Hay estaba yo haciendo uso de todas mis fuerzas para separarme, entre tantas mujeres en mi vida, está hace un caos dentro de mi, sus cabellos rosas, lo primero que me llamo la atención de ella, sumándole esa manera tan rebelde de ser, tan libre, tan ella, tan auténtica. El negocio es primero y mi lugar debo de cuidarlo, están pisando nos la nuca como para ponerme detrás de una mujer, pero si tan solo pudiera concentrarme 100% en eso. Soy el más temido y hay estaba yo; escondido en el auto cuidando que llegara bien a casa, si no fuera por la maldita de su amiga, ella estaría encerrada en casa, espero que el tipo a su lado no sea un obstáculo o tendré que sacarlo de la jugada, no después de mandar a la chingada a Alexa.
Voy llegando a la oficina, tengo la verga dura de pensar en esa idiota que cree poder sustituirme fácilmente, la retrasada de mi secretaria tampoco está en su lugar, e madrugado más de lo habitual, pero tengo muchos pendientes que tengo que sacar a flote a más tardar el día de hoy.
–¿Hermano?– aparece Víctor con su ánimo de siempre, sube una mano queriendo rodear mi cuerpo en un abrazo, pero sigo caminando a toda prisa y antes de que pueda cerrar la puerta, se cuela como sabandija.–¿Que tal tu día?– insiste con una sonrisa–¿No estás desvelado?– se burla y solo le ruedo los ojos mientras me dejó caer en el asiento.–Bueno no te quito más tu tiempo– al fin escucho que se largará– necesito que firmes esto– me ofrece una carpeta– para poder proceder con la demanda hacia italia– apenas escuchar el nombre de esa cobarde me hace empeorar el día, lo fulminó con la mirada,está tentando su suerte.
–Largo de aquí– le gruño cabreado
–Solo estoy siguiendo con el protocolo– se hace el pendejo–firma que tengo prisa– insiste y no puedo más, rodeo el escritorio con prisa para tomarlo del cuello, respiro entecortadamente, por primera vez no se que hacer, pero ver a Víctor sonreír victorioso me hace tomar la decisión; estampó la firma en la maldita hoja y el se queda sin expresión al verlo, si cree que un par de tetas pueden más que mi carrera está muy equivocado.
–Ahora ve y has lo que debes hacer– lo miro rabioso–Dile qe es su última oportunidad– sentenció–o vuelve o me paga 5 millones de dólares– frunce el seño confundido, a esto no podrá negarse, lo siento por ella que no quiere compartir espacio conmigo pero yo no puedo seguir sin tenerla en esta oficina.
–Es una tontería– se queja al fin – eres un inmaduro– continúa y se retira por la puerta, no se lo que Víctor trame, pero no le Saldra.
–Tiene dos horas para estar trabajando aquí de nuevo– doy la última orden.
–Eres un imbecil– lo escucho escupir entre dientes, querían tener al diablo y aquí me tienen sentenciando.
A cada nada estoy como estupido viendo en direccion de la puerta y eso me cabrea más, ella está quitándome má satencion de la que suelo darle a alguien, ni siquiera a la que dice ser mi esposa me hizo sentir lo que está loca en este tiempo <solo son ganas de cogermela> intento convencerme. Me obligó a meterme en el trabajo, debo reconocer que hizo un perfecto trabajo, todo está en orden a pesar de los días que a faltado al trabajo. Falta un minuto para las dos horas que di como plazo, reviso los correos desde mi celular, respondo algunos para hacer tiempo, aunque mi reloj hace cosquillas en mi muñeca, inevitablemente veo la hora y a pasado diez minutos, siento las manos húmedas, <¿Pero que mierda?!> Estoy nervioso y eso me hace estallar, golpeó el puño sobre el escritorio y me levanto a grandes zancadas hacia la puerta, siento que ardo de irá, se pasa por el culo mis amenazas, quiero prenderle fuego a su oficina y después ir por ella, yo no soy un pendejo que se deja mandar. Abro la puerta con irá y la rabia por dentro echa chispas al toparme con la melena rosada, sonrió por dentro cuando mis ojos topan con los suyos mientras me fulmina con la mirada, si yo estoy molesto ella se ve al triple, sus mejillas cobran color mientras nuestras miradas se abrazan. Me hago doy la vuelta de regreso a la oficina mientras siento su calidez en mi espalda, el eco de sus zapatos me reitera que no es un sueño y viene detrás de mi. En cuanto me giro mis reflejos alcanzan a tomar su mano a pocos milímetros de mi cara, la atraigo con fuerza hacia mi, tiene que alzar la cabeza para encararme.
–Eres un maldito!–me grita con rabia mientras hace fuerza en la muñeca para soltarse.
–Eso ya lo se– le bufo y su cara enrojece más.
–¿Pero que pretendes?– me grita– ya te dije que no quiero estar ni un minuto con su cercanía– su voz se quiebra y la veo con más atención.
–Pero aquí quien manda soy yo– le respondo tajante
–No eres dueño de mi– vuelve a gritar.
–¿A no? – la reto mientras tomo su cara y la pongo a milímetros de mi boca– lo fuiste desde el primer dia– le declaró sin darme cuenta de mis palabras, su aliento cálido llega asta mis fosas y sin dudarlo más estampó mi boca sobre la suya, no es un capricho, esto es una necesidad. Su boca no se mueve, intenta evitarlo pero no le dura ese gusto y corresponde mi beso con ferocidad, mientras el mío es de urgencia, necesitaba tanto esto, escucho sus jadeos y me doy cuenta de la presión con la que la pego a mi cuerpo, mi mano aprieta su nuca con fuerza. Este beso es calma a mi oscuridad pero es leña para lo que surge dentro de mi, <solo quiero cogerla nuevamente> me convenzo. Nos separamos pero mis brazos aún la contienen mientras recupera el aire. Me ve con más veneno en los ojos y nuevamente verla así me hace querer sonreír.
Editado: 09.01.2025