Para siempre

Víctor

Hay estaba el; dándole de golpes al que se supone es su mejor amigo, aún siento la censacion de sus ojos quemando me, de pronto me sentí conectada a el como si fuéramos uno mismo, no me puedo volver a permitir seguirme haciendo ilusiones con alguien que tiene muchas mujeres para escoger.

–!Creo que debo intervenir!– dice Fernando y me pongo en alarma, algo dentro de mi quiere interponerse entre el, pero la expresión de Alexander me deja elada, parece un animal salvaje lleno de irá mientras ataca a su amigo, siento como se eriza la piel de mis brazos al ver cómo sus hombros se expanden mientras buscan el modo de atacar, ya no se fija en mi, ahora va al asecho de su amigo, siento que este es su verdadera faceta. Varios hombres tratan de intervenir pero son lanzados sobre el aire, cayendo encima de las mesas, me doy cuenta que tengo las manos aferradas a los brazos de Fernando y lo suelto rápidamente encontrándome con sus ojos.– Espérame aqui– me suplica con ternura y asiento, auque ver la imagen de nuevo a Alexander al ser sujetado por varios de sus hombres, siento el cosquilleo de mariposas en mi estómago, está frente a mi, se le ve agotado, sus hombros suben y bajan, pero su ropa está intacta, parece que no paso nada, solo por su rostro aún desfigurado, de pronto sus ojos se topan con los míos, sorprendiendome mientras lo repara de pies a cabeza, sus pupilas están oscurecidas y su expresión cambia a una de curiosidad, nuevamente vuelve a atraparme, como si estuviéramos conectados, me es difícil apartar la vista, ya que deseaba verlo en todo este tiempo y ahora por más doloroso que será en cuanto esté sola, quiero memorizar cada facción, " me eriste y aún así te amo" pienso como si el telepaticamnete me escuchará. Hace fuerza por safarse de sus hombres y estos no se lo permiten. Fernando no logra llegar asta el cuando los hombres del bar se interponen en su camino, vuelvo la vista a Alexander y este está clavado en Fernando, nuevamente veo esa facción de ser malo, erizando mi columna vertebral, siento mucha curiosidad, algo el dice que no es como todos piensan, quizás es peor y deseo saberlo. Los hombres se dirigen a julio, intercambian algunas palabras y mientras busco a Víctor con la mirada, intenta ponerse de pie, corro hacia el, quizás con alexander termine mal pero el de alguna manera es especial para mí.

–¿Estás bien?– le pregunto con las manos entendidas hacia el para superarlo poniendo una de mis palmas en su espalda, alzó la cabeza para ver su cara y hago un gesto al ver el labio reventado, a pesar de la paliza tampoco se ve tan mal como lo imaginaba, Víctor asiente el respuesta.–dejame ayudarte a sentarte– le digo mientras retiro una silla y lo dirijo a ella

–Ve a casa– me dice con voz tierna y me giro a verlo, pero tiene la vista sobre mi cabeza, hago mucho esfuerzo por no voltear, debe estar viendo a Alexander.– estoy bien no te preocupes– insiste

–¿Porque te golpeó?– pregunto con timidez

–¿Golpeó?– se hace el ofendido–¿Osea que no le di guerra?– bromea y frunzo el ceño ante su respuesta, este hombre me confunde, no está afectado, ni molesto. – yo lo provoque– me dice y no siento alivio ante eso.

–Pero es tu mejor amigo– insisto

–Por eso– responde y sigo más confundida que al principio, Fernando viene hacia nosotros.

–¿Estás bien?– le pregunta de forma educada pero Víctor solo asiente en respuesta– quizás podria arrestarlo – dice serio y yo lo miro angustiada– pero estamos de fiesta– se encoge de hombros y sonríe en una sonrisa burlona, lo imito sintiendo alivio y discretamente suelto el aire por la boca.

–Volvamos a nuestra mesa– se dirige está vez a mi y en cuanto alzó la vista, justo detrás de Fernando están los ojos con los que eh soñado estos días, imaginando que viene asta mi suplicando una disculpa, un arrepentimiento que no se ve reflejado en su semblante, solo tiene los ojos clavados en mi lleno de irá, eso me molesta mucho, que me vea con odio, quizás me repudia después de todo. Controlo las lágrimas que amenazan por salirse mientras me siento un bicho siendo aplastado por su imponente caracter, Fernando no se merece que lo desplante, que desperdicie un segundo de su compañía por estar viendo a este malnacido, hago uso de todo mi autocontrol y me giro a Fernando dedicándole mi mejor sonrisa.

–Vamos – le digo mientras tomo su brazo y continuo sonriendo.

–Que coincidencia– nos encara mientras reparo su cara amoratada, siento una punzada en el pecho al ver el labio roto, siento la necesidad de correr hacia el y limpiar los daños, que no sienta ningún dolor, ignorando el que el causo con su burla al mío.

Evito responderle, no se merece nada de mi, quizás solo siga con su burla y no le daré ese derecho, pasamos a su lado ignorandolo, siento que Fernando ni siquiera se percató de su presencia.

–Creo que ese tipo nos dijo algo– comenta mientras lleva una mano a mi espalda, su tacto eriza mi piel, se que no es un gesto inofensivo y me pongo alerta, pero no me retiro, deseo con todas mis fuerzas que Alexander lo haya visto y vea que hay más después de el.

–No lo escuché– me hago la tonta mientras apresuró el paso a nuestra mesa, me apresuró a sentarme para volver a estar frente a ese idiota que para mí sorpresa no se fue y sigue viéndonos, a mi para ser específica, tiene la boca descolgada y sus ojos echan llamas, las manos estan cerradas en un puño y respira entecortadamente, no escuche cuando Fernando sirvió las bebidas asta que me pasa una copa, que; sin quitar la vista de la suya, aún con los metros que nos separan, pero sintiendo su calor, llevo la bebida a la boca y doy un sorbo sin despegar la vista, lo veo entrecerrar los ojos, aún desde lejos podría ver cada pequeño detalle en el, porque lo siento, más allá del tacto, más allá de tomar su mano, más allá de su piel; siento su alma, el calor que emana de su cuerpo, porque fue mío, con mentiras pero mío y tengo la certeza que lo sigue siendo y será para siempre, porque no solo se metió en mis piernas, si no en mi vida y en mi ser y por más que quiera aborrecerlo, todo lo que soy sé niega a odiarlo, porque amo cada parte de el y lo amare siempre aunque no me pertenezca a mi, aunque sea un secreto solo para mi. Sale de mi campo de visión cuando una mujer llega asta el; fina, recta e imponente, la mujer que peleó por el, a la que no le importo humillar por defender lo suyo y quizás una parte de mi la comprende aunque no sea de las que le guste pelear, pero ¿Quién en su sano juicio lo dejaría ir?. Veo como la cara de Alexander empeora cuando ella se cuelga de su brazo, lleva un corto vestido de lentejuelas debajo de un abrigo de peluche, su gran melena la lleva suelta y va calzada en altas zapatillas, muchos hombres la miran con descaro sin importarles que esté junto a ese hombre que solo destila poder, salvajismo y fuerza. Aun así, colgada de su brazo se dirige hacia mi mientras me dirige una gran sonrisa, el acto me toma por sorpresa y me volteo a otro lado en busca de una respuesta.




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