Abrí los ojos de a poco, la luz me molestaba al igual que mi cuerpo, me sentía tan cansada pese a tener la sensación de haber dormido por días, escuché el sonido de un hospital, me fijé en mi brazo y tenía algo en el, un catéter incrustado, tenía la piel ligeramente amoratada debido al pinchazo de la aguja, está estaba conectada a un suero que estaba suministandome, me sentí confundida y no recordaba como había llegado hay y la causa. Forze a mi memoria en recordar y el impacto del recuerdo fue como si un camión se estrellara de golpe en mi. Todo mi cuerpo dolía, pero exactamente el corazón.
-Eduardo- susurré sientiendo mis labios secos y agrietados.
La puerta se abrió y la mujer que entró me quitó las ganas de llorar, mi instinto de lucir fuerte fue más grande.
-despertaste- me dijo Leonor.
Solo acenti con la cabeza, tenía miedo de abrir la boca, sabía que si lo hacía perdería el control y todo estallaría.
Seguí con la vista en las sábanas que cobijaban mi cuerpo.
-¿Cómo te sientes?- preguntó dudosa
¿Cómo me siento? Repetí la pregunta dentro de mi cabeza, quise reír pero se vería tan loco, como se responde eso sin ser sarcástico, como puedes estar después de ver dentro de una bolsa negra al amor de tu vida. Me quedé en ese recuerdo, su rostro amoratado pero tranquilo. ¿Cómo soportar que quizás sufrió? El no se merecía nada de esto.
Seguí sin responder y se acercó a limpiar una lágrima que sin darme cuenta salía de mi, puse mi máximo esfuerzo en controlar los zollosos, mi madre era una mujer fuerte, no la había visto llorar nunca, tampoco era dura con nosotras pero si muy fuerte.
-Saldremos adelante de todo esto- me prometió y note la tristeza en su voz.
Puedes quedarte sin empleo y pensar que hay un mañana, puedes divorciarte y estar seguro que hay un mañana, puedes caerte y saber que vas a levantarte, puedes estar pasando una mala racha económica y saber que tú suerte cambiará, pero no es lo mismo cuando pierdes un ser querido, sabes que nada será igual y es tan dolorosamente jodido tener la certeza que el tiempo no vendrá con anestesia.
No, jamás superare esto y la promesa de que el tiempo todo lo cura no hace estragos en mi porque lo veo tan lejano.
El sonido de la puerta distrae la atencion de mamá pero no má mia, mi mente no está en los recuerdos ni el el presente, solo en blanco, sin pensar en nada, sin imaginar nada, solo en paz.
-La daremos de alta ya- logro captar eso- puede ir cambiadose de ropa mientras usted nos ayuda con el papeleo- se dirige a Leonor.
Mamá se gira a verme buscando mi respuesta y asiento con la cabeza, creo que soy capaz de cambiarme sola.
La enfemera se encamina hacia la puerta seguida de mamá y sigo haciéndome la fuerte, comienzo a ponerme un pantalón limpio pero cuando flexiono las piernas siento dolor en el vientre, por lo que mis movimientos son con calma y cuidadosos, de vez en cuando limpio las lágrimas que de forma automática salen de mis ojos.
La salida del hospital es rápida, mamá conduce atravesando la gran ciudad, llevo la cabeza recargada en vidrio, no e vuelto a pronunciar palabras desde que estábamos en el cuarto de hospital, de vez en cuando oigo mis propias respiraciones, ahora no se que haré, ni que rumbo tomar.
Sin preguntarme mamá conduce a casa, no sé si lo intuya pero tengo tanto miedo de volver al departamento, el última día estuvimos en el suyo pero el mío está igual lleno de recuerdos y por ahora siento me moriré también si pongo un pie hay.
Mi familia está reunida pero nadie dice nada, aunque sus rostros no pueden disfrazar la lástima que sienten por mi y como no si siempre alardee mi valentía, fui un ave libre que raravez se pasaba por la casa, salí de aquí como las grandes, solo tenía mi violín el cual me hacía ganar dinero y el amor de Eduardo al cual me aferraba con todas mis fuerzas. Y ahora estoy de regreso, sin equipaje solo mi ego, valentía y libertad hecho pedazos, me trague mis propias palabras cuando pensaba que no volvería jamás. Mi hermana se acerca dudosa a darme un abrazo el cual no rechazo pero tampoco alargó.
-Necesito descansar- digo controlando todas las emociones que siento.
Ella asiente y me suelta mientras el ama de llaves Lucita toma mi brazo y me ayuda a subir, no me fijo que se quedan haciendo las demás. Solo me dejó llevar por Luz, siempre a estado con nosotros, recuerdo cómo me cuidaba cuando llegaba del colegio y mamá aún estaba trabajando, preparaba mi comida favorita y me ayudaba a hacer mis labores, en las tardes si mamá tenía un compromiso, ella jugaba conmigo en el patio, le gustaba escuchar cuando tocaba alguna pieza, cuando mamá y papá peleaban sobre el divorcio, ella se encerraba en el cuarto con nosotras y nos distraía con cualquier tontería. Estaba en mi lista de personas que qeria, nos dio su amor y cariño durante la infancia y aunque ahora que era un poco mayor ya no puede hacer quehaceres de la casa como antes, mamá sigue pagando su sueldo y le dio un espacio en nuestra casa solo por gratitud, es como una abuela aunque mi abuela de verdad se ponga celosa.
-sus sobrinas están con la otra abuelita- me saca conversación mientras subimos las escaleras.
Asiento con la cabeza, entre más nos acercamos a mi habitación siento como el nudo en mi garganta crece.
Editado: 11.10.2024