Para siempre

Exhibicion

Llegamos a casa y puse las llaves donde siempre, nos habíamos reído todo el camino regreso a casa de la huida de nuestro par de amigos, honestamente no estábamos enojados, estabamos acostumbrados a este tipo de aventuras con ellos, en muchas ocasiones Brayan salió corriendo junto a Eduardo sin pagar ninguno de los dos la comida y no se trataba por alguna razón economica sino que era parte de su naturaleza ser así.

-Voy a bañarme - le dije a Eduardo mientras me quitaba la chaqueta. 

-Esta bien- me respondió con la vista fija en su teléfono

Caminé hacia nuestra habitación para buscar una pijama cómoda, el baño era algo grande y por alguna razón siempre me gustaba cambiarme dentro de el, no afuera, por eso siempre metía mi ropa y me cambia hay. 

Me encamine al baño, puse mi ropa en un mueble donde siempre teníamos la despensa del baño, toallas limpias y nuestras cosas de aseo, me quite la ropa me encamine a la regadera para buscar la mejor temperatura del agua, cuando atrás de mi escuché la puerta abrirse. Voltie en seguida para encontrarme con Eduardo desnudo en la puerta del baño, sus brazos estaban sosteniendo la puerta lo cual me permitía bien ver su desnudez. Mi vista recorrió su cuerpo asta toparte con su mirada llena de deseo y entonces comprendes que ese es el amor, si deseas a la misma persona todos los días es porque algo bueno están haciendo como pareja. En cuestión de segundo ya lo tenía más cerca de mi. 

-¿Te ayudo a bañarte? - me preguntó mientras me miraba de arriba a abajo, no me sentí incómoda, ni tampoco tape mi desnudez, mi cuerpo le pertenecía tanto como el suyo a mi. 

-Espero sea un gran servicio- dije con voz ronca, en mi parte íntima sentí un cosquilleo de deseo, el era mi hombre, el era mi prometido y muy pronto sería mi esposo.

Comenzó a lavar mi cuerpo, siempre estos juegos previos hacían que mi imaginación se desbordara, sabía justo donde tocarme para desmoronarme y mientras lavaba mis hombros, había otra parte de mi cuerpo deseando ser atendida. Estaba tan húmeda y no a causa del agua de la regadera, entonces su mano lo comprobó, me restriegue a su cuerpo cuando sus manos hacia su magia en mi y entonces comenzó nuestra lucha por darnos mutuamente placer. 

 Terminamos sudorosos a pesar de haber estado en el agua, al final nos lavamos y nos fuimos a la cama. 

-Eres el mejor prometido- le dije mientras me acomodaba sobre su pecho. Con su mano acariciaba mi cabello, esas mientras de cariño tan sencillas pero tan sinceras. Quizás no sabía lo que era el amor, quizás no sabía si el era la persona indicada, quizás no sabía nada de vida, éramos un par de soñadores libres, pero solo estaba segura que me hacía tan sanamente feliz. 

Mis dulces pensamientos  se vieron interrumpidos por el celular de Eduardo.

 Me baje de su pecho para que pudiera responder y alcance a ver qué era Brayan.

-Ey que broma pesada harás está vez?- le pregunto

-¿Dónde estás hermano? - le respondió, se escuchaba del otro lado de la línea varios murmullos. 

-Terminando de lavar los platos sucios- le reclamo- nos dejaron con la cuenta

-Relajate mi lalo- insistió Brayan- nada que tú chequera no pueda soportar-Eduardo sonrio- además te hablo porque está la máxima exhibicion de motos clásicas y tienes que venir a verla- se notaba la emoción en su voz, Eduardo abrió los ojos ante la noticia

-Estas bromeando de nuevo hermano- le dijo mientras se sentaba en la cama. Las motos eran la pasion de los dos, realmente ahora Eduardo parecía un niño tan animado 

-No bromearia con algo así, tienes que venir ya - le gritó.- te mando la dirección en un mensaje - colgó sin esperar respuesta.

Eduardo salto de la cama y corrió en busca de ropa, corría de un lado a otro tratando de encontrar su mejor outfit para la ocasión.

-¿Quieres venir? - me preguntó 

-Estoy cansada- vi su tristeza con mi respuesta- pero divierte tu- lo vi revivir cuando dije lo último. Salto a la cama y beso mis labios.

-eres la mejor prometido- repitió lo que antes había dicho yo, me quedé sonriendo, nuevamente sentí como un nudo en el pecho volvía a arruinar mi momento feliz, estaba muy guapo vestido todo de negro.

-Tengo que irme - dijo casi corriendo

-Ten cuidado- le respondi

-te amo- fue lo ultimo que dijo mientras se perdía por la puerta, me quedé en silencio sentada en la cama mientras escuchaba como cerraba la puerta principal. 

-yo también - respondi para mí misma mientras me volvía a acostar. 




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