Gracias a dios nadie me vio llegar sin zapatos anoche, pero mi ropa sigue impregnada a fragancia cara, tengo un mar de dudas, Alexander es algo confuso, detrás de su perfil ejecutivo siento que hay alguien más, un oscuro Alexander quizás. Me siento incómoda, me hace sentir cosas que no sentía hace meses y debo de frenar eso. Mi corazón es solo para Eduardo y se que alguien como Alexander no se andaría con juegos, además jamás pondría los ojos sobre mi, lo a dejado claro en las miradas de desprecio que me regala. Mi labor en esa empresa termino, concluimos a lo que iba e incluso ya lo reviso, son pásadas las nueve y sigo metida en la cama, estoy disfrutando de este descanso. Pero hoy hay algo más importante que debo hacer. Salgo de la cama y me doy una ducha caliente, en mis manos sigue eso extraño que senti cuando Alexander tocó mi mano. Lavo arduamente quitando esos rastros, no volveré hay así es que puedo estar tranquila porque mi dolor de cabeza termino.
Esta vez usaré botas, me pongo una pantalón de malla de piel, top color rosa palo el cabello lo dejo suelto, no usare maquillaje, casi nunca lo hago salvo a mis días en la oficina, se suarlo y sacarle ventaja a mis rasgos, pero me gusta más la piel limpia.
Llamo un taxi mientras me encamino a la salida, tengo meses sin usar mi volvo pero aún ando muy despistada para conducir.
El taxi estaciona frente a edificio que conozco de memoria, pase muchas noches aquí y dentro debe de estar una persona muy especial para mí. Mientras tomo el elevador decido marcar un número.
–Greys Ecology – saluda roboticamente la asistente
– Buenos días, habla Italia, ¿Podría comunicarme con el señor Víctor? – uso mi todo profesional, me siento incómoda llamar señor a Víctor ya que es todo menos un señor
–Un momento por favor– me pide educadamente y espero en la linea– ¿Diga? – escucho la voz masculina al otro lado
–Hola Víctor – lo saludo– solo para avisarte que ya concluí y por ello ya no fui.
–¿Renuncias por teléfono?– finje estar dolido– que irresponsable señorita– dice fingiendo el tono de voz y al finalizar suelta una carcajada, este hombre es la alegría de la empresa sin duda– está bien querida, esperamos contar contigo cuando te necesitemos– me dice.
– No dudes en llamarme– le digo, me a gustado colaborar estos días, después buscaré a mis compañeros que siento de alguna forma nos haremos buenos amigos, cuelgo la llamada.
Camino por el pasillo guardando mi teléfono, estoy un poco nerviosa pero anciosa por ver a mi otra mitad. Tocó la puerta y una loca mujer abre la puerta, su cara se tensa por la sorpresa, está congelada en su puesto.
–¿No vas a saludar a tu vieja amiga? – le pregunto sonriendo, en un chillido se lanza a mis brazos, su abrazo es tan recorfontante, es mi mejor amiga, dueña de la mitad de las locuras que hemos echo juntas.
–No puedo creerlo– dice llorando– te eche mucho de menos– insistió varias veces llamando a mamá, después snonlo hizo, me conoce bien y sabía que necesitaba espacio, respeto mi decision.– cuando volviste? – aprieta mis brazos serciorandose que sea real– que bonita te vez– vuelve abrazarme.
–vamos a desayunar y platicamos– le propongo.
–estss pero bien pendeja si crees que voy a salir contigo después de dejarme tanto tiempo– comienza con sus dramas alzando la voz– sufrir tanto– vuelve a llorar.
–Era necesario – le respondo– vamos, necesitamos panecillos y cafe– digo sonriendo anchamente.
– vamos– se mete por su bolso y vuelve a salir.
Caminar junto a ella es la mejor sensación del mundo, estar con ella de nuevo me hace muy feliz. Regresamos a nuestra cafetería favorita, aquí sirven el mejor cafe, solíamos venir los cuatro... Hago a un lado ese recuerdo, hoy la tristeza no me robara el momento de felicidad que estoy viviendo. Pedimos lo mismo de siempre y buscamos una mesa.
–¿ Dónde y dónde estuviste?– lanza su primer pregunta. Me remuevo incómoda en mi silla, se que mi repuesta le dolerá.
–siempre estuve en casa– le digo y no puedo evitar sentir el dolor de regreso, veo sus ojos sorpenderse– no podía ver a nadie, era demasiado– digo con las lágrimas casi al borde. La veo asentir, ella me comrpende.
–Brayan estuvo así un tiempo – baja la vista a la mesa, me alegra que al menos el la tuviera a ella.
– ya no hablemos de eso– la corto– mejor dime para cuándo es la boda– la provocó, pero veo un rastro de tristeza en sus ojos, algo raro en ella.
–ya no estamos juntos– me dice
– pero¿ porque?– pregunto molesta, mi pareja favorita no pudo haber Rompido, siento pesar por no estár con mi amiga cuando es evidente que me necesitaba.
– Su carácter se volvió diferente con el tiempo– casi llora– decidí darle espacio– se nota que lo quiere aún a pesar de todo.
–Siento mucho dejarte sola en esto– le digo y soy cinsera
–cada quién estaba en su duelo– me responde .
Es cierto, dicen que no hay palabras y es verdad, nada te reconforta más que ir dejando que el tiempo haga lo suyo, me costó nueve meses poner un pie fuera de casa e ir a visitar su tumba, quizás fue mucho, pero cada quien lo hace a su tiempo.
Editado: 11.10.2024