Jenna Davis
Yellowknife, Noroeste de Canadá
En esta época el año la nieve cubre todo el espacio físico, no me malinterpreten ¡Me encanta! Aunque no pueda salir de la cabaña ya que no soy una chica muy sana, sin embargo, asomada en la ventana puedo disfrutar del frío y la diversión de otros jugando en el hielo.
—¡Jenna! —mi madre se encuentra preparando el almuerzo ya que debemos ir al hospital porque necesito medicación y las terapias respiratorias—¡aléjate de la ventana y abrígate por favor! —pongo los ojos en blanco por su preocupación.
Me siento tan bien que no desobedeceré ninguna orden de mi madre ya que le prometí a Santa la Navidad pasada: (la que ni siquiera disfruté porque me encontraba en terapia intensiva) que seré una muy buena niña y tiene todo el año para hacer realidad mi deseo de Nochebuena, no pienso forzar las cosas ya que mi maestra de ciencias dice que todo debe fluir naturalmente y si a mis ocho años de edad no tengo aun un padre, es porque así debe ser, pero que no debo perder la esperanza.
—¡Voy mamá! —respondo con voz cantarina.
Entro a mi habitación por una chaqueta, las botas, guantes y una preciosa bufanda a cuadros que me regaló el mismo Santa a quien le entregué la carta y con un guiño me dijo “jo, jo, jo, jo, descuida que tu deseo se hará realidad muy pronto”, en el refugio de niños abandonados donde mi madre es voluntaria.
—Debemos apresurarnos —dice con voz agitada metiendo algunas cosas y medicamentos en un pequeño bolso —parece que habrá tormenta —me sonríe con ternura infinita.
Como la sopa de frijoles calentita y un gran plato de carne magra la cual es muy buena en estos momentos de nieve y frío. Brody, nuestro perro también come de su plato para estar fuerte y sano ya que utilizaremos el trineo porque bajar al pueblo a pie es imposible, la carretera está tapiada de la exquisita lluvia blanca de la cual estaría muy contenta de disfrutar con mis manos si pudiera.
—¿Podría comer postre mamá? —mi expresión de cachorro perdido la pone triste.
—Veremos que dice el medico cuando te revise —intenta sonreír, pero no logra hacerlo.
—¡Muy bien, esperaremos entonces! —respondo sin que nada opaque mi buen humor.
Brody salta – todo lo que puede siendo un San Bernardo adulto – contento por el paseo que daremos, mi madre lo ata al trineo y subo envuelta en una frazada gruesa para evitar que el frío cale mis huesos. A pesar de mi condición me considero una chica fuerte ya que al padecer Edema Pulmonar Agudo ni siquiera me permito flaquear, porque la esperanza se mantiene viva en mí como una luz brillante.
Recorremos el camino en cuarenta y cinco minutos, Brody es un experto y su condición de perro adulto además de las veces que hemos venido al hospital lo ayudan a recordar perfectamente el camino sin necesidad de guiarlo. Sabe que al llegar será llevado al refugio canino para acicalarlo, hidratarlo y visitar a su novia Tara de la cual se encuentra profundamente enamorado.
—¡Jenna Davis, mi favorita! —saluda Nico quien me ayuda a bajar y, conmigo en brazos ingresa a la sala de emergencias por una silla de ruedas, seguido de mi madre —. Amanda ¿Qué tal estas? —ella sonríe dulce, pero se nota la preocupación dada mi elevada temperatura la noche anterior.
—Hola Nicolas ¿el Dr. Desmond ya está en consulta? —la inquietud en su voz alerta a Nico.
—¡Sí claro, ya está esperándote! —responde con rapidez mirándome con preocupación —¿estás bien cielo? —inquiere.
—Me siento bien, aunque anoche mi mami dice que deliraba —me encojo de hombros.
Asiente y retoma el recorrido hacia el área de consulta, saludo a todos en el lugar. Son amables y cariñosos conmigo.
—Buenos días preciosilla —saluda el Dr. Desmond mirando a mi madre —. Mandy preciosa —sonríe sin ganas.
—¿Qué tal doctor? —dice entre dientes, rio por lo bajo porque, aunque está muy claro que mi madre solo quiere que me revise, él la mira como borrego degollado.
< “No, él no es mi regalo porque está casado y yo pedí uno soltero y guapo, además.” >, arrugo la nariz.
—Bien —acerca su silla hasta la mía y se coloca el estetoscopio ¡vaya lo dije bien al fin! —respira cariño, por favor —lo hago por la nariz, como siempre —más profundo, eso es. Ahora sostenlo —asiente con la cabeza gira mi silla y coloca la cosa en forma de campana en mi espalda y me pide respirar de nuevo —. El murmullo está normal dentro de su condición, la temperatura debe haber sido porque uno de los oídos está inflamado —mi madre cierra los ojos —solo con un antibiótico sanará y las vitaminas continuamente para evitar resfriados…
—Por lo demás todo está bien ¿doctor? —mi mami tiene cara de alegría y su sonrisa me hace feliz.
—Todo está perfecto…
—¿Eso quiere decir que puedo comer pastel? —sonríe.
—Solo un trozo no tan grande y si me convidan a comerlo con ustedes —no puedo evitar que mi sonrisa se expanda, aunque mi madre no va a estar de acuerdo.
Miro hacia atrás y mis ojos se llenan de lágrimas al ver los de mi mamita mojados también, ella afirma con la cabeza, pero no sé si es porque va a invitar al doctor o porque puedo comer pastel.