Papá Inmigrante

5.

SASHA

El mismo miedo que sentí cuando perdí a mi hijo me atormenta en estos momentos de desesperación mientras camino hacia mi coche.

—Estarás bien bebé —le susurro en un hilo de voz y lo mantengo resguardado contra mi pecho para protegerlo del frío.

El niño respira agitado, le falta el aire y no entiendo por qué. Qué causó que se pusiera así.

—¡Los taxis están por acá! —grita su padre, trotando detrás de mí.

—Lo llevaremos en mi coche. ¿Sabes conducir? —se pone a mi lado.

—Sí, pero no tengo permiso para conducir aquí.

—Entonces yo lo hago, tómalo, no podemos perder tiempo —le paso al bebé, él lo cubre con su chaqueta y yo me apresuro en buscar mis llaves dentro de mi bolso.

Estoy tan nerviosa que varias cosas que guardo se terminan cayendo al suelo.

—Resiste, Tony, por favor, mi bebé te tienes que poner bien —está muy preocupado y nervioso que le cuesta hablar claro.

Abordamos mi coche y sin perder más tiempo conduzco hacia el hospital.

Conduzco tan rápido que me paso algunos semáforos.

—No puedo llevarlo a un hospital  —dice y yo lo miro por el espejo retrovisor a punto de regañarlo—. Soy inmigrante en este país, me pedirán algún documento. Por favor, llévame a otro lugar en donde lo puedan atender.

—¿Es más importante para ti unos malditos papeles que la salud de tu hijo? —le lanzo una mirada asesina.

—No entiendes, mi hijo es americano, pero yo no.

No entiendo nada, pero no tengo tiempo para ponerme a pensar en eso.

Necesito solucionar esto.

Piensa Sasha.

¿Qué hago?

¡Oliver!

Mi hermano es médico.

Cambio el rumbo y me dirijo hacia su casa.

Los turnos de Oliver durante los fines de semana suelen empezar a las 0 horas y si el reloj de mi coche no está mal, no son más de las diez.

Debe seguir en su casa.

Atravieso la reja tumbándola con mi coche. A veces medidas desesperadas requiere acciones desesperadas.

Las alarmas se activan y los perros guardianes nos persiguen mientras ladran a nuestro alrededor.

Toco el claxon. 

Las alarmas dejan de sonar y mi hermano sale de la casa. Debe haber visto por las cámaras de seguridad que se trataba de mí.

Los perros también dejan de ladrar cuando su amo les habla. 

—¿Sasha, demonios, qué has hecho?

Salimos del coche.

—Lamento lo de tu reja pero ya tendrás tiempo para regañarme más tarde. Ahora necesitamos que nos ayudes.

Su cara expresa un mar de incógnitas que debe estar atravesando por su mente al ver a Tony y a su padre.

—¿Qué le pasa?  —inquiere.

—No lo sabemos, ayúdelo por favor —le dice el padre de Tony.

Mi hermano se ve desconcertado y molesto por mi manera de haber invadido su propiedad, sin embargo, su lado humano y el deber de médico ganan esta vez y nos pide seguirlo adentro.

***

La espera me tiene los nervios de punta.

Hace ya más de media hora que Oliver se encerró con el bebé para revisarlo.

Mi hermano es un excelente médico y confío en que saldrá y nos traerá buenas noticias.

—Mi hijo es lo más valioso que tengo en el mundo —murmura el padre de Tony. Está junto a la puerta de donde mi hermano tiene al bebé—. Si le pasara algo yo no podría perdonármelo nunca.

Me alejo de la ventana y me acerco a él para animarlo.

—Entiendo lo que sientes y mejor de lo que imaginas —apoyo mi mano sobre la suya—. No te preocupes, Tony va a estar bien.

Sus ojos marrones y los míos verdes se encuentran y siento una extraña sacudida de mi corazón.

—Dominic —pronuncia—. Me llamo Dominic.

Esbozo una tenue sonrisa. 

La puerta se abre en ese momento y mi hermano Oliver sale.

—¿Cómo está mi hijo? —pregunta Dominic.

Mi hermano me mira.

Siento tanto miedo.

Este episodio me recuerda a esa terrible mañana en que me dijo que mi bebé estaba muerto.

Flashback:

La noche anterior mi esposo invitó a unos nuevos socios a cenar en casa, quería que todo fuera perfecto y se llevaran una buena impresión, así que pasé horas organizando todo, cocinando, sirviendo y atendiéndolos. 

Siempre me desviví atendiendo a mi esposo y a mi hijo.

Esa noche terminé muy cansada, pero estaba tranquila porque el día siguiente era sábado y Aarón no trabajaba así que podría ayudarme a cuidar de Dylan.

Pero mi esposo se fue, dijo que se le había presentado un asunto urgente que atender en la empresa.




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