6.

DOMINIC

Ya casi amanece y yo aun no le doy una respuesta a Sasha.

¿Debería aceptar que sea la niñera de Tony?

No lo sé.

Apenas la conozco.

Es verdad que Sasha no me inspira desconfianza y a mostrado afecto y empatía por Tony más que su propia niñera durante el tiempo que lo cuidó y en tan poco tiempo, pero acaso eso es suficiente para poner la vida de mi hijo en sus manos?

No es una decisión que pueda tomar a la ligera.

La risa de Sasha me saca de mis pensamientos.

Se la ha pasado toda la noche al lado de Tony, pendiente de él y de lo que pueda querer como si fuera su propia madre.

En este momento está jugando con Tony, le hace unas caras graciosas para hacerlo reír cuando parece que él quiere llorar.

Hace mucho no había visto a alguien mostrar un afecto tan puro y sincero por mi hijo que me parece difícil de creer que sea real.

—¿Café? —me ofrece el médico que atendió a mi hijo.

Sé por Sasha que es su hermano y que llamó al hospital donde trabaja para pedirle a un compañero que lo cubriera durante su turno y así poder estar aquí pendiente de Tony.

—Gracias, no solo por el café, si no por ayudarnos.

Asiente y pone la vista en su hermana.

Yo doy un sorbo al café.

—A veces olvido lo hermosa que se ve cuando sonríe —murmura y miro a Sasha. Creo que antes de hoy no había notado que lo que dice su hermano es cierto.

Sasha en verdad es hermosa. Tiene el cabello largo color castaño y sus ojos son de un hermoso tono verde, lastima que reflejen una profunda tristeza.

Oliver se acerca a Sasha, mientras que yo me quedo junto a la puerta terminándome el café.

Dejo la taza sobre una mesita y me acerco a ellos.

—Creo que ya es hora de que mi hijo y yo nos vayamos —aviso y Sasha me mira. Parece que quiere decir algo, pero siento que tener a su hermano ahí se lo impide.

—Bueno yo veo al bebé muy bien, así que adelante —dice Oliver—. Ya no te metas cosas a la nariz, pequeño.

—De lo por hecho, estaré más pendiente de él —tomo mis cosas y las de Tony.

—¿Quieres que les llame un taxi? —ofrece Oliver.

Le voy a decir que sí.

—No es necesario, yo los llevo —dice Sasha, tomando a Tony entre sus brazos. Mi hijo se cuelga de su cuello y apoya su cabecita en su hombro.

—Ya has hecho mucho por nosotros, no quiero abusar.

—Mejor acepta, no querrás verla enojada tan temprano, se pone como una fiera cuando le dicen que no —expresa su hermano de forma divertida.

Sasha sonríe.

—Hazle caso —dice ella.

Mis traicioneros labios se curvan en una sonrisita.

—Bien, pero antes —saco mi billetera.

—No, no —dice Oliver cuando saco unos billetes—. No es necesario que me pagues. Mi hermana quiso ayudarlos y yo también.

No insisto y guardo el dinero.

—En verdad gracias —estrecho su mano.

—Soy Oliver, para lo que necesiten —se presenta, aunque Sasha ya me había dicho su nombre.

Nos acompaña hasta la salida y nos despedimos.

Sasha conduce y yo llevo a Tony, quien no tarda en quedarse dormido sobre mi pecho.

—Aun no me has dicho si aceptaras mis servicios como niñera de Tony —murmura viéndome por el espejo retrovisor. 

—Sigo sin entender por qué tienes tanto interés en mi hijo.

—Solo quiero ayudarlos. 

—Suponiendo que acepte, no te pagaría mucho.

—No me interesa tu dinero —detiene el coche—. Solo que Tony esté bien y yendo a un bar todas las noches no lo estará.

Frunzo el ceño.

—Ya te dije que no lo volveré a llevar ahí.

—Bien. Tampoco lo puedes dejar solo así que me necesitas para cuidarlo y lo mejor de todo es que no te cobraré un solo centavo.

Eso es más sospechoso.

Mi móvil vibra en mi bolsillo.

Abro la notificación y veo que es un mensaje de mi jefe para recordarme que quiere verme.

Joder.

—¿Es tu jefe? —inquiere Sasha.

Asiento.

—Me quedaré con Tony en tu casa hasta que regreses de hablar con él.

—Aun no he dicho que sí.

—Soy tu única opción, debes ir a hablar con tu jefe y no puedes presentarte con el niño.

Odio que tenga razón.

—Bien...

Noto una sonrisita triunfante en sus labios.

—Dejaré a mi hijo bajo tu cuidado, pero si regreso y veo cualquier cosa que no me guste...