Para siempre

Olvido

Me quedo viendo el mensaje que llega, pero lo ignoro, hoy es uno de esos días donde sin avisar y sin esperarlo llega ese bajon que te llena la cabeza de preguntas; me siento culpable, cada día pienso con menos frecuencia en Eduardo, croe que lo estoy superando y hoy me aferró al dolor que siente mi alma, a su lado nunca tuve inseguridades, ni tampoco dudas, todo era felicidad sin tantos dolores de cabeza. Estoy tirada en el sofá de la sala, con mis cuestiones en la cabeza, la culpa atormentando me y sin nada planeado por hacer.

–¿Pero que mierda?– soco sale de su cuarto y se queda parada viéndome, debo ser un espectáculo, llevo pantalones de pijama puestos, una sudadera y el cabello en un moño con cabello sueltos.

–¿Que pasa?– me hago la que no se mientras me hago más pequeñita en el sillón

–¿Que te pasa?– me pregunta acercandose a mi.

–Nada– le digo desviando la vista cuando la tengo frente a mi–solo me dio el bajón. La veo alzar las cejas comprendiendo.

–Ok– dice sacudiendo las manos– entonces te levantas, te das un baño y quitas esa cara– me ordena con tono de voz mandon, le frunzo en seño confundida

–Te comprendería si esto tuviera poco tiempo– me dice seria– y si crees que te veré con lastima estás muy equivocada– sus palabras me dejan muda, me causa molestia pero en el fondo se que tiene razón, pero como la masoquista que soy me hago dura en mi lugar mientras trata de estirarme fuera del sillón.

–Esto es más que el duelo – me descubre– ¿Que pasa?– está vez me mira molesta

–Estoy olvidando a Eduardo– le digo esperando que me entienda. Abre los ojos muy feliz y me molesta eso.

–Pues no tiene nada de malo– se inclina para quedar a mi altura– el estará feliz de verte soltarlo, el que te duela menos no significa que ya lo olvidaste– me aprieta con sus manos la rodilla– solo que el tiempo ya está haciendo su efecto– me explica– siempre será tu recuerdo más bonito y siempre tendrán algo para estar unidos– me dice y no comprendo– pero no te sientas culpable, estoy segura que el estará feliz de verte mejor– me dice casi gritando de emoción.

–¿Feliz con otro?– le suelto sin pensarlo, abre los ojos asombrada.

–¿Queeee?– está vez tengo que sostenerla antes de que se caiga.

– estoy conociendo alguien más y es la razón para estar asi– casi lloro– lo estoy olvidando por otro– continuo 

–eres una maldita perra– me grita casi molesta– ¿Porque no me dijiste nada?– me reclama y siento alivio, es lo que le.molesta, que no le haya contado y no que esté reemplazando a Eduardo– dime cómo es– ahogo una risa– como huele, como te mira, como habla– continua jalando mi brazo– quiero saberlo todo.–una parte de mi siente alivio, pero otra sigue con la culpa.

–Pero es que estoy reemplazando a Eduardo– me quejo con tristeza.

–Claro que no– te estás dando otra oportunidad, hay vida después del luto– me dice, tiene razón, pero quién convence a mi cerebro de lo que mi corazón siente. –¿Quién es?– insiste con alegría.

–Eso que importa– le digo – me daré un tiempo más – le digo y veo la molestia 

–¿Porque? –alza las cejas– quien dice que hay que esperar, el amor llega sin fecha, sin saber si tienes compromiso, sin tomar en cuenta la edad, el estatus social, todo– me dice con dulzura– una vez que llega lo verdadero, aferrate porque hay cosas que no se repiten– me dice 

–Yo ya tuve todo eso con eduardo– le respondo.

–¿Cómo lo sabes si no te das oportunidad?– me pregunta– viniste a vivir– me toma de los hombros– eso incluye felicidad, tristeza, días de soledad, llanto, amargura, desilucione, fortuna y días sin dinero, experiencias inolvidables, lo incluye todo– aprieta un poco más su agarre– vive, se vale sentir culpa, ya la sentirte, ahora sigue hacerla a un lado y cambiar de chip– su plática de interrumpe cuando llaman a la puerta, las dos nos miramos confusas. Soco se pone de pie y se encamina a abrir, yo sigo adentrada en mis pensamientos, tiene razón en todo, incluso yo lo sé, pero me falta decidirme a hacerlo.

–Gracias– la escucho decir cuando cierra la puerta y viene en mi dirección, tiene la vista en la caja que trae en manos.– es para ti– me la entrega y frunzo el ceño. No recuerdo haber hecho compras en línea. La abro con curiosidad, es una caja grande y dentro hay otra más pequeña, parece un estuche. 

_¿Que es?– insiste soco con curiosidad. Soy torpe de nacimiento con la dcosas que deben hacerse con cuidado, así es que hago mi mayor esfuerzo para no dañar la pequeña caja dentro. La tomo en una mano mientras soco me ayuda con la caja grande, la abro con cuidado y casi me meo en los pantalones cuando veo lo que hay  dentro.

–¡Puta madre!– dice soco igual o más sorprendida mientras me lo quita de las manos, con cuidado lo safa de la cajita y lo toma entre sus manos. No es necesario saber de yojeria teniendo semejante pieza enfrente, a leguas se nota que es caro. –Pero quién la envío–  mi amiga mira la caja para que vea la tarjeta, no es necesario, recuerdo bien esta pieza, pero no sé cómo lo tome soco.

–Creo saber quien– le digo con la expresión neutra. Aún así tomo la tarjeta entre mis manos. 

"Lo sabía, una pieza única para alguien auténtica. Es usted maravillosa, señorita". A.G.




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