Papá por error

Capitulo veintiuno

Narrador omnisciente

En el tranquilo pueblo de Yellowknife, una red de mentiras y ambición tejida por el senador Harold Prescott comenzaba a mostrar sus hilos. Prescott no solo buscaba poder, sino control total sobre cada aspecto de la vida en la comunidad. Sus manos, aparentemente limpias, movían los títeres que necesitaba: el Dr. Desmond, su hermanastro y principal accionista del hospital; Marcia, la jefa de policía que le debía favores; Samantha, su hija, a quien había adoctrinado en la moral de la supremacía económica; y ahora Jim, el prometido de Samantha, quien estaba atrapado en la encrucijada de su conciencia.

La ambición de Prescott era insaciable. Deseaba expandir su imperio inmobiliario y su próximo objetivo era el terreno en el que se encontraba la casa de Amanda. Pero no podía simplemente comprarlo. La casa había pertenecido a la familia de Amanda por generaciones y ella, a pesar de sus problemas, nunca la vendería. La enfermedad de la pequeña Jenna, sin embargo, era el pretexto perfecto para deshacerse de ambas. Si lograban que Amanda fuera declarada incompetente como madre y, por ende, perdiera la custodia de su hija, el camino quedaría libre.

El plan de Prescott era simple y cruel: desacreditar a Amanda, separarla de Jenna y, finalmente, deshacerse de la niña, el único obstáculo real para sus planes que eran: hacerla su esposa. La detención de Amanda, orquestada por Marcia y Desmond, era solo el primer paso. El senador había sembrado el terror en el pueblo, asegurando que su gente no se atreviera a oponerse. Los rumores se esparcieron como un incendio forestal: "Amanda es una mala madre", "Jenna es una niña problema", "El Dr. Desmond está haciendo un favor al pueblo al tratar de resolver esta situación".

Pero lo que Prescott no había previsto era la aparición de Owen. Un hombre que, a pesar de ser ajeno al pueblo, no había sido comprado ni intimidado. La presencia de Owen había alterado el equilibrio, y su defensa de Amanda y Jenna había puesto en peligro todo el plan. Prescott miró el informe en su escritorio con una expresión de ira. Owen no solo había llamado a abogados, sino que había comenzado a indagar en sus negocios.

La noche se sería sobre el pueblo mientras Amanda pasaba la noche en una celda y Owen planeaba su próximo movimiento, Prescott se sentó en su lujosa oficina, observando el mapa del pueblo. Marcó con un círculo rojo la casa de Amanda y sonrió. No permitiría que un forastero arruinara sus planes. El juego apenas comenzaba.

Ese era el inicio, adquirir sin compra la casucha y derrumbarla para comenzar con la estructura de un centro comercial valorado en miles de dólares para hacerse mucho mas rico de lo que era. Pero primero debía darle caza a ese Owen MacIntyre por metiche y husmeador.

***

La mañana siguiente, la comisaría del pueblo se convirtió en un campo de batalla legal. Los abogados de Owen, con sus trajes impecables y su seriedad profesional, exigieron la liberación de Amanda. La policía, liderada por una nerviosa Marcia, no tenía más opción que obedecer. La acusación del Dr. Desmond, por agresión, se desmoronó cuando Owen presentó evidencias de la falsedad de sus heridas. La farsa de Prescott se había expuesto a la luz.

Amanda, libre pero exhausta, fue recibida por Owen. Él la abrazó con una mezcla de alivio y preocupación. Jim, aún en conflicto, se mantuvo a la distancia, observando con tristeza. Sabía que su prometida, Samantha, estaba en lo cierto cuando le advertía sobre las personas como Amanda. Y, sin embargo, la cara de su amiga, ahora libre, le hizo dudar de sus propias creencias.

Owen, por su parte, sabía que esta era solo una pequeña victoria. La verdadera batalla estaba por venir. El senador Prescott no se detendría. Con Jim a su lado, Owen comenzó a trazar un plan. Necesitaban pruebas. Pruebas que pudieran desenmascarar a Prescott y a sus cómplices. La clave estaba en el hospital, donde el Dr. Desmond, con la ayuda de Marcia, había estado manipulando los registros médicos.

La salud de Jenna, su enfermedad, estaba siendo utilizada como una excusa para llevarla a un centro de salud donde, supuestamente, la niña sería atendida. En realidad, el plan de Prescott era deshacerse de ella para siempre y así silenciar a Amanda que pretendía denunciarlo por acoso ya que deseaba el inmueble que era su vivienda. La niña no tenía un edema pulmonar. Esa había sido la mentira de Desmond para justificar su detención. La niña en realidad padecía de un mal congénito, un secreto que su padre había guardado con celo, y que era la verdadera razón por la que Prescott la quería fuera del pueblo.

Con la verdad en la mano, Owen y Jim se movilizaron. Owen se infiltró en el hospital con Jim como su guía, mientras Amanda, con el corazón en un puño, esperaba fuera con Jenna. El objetivo era encontrar los registros médicos que demostraran que la enfermedad de la niña había sido manipulada y que su diagnóstico era falso. Al mismo tiempo, tenían que descubrir la verdadera razón por la que Prescott necesitaba el terreno de Amanda.

El senador Prescott, ajeno a la operación de Owen, se encontraba en una conferencia de prensa, proclamando su amor por el pueblo y su apoyo a las familias. Samantha, su hija, estaba a su lado, sonriendo con orgullo. Desconocía que la telaraña de su padre comenzaba a deshilacharse.




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