Para siempre

Alexander

Cuando cierro la puerta principal veo a soco centada en la barra de la cocina, su cara no tiene buen aspecto, lleva el cabello hecho una baraña y ya está en pijama. Trato de ocultar mi cara de recien besada, pero me cuesta trabajo evadir la culpa que siento por dentro con Eduardo. Ya no está y no volverá claro está, pero algo de mi no quiere soltarlo aún. 

–Hola– la saludo actuando lo más normal posible.–¿Cómo te sientes?– le pregunto lo que es evidente. 

–No tomaré nunca más en mi vida–me dice la típica frase de todos los borrachos. Sacudo la cabeza en negación.

–Creo que yo casi no tome porque no me siento mal– le digo haciéndome la despistada, me salvo de la cruda el baño y las atenciones de Alexander. 

–¿Bromeas? – se gira hacia mi–bebimos casi lo mismo– se queja inspeccionando me, aprovecho para sacar información.

–¿Te acuerdas de todo? – finjo sorpresa. 

– Querida– me apunta con el dedo y por un momento temo que sospeche algo– estuve borracha no con alzheimer – me rueda los ojos  y sonrió. – por cierto, quien era el buenazo que estaba sentado contigo? – me hago la loca mientras pico algunas frutas.

–No me acuerdo de nada– me encojo de hombros, restandole importancia mientras cojo un mango.

–Crei que lo conocias– sigue con el tema, agradezco que esté aún con resaca y no esté pendiente de cada movimiento que hago para obtener información. 

–¿Porque lo dices? – le digo mientras lo acomodo de manera bonita en un plato. 

– Recuerdo haberlo visto de nuevo en la calle cuando nos sacaron– abro los ojos con lo último y suelto a reír cuando recuerdo que creí que iba a  invitarnos a bailar– su amigo me ayudó cuando me dormí en el taxi– dice entre risa y la secundo. 

–¿Porque nos sacaron?– cambio de tema, no puedo ser tan evidente.

– Según hicimos desorden quebrando botellas– hace un gesto como si fuera algo sin importancia.

–Segun yo no vi que nadie se propasarse contigo– comienzo a sacar mi plan para obtener informacion– ¿Alguien conmingo?– la veo alzando una ceja y ella niega con la cabeza.

–No pero tú te pasaste cuando estabas llorando solo porque mi amigo nos estaba ayudando – me dejó caer en el sofá con el plato en mano muerta de la risa. – salud con manguito para seguridad teniendo noches inolvidables– le pasó el plato para que tome un trozo pero niega con la cabeza, le sonrió burlesca, de seguro no le pasa nada de comida– voy a mi cuarto– le digo poniendome de pie– mañana tengo trabajo y quiero descansar– se deja caer en el sofá de cabeza y me dice adiós con la mano. 

Cierro la puerta de mi cuarto, se me antoja mucho un baño para acostarme a descansar, aún es temprano pero se me antoja la cama con ganas. Me meto a la ducha y me doy un remojón rápido, aún están presentes las mariposas dentro de mi estómago y las escenas del beso no paran de repetirse por mi cabeza. Salgo envuelta en un albornoz, no quería lavar mi piel, para seguir con el tacto del hombre que parece un dios griego. Busco un pijama cómodo, planeo meterme entre mis cobijas y buscar alguna serie buena. Pongo mi crema favorita en mi cuerpo y ya lista me dejó caer en la cama suspirando. Me beso, sonrió sola en la.habitacion, quisiera gritar de la emoción. Veo mi celular y vana ser la siete apenas, busco lo libro favorito para darle la séptima leída en lo que va del año,  me acomodo entre las almohadas y es lo último que recuerdo. 

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Alexander 

Hace horas que la bese y sigo con la misma sensación en los labios, trate de contenerme por el recuerdo del beso anterior, me hizo sentir vulnerable cuando tocó mi mejilla, luego vi que no le gustó el desprecio y por un momento pensé que estaba actuando, quise sentirme mal durante el camino e hice de todo por ser indiferente pero sus ojos tristes me tenían inquieto. Esta vez estuvo conciente mientras le comi la boca con ferocidad. No puedo creer que en verdad sea una chica diferente, es muy tranquila aunque en las ganas que le tengo no me es indiferente. Sigo en la oficina atascado de papeles por leer, se junto todo por el par de horas que pase a su lado, pero de alguna forma no me arrepiento. La chica estará en mi cama y después la dejaré ir, mi obsesión por ella es porque la veo ser mansa, estoy seguro que hay una mujer debajo de eso que finge ser.

Me brinco la cena para apurarme en los pendientes, son casi las 11 de la noche, llevo desde que la deje mirando el teléfono en la espera de una llamada suya, que patético debo estar actuando ahora. Pero me repito que la intriga es solo porque es diferente a lo que siempre pasa por mi cama. El teléfono se ilumina y es la desima llamada de Alexa que ignoro. No tengo ganas de saber de ella, de echo estoy muy Agusto desde que se fue. 

Me timbra con otro mensaje, quiero ignorarlo pero me gana la curiosidad y veo que es de ella. 

Tengo dudas 

Me pone a secas.

                                                ¿Que es? 

Le pregunto en la misma forma, algo natural en mi ser de pocas palabras.

¿Ya nos habíamos besado? 

Frunzo el ceño, está pregunta no tiene nada aunque ver con lo laboral.  




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