Papá es el jefe

Capítulo 27.

Violet le había hecho múltiples preguntas a Josh, la mayoría de ellas sin una respuesta, el hombre estaba encantado con Salomé, al igual que ella parecía estarlo con él.

—¿Por qué me preguntas estas cosas sobre tu esposo?

—Le mentí, señor, Ignacio y yo somos jefe empleada, y por alguna jugada del destino, él es el padre de Salomé, pero no estamos en una relación, perdóneme por favor.

—Está bien, lo estarán, pronto lo estarán, he visto el modo en que te mira, además este terroncito merece a sus padres juntos, debes tener paciencia, Ignacio es un hombre estricto, rígido, pero tiene un gran corazón, ama con pasión, valora y cuida las personas y cosas cuando le importan, que no te extrañe si es sobre protector, mira nomas este lugar, lo ha adornado incluso cuando no lo consideré necesario.

—Sí, es muy cascarrabias y autoritario, pero es un buen padre.

—Para qué su relación se fortalezca, deben aprender a conocerse.

Violet sonrió al escuchar como el hombre ignoraba lo que ella había desmentido. 

Emocionado, Ignacio pagaba la anualidad, agregaba a Violet y Salomé a su lista de visitas.

—¿Cuál es el parentesco de las señoritas con el señor Josh? —cuestionó la recepcionista mirando al hombre.

—Mi mujer y mi hija —respondió sin pensarlo.

La mujer lo miró con gesto de confusión.

—Pero la señorita declaró que no son nada, ella es la modelo Violet Mauco, está seguro de que tienen una relación.

—Solo agréguela a la lista de visitas y si requiere llenar campo de parentesco, mi mujer y mi hija. No haga preguntas que no le competen.

—Que carácter, como diga señor.

De mala gana esperó a que le fuera agendada la información y realizado el cobro. Se dirigió a la habitación y al oír la conversación, se detuvo con la intención de escuchar.

—¿Entonces Ignacio tiene mujer y no eres tú?

—Él dice que está soltero, pero tenía una relación, me temo que la aparición de nosotras en su vida cambió muchas cosas.

—Lo he notado, ahora se ve más feliz, no conocía a esa mujer que mencionas, pero si ya no están juntos, significa que no lo hacía feliz y ese lugar ha quedado disponible para ti, para este bello terroncito, me alegro de que hayas decidido llamarla Salomé, era el nombre de su madre.

—Lo dijo la primera vez que lo escuchó, en cuanto al lugar para mí, a su hijo no le gusto, no soy su tipo, usted me agrada señor, parece un buen hombre.

Ignacio decidió entrar.

—Hola padre —le puso la mano en el hombro—. ¿Cómo has pasado estas semanas?

—Bien, pero no tanto como ahora aquí con mi nieta y nuera, me alegro de que hayas conseguido una buena mujer, de que hayas decidido formar tu familia, estoy muy orgulloso de ti Ignacio. Tenemos heredera y yo que pensé que me iría sin conocer tu descendencia.

—Sí, padre, esta mujercita se ha robado mi corazón —dijo tocándole la nariz a Salomé.

—¿Qué es eso de mujercita? ¿Dónde está tu ternura? Tu amor, debes llamarla hija, es nuestra heredera, ven por favor Violeta.

—Violet, padre, su nombre es Violet.

—Lo siento, Violet hija, ven, acércate.

—Quiero verlos juntos, como la familia que son, mi terroncito merece tener una familia unida, lo he pensado y acepto tu propuesta, Ignacio quiero salir, contrata esa enfermera que dijiste, quiero estar tiempo con mi nieta y asegurarme de que vuestra relación marche bien.

—Padre, ¿qué estás diciendo? Violet y yo no tene…

—Sí, sí, ahórrate tus excusas, la señorita ya me explicó, pero presiento que no van a querer que este pobre vejete se muera infeliz, pueden fingir que son una pareja y tanto a mi nieta, como a mí, hacernos felices.

Ignacio miró a Violet y ella sonrió por imaginar lo que pasaba por su mente.

—Yo no tengo problemas en fingir, si a usted eso lo hace feliz, pero no creo que para Ignacio sea agradable.

—¿De verdad no le importa Violet?

Ella negó con la cabeza.

—Muy bien padre, tu enfermedad ha avanzado, debes estar bajo cuidados especiales, por lo que debes estarte alternando entre este lugar y la casa, para entonces Violet y yo estaremos fingiendo ser una familia, por ti, por Salomé.

Ignacio recibió una llamada de Liana y se retiró para responder, Violet miraba a Salomé feliz disfrutar de las ocurrencias del hombre, quien parecía haber recuperado del todo la lucidez.

Ignacio dejó su llamada y se acercó y le pidió a Violet hablar.

—Quería agradecerle el querer hacer esto, significa mucho para mí, ver bien a mi padre, verlo feliz.

Ella no dejaba de mirar en la dirección del hombre con su hija en brazos, las risitas de Salomé se escuchaban en los pasillos.

—También lo hago por ella, y su padre me agradó, parece que es un gran hombre.

—Lo es, ¿qué va a pasar con el doctor?

Violet lo miró y frunció el ceño.

—¿Está seguro que no le gusta el doctor, Ignacio?

—No, pero es evidente que a usted si Violet, y como será mi mujer…

Ella logró que se detuviera cuando empezó a reírse.

—No, no diga eso ni en bromas, estaremos fingiendo ser una familia algunas semanas, pero no seré su mujer, Ignacio lo escucha Fermina y me puede jalar por los cabellos.

—Lo que sea, Violet, Fermina, no es una mala mujer, está ofendida, dolida y quizás un poco molesta, pero no es mala mujer, le pido que deje de mencionar su nombre a modo burla cada vez que tiene la oportunidad.

—¿Perdón? Ignacio la he usado como ejemplo, recordado un par de veces su comportamiento, pero no me he burlado de ella y su situación.

—Tiene razón, Violet, es solo que me molesta que no comprenda que ahora soy un hombre soltero, que no hay nada entre Fermina y yo.

—Del mismo modo en que debería molestarme a mí que insinúe en cada oportunidad que quiero follarme al médico.

—¿Entonces no quiere hacerlo? —inquirió sin que ella hubiera terminado de hablar.

—¿Por qué le interesa tanto eso, Ignacio?

Se quedó mirándola fijamente.




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