Owen
El sol de la mañana en Yellowknife no traía la calidez que esperaba en este día. En lugar de eso, sentía la frialdad de las miradas de las personas a mi alrededor. Mientras caminaba por la calle principal junto a Jim, pude ver la hostilidad en sus rostros. Las sonrisas que me habían recibido al principio se habían desvanecido. Ahora, solo había desconfianza. Me miraban como a un intruso, como si fuera yo el que había traicionado al pueblo.
—Prescott los tiene deslumbrados —murmuró Jim, notando la misma tensión que yo—. Les ha hecho creer que cualquiera que se le oponga es un enemigo.
Entramos en el viejo taller de coches que pertenece al tío de Nico. El olor a aceite y metal llenó el lugar, pero me sentí más seguro allí que en la calle. Alfred, un hombre de pocas palabras, pero de mirada astuta, nos esperaba.
—Vi lo que pasó en el restaurante, Jim —dijo, sin rodeos—. Samantha es una…
—No, no lo es —respondió Jim, su voz firme—. Está cegada por su padre. Pero no es mala.
Alfred me miró, y en sus ojos vi una mezcla de curiosidad y escepticismo.
—¿Y qué vas a hacer, forastero? —preguntó—. Prescott tiene a todo el pueblo en su bolsillo.
—No a todos —respondí, y saqué de mi bolsillo un teléfono móvil—. Y vamos a demostrarle a la gente la clase de hombre que es.
Puse el teléfono sobre la mesa. En la pantalla había un video. Era la grabación de la conversación entre Jim y Samantha. La hostilidad de ella, la crueldad de sus palabras... todo estaba allí.
—Grabé la conversación —dijo Jim, con una mezcla de orgullo y dolor—. Pensé que en algún momento la iba a necesitar. Y el video de Desmond, el de su brazo, también lo tengo.
Alfred, que había estado observando la pantalla, levantó la mirada. En sus ojos, vi por primera vez una chispa de esperanza.
—Esto es un buen comienzo —dijo, y una sonrisa se dibujó en su rostro—. Pero no es suficiente. Tenemos que demostrar que Prescott está manipulando al Dr. Desmond y a Marcia.
—Y eso es lo que vamos a hacer —respondí, y miré a Jim—. Jim, tu trabajo es crucial. Tienes que infiltrarte en el hospital. Necesitamos los registros médicos de Jenna, los originales.
—Pero no puedo... —comenzó Jim y me atreví a interrumpirlo.
—Sí que puedes. Y lo harás. Te ayudaremos.
—Y yo —dijo Alfred, y se puso de pie—. Voy a mover a mis contactos. Sé dónde Marcia y el Dr. Desmond se reúnen para hablar de sus negocios sucios.
Miré a Alfred, luego a Jim. La maquinaria había empezado a funcionar. Estábamos en el terreno de juego de Prescott, pero esta vez, éramos nosotros los que teníamos la ventaja.
Los videos comenzaron a hacerse virales…
…
Narrador omnisciente
El ambiente en el pueblo se sentía diferente ahora. La gente había comenzado a dudar. El rumor sobre la grabación del Dr. Desmond se esparció como un incendio. La gente, que antes miraba a Owen con recelo, ahora lo veía con curiosidad. Y a Jim, que había sido traicionado por su prometida, lo veían con lástima. El monopolio de Prescott sobre el pueblo se estaba desmoronando.
El plan era sencillo. Jim, con su conocimiento del hospital, logró acceder a los registros médicos de Jenna. Encontró el diagnóstico original, que confirmaba que la niña no tenía una enfermedad incurable, sino una afección manejable. Mientras tanto, Alfred junto a sus amigos en un bar local grabó una conversación entre Marcia y Desmond, en la que confirmaban que habían alterado el diagnóstico por órdenes de Prescott.
Las evidencias eran irrefutables. El senador Prescott, que se había ganado la confianza del pueblo con mentiras, fue expuesto. El Dr. Desmond y Marcia, sus cómplices, fueron detenidos. La red de corrupción se desmoronó, y el pueblo de Yellowknife, que había estado prisionero de la ambición y el miedo, por fin fue libre.
Con Prescott tras las rejas, el pueblo comenzó un proceso de sanación y restauración. El hospital, ahora bajo una nueva dirección, abrió sus puertas a todas las personas. El odio y el resentimiento sembrados por Prescott se desvanecieron. Y en el centro de todo, un hombre llamado Owen, que había llegado al pueblo por un accidente automovilístico, se había convertido en el héroe que el pueblo no sabía que necesitaba.
Y aun no se sabía todo respecto a él…