula y se acercó, dejó un beso en la coronilla de Salomé, sin apartar su mirada de Violet.

—Papá… papá.

Permaneció haciendo cariños a Salomé, en tanto con molestia incomprensible miraba a Violet, por su conversación con el doctor.




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