Para siempre

El comienzo se convierte en final

Siento un frío recorrer por mi brazo, quiero cobijarme pero siento sueño aún, al mismo tiempo voy recortando que en mi cuarto no hay ventanas cerca de mi cama. Abro los ojos de golpe, la noche anterior tomé tanto que no recuerdo cómo llegué asta aquí. A mi lado; Eduardo aún duerme, se ve tan paciente en este estado que me quedo un rato más de lo normal viendo su perfección. En ocaciones siento un poco de envidia de su cara tan bella, sus ojos son verdes, los más grandes que en visto en un hombre a juego con su cabello castaño, en contraste con su piel blanca. Si su cara me parece perfecta, no se cómo expresarme de su cuerpo, es un hombre que le gusta ser libre y tiene un gran gusto por las peleas, continuamente va de paseo a montañas junto con Mauricio su mejor amigo.

Tiene el propósito de entrar al box dentro de un mes, aún trabaja en su inscripción, tiene la esperanza de que yo lo acompañe pero aún no me ah convencido.

-¿Cuánto tiempo llevas viéndome? - me sorprende al no darme cuenta que se ha despertado.

-Solo un poco. Quizás una o dos horas- bromeo

-¿Porque?-pregunta al tiempo que comienza a dibujarsele esa sonrisa tan suya.

-Son mis derechos de novia- respondo ya sabiendo lo que me espera.

Eduardo se abalanza y me cae encima besando mi mejilla, siento todo el amor que me tiene en ese beso.

-¿Como amaneciste?-pregunta.

-Feliz- respondo sin pensarlo.

Estoy segura del amor que nos tenemos, me comprende tanto al igual que me ayuda, tengo tiempo en un proceso de "rebeldia" ya que mi mamá quiere que deje de "perder el tiempo" y le ayude en el negocio familiar. Pero no puedo, no puedo dejar de ser yo, me gusta tanto ser libre, por eso nos complementamos, aún así, Eduardo me ayuda a llevar una mejor relación con mi familia y ellos no aprecian eso, no aceptan nuestra relación ya que no le ven futuro.

-¿Que haremos hoy?-me pregunta sacándome de mis pensamientos.

-Tengo que trabajar, tengo una semana sin hacerlo y mi cuarto no se paga solo.

Así le llamo yo al pequeño departamento que me pagó yo misma en modo de mostrar independencia.

-¿Quieres que valla contigo? -pregunta. La idea me parece bien, pero soy de las novias que necesitan su espacio o si no mueren, no tengo co-dependencia por nadie incluyendo a Eduardo y el lo sabe, por eso mi respuesta no le incómoda en absoluto.

-Preferiria vernos mañana. Respondo.

-Perfecto- Acepta- te amo y mucha suerte - Desea.

Me bajo de la cama y voy directo al baño para cambiarme, el se queda aún acostado descansando de un domingo.

Me pongo el vestido de la noche anterior y me acercó para despedirme con un beso. El me corresponde sosteniendo mi cabeza.

-Te amo. -no me espero a escuchar una respuesta, sino que salgo del cuarto y atravieso su departamento para dirigirme al mío.

 




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