Para siempre

Conocerte

¿Cómo reconocer que está pasando algo? La respuesta es; cuando te haces está pregunta. Hay estaba yo, llendo en auto, a vísperas de navidad junto al hombre que en poco tiempo ha la logrado lo que otros en años. Me atrevi a afirmarlo, cuando más en calma me encontraba, llegaba el, como un fuego ardiente arrasando con todo, sacudiendo mi cuerpo junto a sus emociones, sacándome del trance que me tenía perdida en el pasado, haciéndome cuestionar y a la vez olvidar. No sé si era cariño, pero ya no estaba solo entrando a mi corazón, si no fundiéndose con mi alma, ya no solo lo extrañaba si no que estaba incompleta desde el segundo en qué el se retiraba de mi, más que atracción, más que cualquiera otra cosa era conexión, quizás de vidas pasadas, porque fue como si lo conociera desde siempre.

–¿A dónde vamos?– pregunté con la vista en el, aproveche la oscuridad, las luces de vez en cuando alumbraban un poco su cara, viéndose como un tipo siniestro. Aparco en un claro, alrededor había muchos árboles muy frondozos debido a que había un río, un muy frío río.– me trajiste al lugar mas frio– le recriminó mientras lo veo quitar el cinturón de seguridad.

– Despreocúpate, estás con el más caliente– me responde con descaro mientras mi zona de mujer cosquillea con el comentario, sale y rodea el auto parándose al frente, tengo que hacer lo mismo y dudo varios segundos porque siento que tendré mucho frío. No me equivoco cuando abro la puerta y el fresco golpea mi cara, la verdad no venía preparada para esto, el frío siempre quema muy feo mi piel y por eso uso muchos hidratantes e incluso base para protegerme. Con duda pongo un pie afuera, luego salgo abrazando mis brazos. Me acerco hacia el que no se inmuta el girarse a mirarme, llegó asta su lado y lo veo estar en calma, titubeante me paro a su lado, siento la calidez de su cuerpo cuando alza un brazo y rodea mi cuello pegándome a su cuerpo, se siente muy rico el calor que emana, trato de cubrir la cara en su pecho y veo como aprieta la mandíbula con mi gesto.–¿Tienes frío?– pregunta serio con la vista al frente, yo asiento con la cabeza, en eso siento como gira su cara para poner su parrilla sobre mi cabeza, lo escucho aspirando el olor de mi cabello y me siento nerviosa.–¿,frío o calor?– continúa con las preguntas

–Frio– respondo sin dudar–pero amo más los días de lluvia.– respondo con mas entusiasmo y este asiente.

–¿Dulce o salado?– insiste y recuerdo la parte de que está conociéndome.

–la comida salada y bocadillos– le respondo 

–¿Arriba o abajo?– pregunta haciéndose el tonto

–Oye– le digo golpeando levemente su pecho y siento su pecho sacudirse por la risa.

–Me refiero a que si te gustan las alturas– me dice mientras con el brazo que tiene por mi cuello acaricia de manera discreta mi mejilla. 

–Eres un mentiroso– lo acuso rodando los ojos

– y tú tienes una mente muy sucia– continúa con la risa, hace mucho frío, se siente muy frío el ambiente.

–Ven conmigo– me jala mientras se encamina sosteniendo mi mano, vamos directo al puente, se ve que es muy resistente, es para que lo usen la personas que se trasportan en autos o camionetas, no es muy largo y tiene un barandal de algunos cuatro metros. Camino con cuidado, está algo oscuro y el suelo es inestable, hay algunas piedras. Llegamos asta el barandal y saca dos pequeños candados color plata, los sostiene en la palma de la mano para que pueda verlos. 

– En tiempos de lluvia el agua pasa por encima del puente– me explica y yo sigo viendo los pequeños candados. Los entrelaza entre ellos y luego entre un barrote delgado del puente, cierra los candados y vuelve a meter las manos en su cazadora. – el agua llega con fuerza llevándose todo lo que hay a su paso, sin importarle si es basura, personas, troncos de árboles que se supone son fuertes y estables– me ve fijamente– a excepción de esos candados, que resistirán la turbulencia, las más fuertes tormentas y estarán intactos para cuando termine– su vista se intensifica– nadie los separa porque ya no hay nada que los abra– dice arrojando la llave al rio– ahora sí juntos para siempre– me da escalofrío su promesa, siento que la historia se refiere a nosotros aunque es tan frío que no se atreve a admitirlo, con el es más de ser inteligente que esperar a que diga las cosas claras.

– puede que se ensucien para cuando termine– le digo observando.

– sucios pero juntos – rectifica de nuevo, abro la boca para decir algo pero me quedo callada cuando su teléfono suena, duda un poco en responder o no y luego se lo lleva a la oreja, por más que intento no escucho nada, pero me distraigo en mi corazón estudiando por lo que acaba de pasar.

– está bien– lo escucho decir–los veo hay– siento una punzada al escuchar eso, quiere decir que se acabó nuestra noche mágica. Lo veo guardarse el teléfono y tiene cara de apurado.– demos un paseo– dice con el semblante intranquilo. 

–Pero hace mucho frio– me quejo abrazando mis brazos 

– es necesario– me dice y jala de mi brazo cuesta arriba, pasamos de largo su auto y trato de igualar su paso pero me es imposible, vamos por el cerro caminando, el no se le ve dificultad para moverse.

– encendere la linterna de mi celular– le digo buscando mi móvil, pero me interrumpe bruscamente.

– Es peligroso– me dice sosteniendo mi mano. 

–¿Que sucede?– le pregunto parandome de golpe, el trata de jalarme pero me niego.– dime qué pasa o me regreso– lo veo como enfurece, no le gusta que le lleven la contraria.




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