Para siempre

Madrugada

Abrí los ojos y me sentía tan plena, tan jodidamente feliz, a pesar de haberme bañado anoche aún tenía su aroma en mi piel, recordarlo anoche me hizo ponerme roja, me acosté con el en tan poco tiempo. La canción, era la razón por la que tenía la sonrisa muy ancha, anoche la reproduci varias veces antes de dormirme. Tomo mi teléfono para escucharla una vez más, es sábado, son casi las diez de la mañana y apenas desperté, necesitaba con urgencia este descanso, faltaba casi una semana para navidad, Leonor me había rogado que pasará estás fechas con ella pero no estaba muy segura, mi hermana estaba encantada por allá y no tenía planes de volver pronto, sentí nostalgia al recordar a mis pequeñas sobrinas, eran una bola de carne que me hacían pasar horas mordiendo sus mejillas, mi relación con ellas era buena, pasaba tiempo con ellas cada que podía, incluso más que con mi hermana y Leonor, aún me quedaba mi mejor amiga para compartir estás fechas con ella, o de igual manera podía hacerlo con papa. Me sorprende mucho cuando mi teléfono se ilumina con un mensaje.

Cambio desayuno y café a cambio 

de que dejes de odiarme 

Su mensaje me hace sonreír, no estoy segura a qué se refiere, pero hago todo menos odiarlo.

Te perdono si tú pagas 

Le respondo mientras aguanto la risa.

No estaba pidiendo perdón y 

claramente lo segundo no está a

discusion.

Me responde, lo imagino con su cara serio.

¿Dirección?

Le pregunto de manera seca.

Paso por ti en una hora .

Salgo de la cama y no me apetece bañarme porque se siente el frío, solo saco el cepillo eléctrico y me pongo en marcha con el cabello, aún tiene el color muy bonito y el largo me favorece mucho. Hago unas ondas naturales, de maquillaje solo hago mi skin care de siempre, hidrato muy bien mi piel, me pongo gloss nude, las pestañas rizadas y con una muy leve capa de rimel, casi no me gusta el aspecto que tienen para después, algunas mascaras son muy pesadas y las hacen verse mal, casi me gusta más la piel limpia y que se vea humectada, las cejas solo pongo un poco de gel sin color para que se mantengan en su lugar y ya está, me encanta la piel que me queda, se ve como si la tuviera mojada, en la ropa no se que usar, quiero verme elegante, arreglada, pero casual, relajada, que parezca que no me esmere pero no verme descuidada, en pocas palabras el tipo parece que me interesa más de lo que pienso. Me pongo un leggins negro grueso, que no trasparenta nada, me pongo una blusa ligera de manga larga un encima una cazadora color rosa palo. Se ve bonito, me calzo una country color casi blanco y me siento lista, faltan 5 minutos para que se complete la hora y me asomo por la ventana, ya está hay, me siento muy nerviosa, salgo a toda prisa atravesando la sala, no se si sea prudente ir al cuarto de soco, así es que de camino le mando un mensaje para avizarle que salí a desayunar. Me apuro por las escaleras, casi voy corriendo, pero entre más se acorta el espacio, más fuerte bombea mi corazón. El frío me recibe en la puerta, trato de no torcerme un pie mientras avanzo hacia el, está parado recargado en su auto, lleva un suéter que llega asta el cuello color azul y un pantalón color negro, se ve muy guapo como cada minuto de su existencia, gracias a dios lleva gafas si no estaría congelada en el piso con su mirada. 

–Hola– le saludo de manera amable para romper el hielo, la verdad que de los nervios casi quisiera actuar como una loca.

–Sube al auto– me ordena dando la vuelta para meterse por el lado del piloto, no lo obedezco y me quedo parada en mi lugar.

–¿Así sin saludar?– le pregunto molesta, cruzo los brazos sobre mi pecho no negligencia, lo veo como se detiene  girandose hacia mi, se encamina a paso apresurado y me toma de la cintura estampando me un beso, de la sorpresa solo alcanzó a agarrarme de sus hombros para no irme para atrás, "un beso lleno de hambre, en una mañana fría" repaso en mi cabeza. Le doy acceso a su lengua para hacer juntos una danza lujuriosa, le doy lametazos como si fuera su miembro, nunca eh probado uno con la boca, tomando en cuenta que solo estuve con Eduardo, pero jamás probamos juntos hacer eso, solo nos limitabamos a hacer el amor en la casa o en algún otro lugar, pero todo de manera tranquila, todo lo contrario a Alexander, el es duro, fuerte y frío. Suelta mi boca y está matándome con su mirada, trato de recuperar el aliento mientras medio le mantengo la mirada, no puedo a pesar de lo que hemos compartido juntos. 

–¿Contenta?– me dice con tono molesto.

– contenta– le respondo mientras le sonrió y paso junto a el para entrar a su auto. Lo escucho resoplar y en poco segundos está a mi lado, pone en marcha su auto. 

Se ve muy bien manejando, veo su mano en el volante, es grande y casi blanca, lleva un reloj que a simple vista se ve costoso.  Me siento feliz aquí, me siento grande estando con el, todo en el me encanta, comenzando con su físico y terminando con su forma de ser, no niego que de vez en cuando me hieren sus acciones, pero siento que hay otro debajo de esa barrera de dureza que me quiere mostrar y hay está el hombre que despues de sacar el cavernícola que lleva dentro, su otra parte viene con gestos unicos haciendo que no quiera apartarme de el, como ahora, me invitó a desayunar haciéndose el duro. Aparcamos fuera de una pequeña cafetería, por fuera tiene un aspecto hogareño, bajamos, ya no me espero a que me habrá la puerta, entro con prisa con la curiosidad de como será por dentro. El olor me sorprende, huele riquísimo, hay pequeñas mesas para dos, paracee como si estuviera comiendo algo en la cocina de mi casa. Buscamos una mesa libre y nos sentamos, rogaba por dentro no quedar frente a frente, porque después de varias cosas me siento incómoda comer frente a el. El mesero se acerca con las cartas en mano, le doy una pequeña ojeada y antes de que se retire alzó la voz.




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