Papá es el jefe

Capítulo 25.

—Ignacio, podríamos continuar con la campaña, modifiquemos el lugar de las fotografías, por qué no me permite hacerme cargo, con los recientes rumores, me he dado cuenta de que podría ser muy bueno cambiar su estrategia, le prometo que, si confía en mí, será un éxito, si no es así, no me paga la campaña.

Acomodó a Salomé en su pierna, le dio un juguete que Violet le facilitó.

—Me parece una propuesta interesante, pero la estudiaré antes, no me tomo a la ligera, asuntos de negocios.

—Bien, como usted diga.

Él fingió una sonrisa y Violet se cruzó de piernas, lo miraba jugar con Salomé, Violet decidió responder a los mensajes de sus redes.

Ignacio limpió las babas de Salomé, empezó a hacerle sus improvisados mimos.

—Podría funcionarle eso de ser niñero, Ignacio, para no gustarle los niños, lo hace bien.

—No veo lo gracioso en el asunto, ya le expliqué que esta mujercita me conquistó, sería imposible que no, parece que usted solo la llevó en su vientre.

Violet frunció el ceño y sonrió dejando notar su disgusto con el comentario.

—No se moleste Violet, es solo que se siente bien, no quería hijos, y no quisiera más, pero mírela, es una copia de su padre, siento orgullo de mi creación, es perfecta.

—Ok —respondió ella con disgusto.

—Se ve muy sexi —dijo y se sorprendió de sus palabras.

Tragó grueso, él pretendía solo pensarlo, no expresarlo.

—Hmmm, que interesante Ignacio, no imaginé escucharlo decir que me veía sexi, apuesto a que si molesta le parezco sexi, en otras facetas lo volvería loco.

«Loco, ya me está volviendo» pensó y disimuló prestando atención a Salomé.

—No respondió a mi pregunta, ¿Violet, salió usted con el apuesto médico?

—¿Le interesa el médico Ignacio? No, no creo que sea personal, pero si lo pregunta por Salomé, ya le expliqué que ella estará bien, sin importar con quién yo salga.

Él asumió que eso significaba que sí.

—¿Llevó usted a mi hija a su cita?

—Si, por supuesto, se comportó muy bien, permítame un momento, responderé, es Mariska.

Violet se retiró, Ignacio la siguió con la mirada, negó con la cabeza al verla acomodarse el vestido ajustado que marcaba esos atributos que la tenían no solo siendo la novedad en su carrera como modelo, sino también acaparando su atención.

«Es solo mi empleada, la madre de mi hija, su vida no debe importarme, Fermina está equivocada, no, ella no me gusta»

—Así que la acompañaste a una cita y te comportaste bien —reprochó como si la pequeña pudiera entender—. No puedes hacer eso mujercita, tú y yo vamos a hacer un trato, tienes que ponerte caprichosa, tal como haces con papá cuando no quieres que se vaya, no puedes permitir que mamá ponga su atención en nadie más que no seamos… que no seas tú.

Le preguntó si entendía y Salomé solo sonreía.

—Ignacio lo veo muy interesado en saber si salí con el doctor, puedo confirmar sus dudas, si usted acepta que lleve esta campaña, que sea como yo le sugiero.

—Bien, Violet, acepto —dijo sin pensarlo y al recapacitar se justificó—. No es que me interese su vida, es por el bienestar de Salomé, y porqué me parece una buena idea, lo que sugiere, Violet.

—No estaba con el doctor, aún no me propone salir, solo estaba en el spa.

—Hola, hola, hol… —simón irrumpió en la oficina y se quedó asombrado al ver a Violet—. Caray hombre, lo siento, no sabía que estabas ocupado, puedo volver más tarde.

Con su entera atención en Violet, Simón esperaba la respuesta de Ignacio.

—No, no te preocupes, Simón, ella es Violet y esta hermosa mujercita es mi hija, Salomé.

—Mucho gusto, señorita, soy Simón —le dejó un beso en la mano que hizo que Ignacio rodeara su escritorio hasta ellos—. Es mucho más hermosa que en las fotos señorita.

—Sí, simón, apártate, es decir, deja a Violet en paz, mira, ella es mi hija.

—No, pero, si no me está molestando Ignacio, mucho gusto señor, es usted muy amable.

Violet sonrió amable e Ignacio frunció el ceño al ser de nuevo Ignorado.

—Simón, aún sigo aquí.

—Oh, sí, claro, así que tú eres la hija del Robot —quiso tocarla y Salomé se refugió en el pecho de Ignacio—. Vaya que es idéntica a ti, mira esos ojos, su cabello, tenías razón, no hay dudas de que eres su padre.

—¿Dudó que lo era Ignacio?

—No, no lo hice, Violet.

Simón apoyó la palabra de Ignacio, él le invitó a sentarse.

—Puedo llevarme a Salomé y estar con Liana, adelantar sobre la campaña, en tanto usted finaliza su visita para ir con su padre, Ignacio.

Él asintió y Salomé no se negó ante la presencia de Simón.

Violet salió con la pequeña en brazos y tras ella la mirada de los dos hombres.

—Prohibida para ti, simón, te recuerdo que es la madre de mi hija, límpiate las babas.

Simón se echó a reír.

—Descuida hombre, no me metería con una mujer que ya fue tuya y que veo tienes intenciones de volver a tener, solo veía que es más hermosa que en sus fotos.

—No digas estupideces, solo es la madre de mi hija, es una joven, déjate de tonterías y cuéntame.

—Claro, solo es la madre de tu hija —replicó sarcástico—. Por cierto, muy linda tu hija, muy tú, además del parecido, creo que será tan esquiva y celosa como tú.

Orgulloso Ignacio confirmó, en tanto los hombres hablaban de lo que había estado pasando, Violet pidió a Michael subir.

Violet hablaba con él, Liana intentaba ganarse la confianza de la jefecita.

Muy feliz, Violet le explicaba a Michael sobre los planes y cambios que tenía para la campaña.

Con esa misma felicidad, Fermina, más molesta que nunca se dirigía a la competencia más directa de Ignacio, “fashion line”, cuyo dueño tenía asuntos personales con el hombre se había valido de muchos métodos para lograr sacarlo del medio, ninguno con éxito.

Sin saber que aquellas ideas serían desechadas por un hombre que cumplía su palabra y que había aceptado cambiar todo a cambio de calmar la incertidumbre que le causaba saber que la que, denominada simple madre de su hija, no hubiera tenido una cita. Fermina estaba segura de sus planes.




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