Papá es el jefe

Capítulo 33.

Ignacio se alejó y le extendió los brazos, había logrado dejar de pensar en Violet y disfrutaba de su momento…

—Papá, papá —intentaba alcanzarlo con pasos agigantados, que seguían sin avanzarla mucho.

—Ven, ven con papá —dijo después de alejarse un poco más.

Mariska regresó y los grabó, justo cuando Salomé llegó ante Ignacio y este la abrazó.

—Definitivamente, las necesito en mi vida —miró su móvil y pensó en Violet.

Quien había logrado finalizar su actividad, Zaid la invitó a comer algo, ella aceptó, estaba molesta y decidió pasar un rato conociéndolo, pensó que podría ayudarle.

Se habían ido a un restaurante, Zaid lo conocía, Violet insistía en hablar de trabajo, mientras Zaid buscaba conocerla mejor.

—Ignacio, creo que es momento de que Salomé coma algo, estamos sin la seguridad que Violet le tiene a Salomé, ¿conoce algún lugar, seguro, al que podamos ir?

—Podría cocinar para ustedes, pero no sé qué alimentos darle a ella…

—Podemos llamar a Violet, ella está con el pediatr…

—No, de ningún modo, conozco un lugar.

Salomé permitió que Mariska la cargara, Ignacio se subió, empezó a conducir a ese lugar que conocía, que era tranquilo, sin imaginar que ahí se encontraba Violet en compañía del médico.

Mariska le cantaba a Salomé, para que no se durmiera, Ignacio había llamado a Liana, para saber cómo marchaba todo.

Antes de que Ignacio se estacionara, recibió una llamada de Simón, contándole que Fermina, le estaba invitando apoyar su campaña, no le dio importancia, lo único que le importaba eran Violet, Salomé y su padre.

Ignacio cargó a Salomé e ingresaron al lugar, seguía hablando por teléfono.

Se quedó paralizado al ver a Violet, Zaid le cogía la mano.

—Qué casualidad, mire, ahí está Violet —señaló Mariska poniéndose delante del hombre.

Ignacio dejó la llamada y con decepción miraba la escena, sin percatarse de lo incómoda que estaba Violet, con las actitudes de Zaid.

—Lo mejor es que nos vayamos —dijo e intentó girarse.

—No, de ninguna manera, vamos, Salomé querrá saludarla —dijo Mariska satisfecha.

Mariska recibió a Salomé, y se acercó, Ignacio se hizo a un lado.

Emocionada Violet, al verlas, se puso de pies, ignorando la presencia de Ignacio.

Quien suspiró al ver como Salomé permitía a otros hombres acercarse a su madre, incluso que la cargaran a ella.

Zaid invitó a Mariska a sentarse, Ignacio decidió salir del lugar, pero antes quiso despedirse de Salomé.

Se acercó, saludó y de mala gana estrechó la mano de Zaid.

—Quería despedirme, pasaré por mis cosas mañana —se negó a extenderle los brazos a Salomé—. Que tengas lindo día princesa, no llores, estarás bien, la pasarás muy bien.

Miró a Violet y fingió una sonrisa, Violet estaba confundida, por la aparente decepción que se le notaba, incluso olvido el reclamo que tenía que hacerle.

Ignacio salió del restaurante, Violet lo siguió.

—¿Ignacio, está bien? ¿Está todo bien con su padre?

—Así es, Violet, agradezco su preocupación, buenas noches.

—Ignacio, algo le sucede, se ve molesto.

Él se quedó mirándola fijamente.

—Estoy bien, iré por mis cosas mañana, en cuanto a la cena, creo que tenía razón, estaré ocupado, y supongo que usted debe trabajar en la campaña y otras cosas.

Violet, lo miró confusa.

—¿De verdad actuará así? Habla de madurez, Ignacio, pero no creo que lo sea.

—El problema Violet, es que estoy dispuesto a conquistarla, a complacerla, lo que implique aspirar a ser más que el padre de Salomé, pero no estoy dispuesto a competir por su atención, si le va a dar esperanzas a otro hombre, aun cuando sabe que lo que está pasando es mutuo, no Violet, prefiero retirarme, buenas noches.

—Es un inmaduro, insensato y cobarde.

Ignacio, quien había empezado a caminar, se regresó con aparente molestia, Violet no detuvo su irrespetuoso desahogo.

Hasta que Ignacio llegó ante ella y la silenció con un beso.

Violet sorprendida con sus manos extendidas a ambos lados, las llevó hasta los brazos de Ignacio, sujetó con fuerza los mismos, mientras él la besaba, acunando sus mejillas en sus manos, para impedirle huir.

—Estoy dispuesto a todo, aprender a ser romántico, dejar de ser anticuado, a enfrentar mis prejuicios, a conquistarla como debe ser, Violet, pero no a competir por su atención, si tiene intenciones de salir con el médico, sea honesta, lo entenderé, pero si, por el contrario, le intereso, quiero que él y todos los sepan.

Él le habló muy cerca al rostro, ella seguía sin reaccionar.

—No me importa si tiene amigos, si es modelo, puedo entender y tolerar los celos que eso pueda generarme, pero no que si está interesada en mí, le dé esperanzas a otro tipo, Violet, está excusa de que lo hacemos por Salomé, ya está de más, me interesa, quiero que sea mi mujer, y claro que sé que debo conquistarla, enamorarla, pero necesito estar seguro de que no va a estar coleccionando pretendientes, la cena es con la intención de conocernos un poco más, pero no valdrá la pena, si sus dudas y miedos son más grandes, si está interesada en darle esperanzas a otro tipo.

—Ignacio yo no…

—Es fácil Violet, solo debe aclarar lo que siente, si quiere estar conmigo, me encargaré de que no tenga dudas de que es una buena decisión, pero no quiero estar en el limbo, entre sus dudas y juegos, míreme, ¿le gusta el doctor?

—Zaid es un hombre apuesto, algo intenso, aun así, parece un buen tipo, pero… me gusta usted Ignacio, y aunque sí, me encanta, es mi tipo, no podemos tener nada, solo piense en todo lo que está en contra, no nos conocemos lo suficiente, le estaríamos dando la razón a los rumores, y no es que importe mucho, es que Salomé.

—Salomé va a estar bien, conozco esa excusa Violet, también creí que mis reclamos y celos sin sentido, eran por protegerla, en realidad no solo me he encaprichado con Salomé, también lo hecho con usted, Violet, solo le pido que nos conozcamos mejor, no solo por Salomé, Violet, quiero que sea mi mujer.




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