Papá es el jefe

Capítulo 38.

Violet había salido con el morral de Salomé, dejó sobre el mueble y fue por sus suplementos, le explicó el modo de dárselos.

—No lo piense, si es necesario llamar, si tiene dudas o me necesita, por favor.

—Lo entendí todo Violet, no se preocupe, la mujercita y yo estaremos bien, ¿verdad, jefecita?

Salomé sonrió, Violet se acercó y la llenó de besos, la pequeña pareció fastidiada, la apartó.

—Llamaré al guardaespaldas y al chofer, me sentiré más segura.

—Ok, no es necesario, pero si eso le ayudará a estar tranquila, acepto ser tratado como un novato.

Ella sonrió, buscó su móvil para llamar, mientras esperaba, se testeaba con Michael, leía sus sugerencias del lugar en que debían hacerse las fotos.

Ignacio la vio sonreír de un modo que le causaron celos, activando su modo tóxico se acercó.

—No es inseguridad, pero me gustaría que no fuese con el doctor con quien sonríe así, Violet.

—Puede ser una posibilidad, Ignacio, ya han llegado el chofer y el guardaespaldas, Salomé amor, te voy a extrañar mucho, mami estará llamando —la llenó de besos.

—¿No se despedirá del padre? ¿No me dará un beso a mi Violet?

—Nos vemos más tarde Ignacio, gracias por el apoyo —le señaló la salida y los siguió

—¿Violet de verdad no me dará un beso? Al menos un piquito, uno pequeño.

—Camine por favor Ignacio, ya están esperando y no quiero arrepentirme de que se lleve a mi princesa.

—¿No me dará un beso? Al menos dígame que no irá a verse con el doctor.

—Ignacio no tenemos nada, no pretenda que ande dándole besos como si me hubiera pedido salir con usted o aceptarle algo —le pidió caminar, para ella seguirlo.

—Joven, muy indecisa, pero si quiere que se lo pregunte, no olvide nuestra cena, Violet, aunque creí que ya se había hecho a la idea de que será mi mujer, ¿verdad mujercita? Tu madre es nuestra y solo nuestra.

—No la haga más tóxica, por favor, no quiero imaginar que en un futuro no me permita salir con nadie.

Se volteó a mirarla y sonrió con malicia.

—No creo que la tóxica sea ella, parece que no le importa que usted salga con otros tipos, pero no tolera que una mujer se acerque a mí, la entiendo, no estoy dispuesto a permitir que otros la pretendan.

—Que tal que le gustaran las jóvenes, Ignacio suba al auto, cuide a mi bebé con su vida, por favor.

—Ok, nos iremos, pero anote este beso que se ha negado a darme, nos vemos más tarde Violet.

Ignacio se había subido a la camioneta de Violet, al lado del guardaespaldas, se despidió de Violet, quien con la mano en el pecho sentía su corazón ir a mil, le estaba costando que se la llevara.

Violet ingresó de nuevo a casa, recogió lo necesario y llamó a Franyely quien le respondió de inmediato, quedaron de verse, para después ir a verse con Michael.

Fermina había eliminado el contacto de Keith, se negaba a cambiar su pensar, su forma de ser, se prometió no ser como Ignacio, se renegaba por más atractivo que el corpulento joven le hubiera parecido a verse involucrada con alguien menor que ella.

Fermina recibió una llamada de la competencia, avisándole que en dos días se lanzaría la campaña, querían confirmar ahí estaría.

La mujer no dudó en confirmar su asistencia, emocionada condujo a la clínica, creía que Ignacio no tendría modo de tapar el escándalo, que dudaría de inmediato de Violet y era todo lo que ella necesitaba.

Violet había llegado al lugar donde esperaba Franyely, quien al verla fingió su mejor rostro de arrepentimiento, Violet se sentó, le exigió decirle toda la verdad, Franyely explicó a detalle, logrando que Violet le abofeteara al enterarse de que siempre había sabido la verdad, de que había sido cómplice.

Violet se levantó furiosa, sin percatarse de que Franyely había grabado la conversación y quién fingió seguirla arrepentida.

Ignacio se encontraba de una reunión a otra con Salomé en brazos, dejando, a medias, compromisos en los que la pequeña no le permitía estar.

—Es muy importante esta reunión, mujercita, por favor ya no hagas más berrinches, me tienes sudando la gota gorda, ¿cómo es que no quieres estar si no es en brazos de papá? ¿Vas a ayudar a papá, ¿verdad?

Ignacio se asomó y preguntó a Liana si el cliente había llegado.

—No pudo venir, pero envió a su hija, había olvidado mencionarlo, señor O’kelly.

—¡Una mujer! —miró a Salomé quien le sonrió—. Bien, es una mujer, no es mamá, pero tampoco es una enemiga, por favor mujercita, no vayas a hacerme un berrinche.

Ignacio, quien pareció haber entendido el modo de actuar de la pequeña, estaba preocupado, era una reunión importante, a Salomé no parecía agradarle que ninguna mujer estuviera cerca.

Ignacio quería demostrar que era capaz, por lo que no llamó a Violet y cuando ella lo hacía, aseguraba todo estaba bien, lo cierto era que estaba volviéndose loco, su oficina estaba hecha un desastre, sus reuniones no habían sido los éxitos que solían ser, aun así, se negaba a poner los negocios por encima de las preferencias de Salomé, quien solo bastaba con hacer pucheros para someter la voluntad del robot.

A quien no le estaba importando como estaba quedando ante algunos socios, sus empleados murmuraban al ver lo dócil que era ante los deseos de Salomé.

La mujer había ingresado, todo marchaba bien hasta que debió acercarse para mostrar sus estrategias y diseños, Salomé empujaba, rebelde, zarandeaba sus manos.

La mujer, quien argumentó tener un niño y saber manejar la situación, terminó dándose por vencida y enviando vía móvil sus imágenes, explicando desde la distancia que le permitía a Salomé estar en calma.

Violet y Michael, no solo habían encontrado los lugares adecuados, habían trabajado sobre los diseños, Violet llamaba a Ignacio cada tantos minutos, al igual que a Liana, quienes decían todo estaba bajo control.

Las reuniones de Ignacio fueron un completo caos, sus compromisos, sus ganas de tener más hijos definitivamente habían terminado de esfumarse, no dejaba de pensar que, con una hija caprichosa y la madre testaruda, no podría pedirle más a la vida.




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