–Buenos días!– les saludo cuando entro en nuestra oficina, es un área extensa en la que tenemos equipo tecnológico, pero además cada uno tenemos un espacio extra para trabajar en privado si así lo deseamos.
–Buenos dias– me responde Lulu y Jonhattan solo me hace un saludo con la cabeza, tuvimos tres días de estrés y hoy estamos un poco más relajados, estos días se me pasaron volando, hicimos muy buena química los tres, no es tan largo nuestro horario laboral porque de vez en cuando bromeamos, hicimos lluvia de ideas para poner una barrera, los ataques cesaron, debieron ver qué ahora es imposible meterse con nosotros, lo más lógico es que paren, invierten dinero en cada ataque, además es un delito, si Víctor desea, puede investigar quienes son y proceder según le convenga.
–¿Porque estás tan estresado?– le pregunta Lulu a Jonhattan
–Escuche que hoy viene el jefe y quiere resultados– continúa tecleando como un loco. Nuevamente me parece extraño todo esto, Víctor es muy agradable, incluso ya le dimos las noticias y quedó satisfecho, me eh topado con el varias veces y todas me a sacado plática o mínimo me dedica sonrisas. Me acerco a mi silla encendiendo el ordenador.
–¿Te quedarás más tiempo?– me pregunta Lulu.
Su pregunta me sorprende porque ni yo lo sé, según solo venía pasajeramente pero no me han pedido que me retire, al contrario, siguen dándome tareas.
–No lo se–me encojo de hombros.
Veo que está triste, estamos comenzando a hacernos buenos amigos, son muy agradables; raros, pero agradables. Hoy llevo un pantalón de vestir negro y una camisa encajada color beige, el color de mi cabello resalta y me hace ver muy bonita. El teléfono suena y Lulu se encamina a contestar poniendo el alta voz par todos.
–El señor Alexander convoco una reunión en 10 minutos, los espera a todos es la sala de juntas– aviza con voz robotica– lleven su material con lo que han trabajado– hace una pequeña pausa– les recomiendo ser puntuales– dice nerviosamente y cuelga– su último comentario me hace mucha gracia, está fuera de lugar y por el tono de voz que dijo, creo que si jefe se molestaría si la escuchará. Volteo con mis compañeros y nos reímos. Solo llevamos la laptop de Lulú para mostrar lo que hicimos, aunque no deberíamos públicamente, sospecho que nuestra seguridad debe estar en privacidad, cualquiera podría usar esta información.
–Me iré adelantando– dice Lulu tomando sus cosas.
Yo me entretengo un poco apagando el ordenador, cuando me pongo de pie siento mis bragas mojarse ¡Madres!, vuelvo a sentarme, esperando así controlar el flujo que sabe de mis entrañas. ¿Porque me pasa así? Ni siquiera tuve síntomas o algo, es muy fácil que olvide la fecha porque siendo honesta no llevo el control de cuando me llega la menstruación. Creo que me voy a desangrar me porque casi quedé empapada, me salió muchísimo. Pero no puedo levantarme porque Jonhattan sigue en la oficina.
–¿Te espero? – me pregunta casi leyendo mis pensamientos, estoy muy nerviosa, no estoy segura si me manche o no.
–Adelantate– le digo mientras le sonrió para convencerlo– ahora voy.
En cuanto sale busco mi bolso, ¡No puede ser! Me agarró la cara, no encuentro una toalla por ninguna parte, casi pasan los diez minutos y no se que hacer. Salgo como puedo a la puerta, tratando que buscar una mujer que me ayude, me escabulló por el pasillo y me ecarrero al baño antes de que alguien me vea. Necesito revisar con urgencia que mi pantalón no esté sucio. Cuando reviso mis bragas, solo las eh manchado un poco, a falta de una femenina, pongo una gran cantidad de papel para que me cubra en lo que pido ayuda. Agradezco al dios de la menstruación por elegir el pantalón negro está mañana, no será muy evidente si me mancho.
Salgo como puedo y tocó la sala de la puerta de la sala de juntas, asomo la cabeza y muchos pares de ojos me observan, entre ellos los de mis amigos.
– Siento la demora– digo con pena
–Adelante– me dice Víctor con una sonrisa, pero cuando quiero dar el paso, me congelo con el par de ojos miel que me comen con la mirada, primero a Víctor, después a mi, su mal genio incluso puede olerse, siento nuevamente la descarga eléctrica cuando reconozco a este malnacido. Es el imbecil que me dio limosna, es imposible olvidar un déspota como el. Pero veo que aún no me reconoce, porque su mirada cambia del enojo a la curiosidad "pobre imbecil" pienso.
–¿Va a escuchar la reunión parada o su maldito cerebro se congelo junto a su reloj?– me pregunta, abro los ojos incrédula, es más mamón en su papel de empresario. No negaré que le baja el autoestima a cualquiera, está malditamente buenísimo. Aparto los ojos de los suyos para poder caminar.
La junta se alarga más, todos hablan por turnos cuando les toca a excepción de mi equipo, alzó la mirada para verlo una vez más, tiene gruesas cejas, mandíbula bien definida, el traje parece recien echo solo para el, sus labios son gruesos y sus pestañas... Siento que la cara me arde cuando su mirada atrapa la mía, rápidamente volteo a otra parte y mi respiración se intranquiliza, WOW, no puedo sostener su mirada. Me mantengo con la cabeza gacha, no puedo soportar volver a topar con sus ojos. Siento nuevamente como más fluidos me sale, aunque apriete las piernas, no se puede controlar.
–Te escucho Victor– le dice, ahora entiendo, Víctor no era el jefe, pero me dejó ir más en su voz, es muy varonil, sus labios deben ser muy suaves, levanto levemente los ojos y me vuelvo a encontrar con sus pozos color miel comiendome con la vista, mi rostro debe de parecerle conocido, estoy segura que no me reconoce, aprieto los labios comprimiendo una sonrisa, levemente lo escucho gruñir, aslo la vista de nuevo y está vez fruce el ceño molesto, algo se mueve en mi estómago, ¿Que diablos me pasa? Este hombre me ha echo olvidar a mi difunto prometido, me regaño mentalmente. No siquiera escuché la reunión, me la pasé repasando el físico de mi jefe.
Editado: 11.10.2024