—¿Entonces que te tiene tan feliz? —pregunta mi tía mientras estamos en la cocina cuando los demás se han ido. Me está preparando un pastel de chocolate.
—Nada, tía. No es nada —contesto buscando algo que hacer con mis manos nerviosas.
En ese momento suena el timbre y agradezco en silencio por la distracción.
—Yo voy —anuncio y salgo disparada hacia la puerta.
No lo esperaba, quedamos de vernos mañana y ahora no sé qué decir.
—Hola —saluda Jake, tímido—. Olvidaste tu libreta, pensé que tal vez querrías escribir algo… hoy.
—Oh… gracias. ¿Quieres pasar? Mi tía está horneando un pastel —asiente y ambos no podemos mirarnos a los ojos.
Mi tía se da cuenta de la extraña atmósfera porque me da una mirada como diciendo: ¿qué pasa aquí? Me encojo de hombros y finjo seguir con mi labor. Jake ayuda un poco y cada vez que nuestros ojos se encuentran sonreímos antes de desviar la mirada.
Después de que Jake se va y todos se van a dormir, tía Kerry viene a mi cuarto, se sienta a un lado de la cama y suspira antes de hablar.
—Lyn, no quiero meterme en donde no me llaman, pero creo que tu mamá querría que te preguntara esto: ¿Están Jake y tú saliendo? Ya sabes, como más que amigos.
—¡Tía! —enrojezco al instante.
—Sabes que puedes contarme cualquier cosa, después de cómo se miraban hoy, sé que algo más pasa.
—Me gusta Jake, tía —decido confesar—. Pero no, no somos novios, si es lo que quieres saber.
—Pero por cómo te miraba puedo decir que es cuestión de tiempo.
—¿Tú crees, tía?
—Sí, pero eso me preocupa, Lyn. Son tan… —sé que iba a decir niños— jóvenes.
—¿A qué edad tuviste tu primer novio, tía?
—A los catorce, pero mírame ahora. Amo a Kevin, pero es duro ser madre soltera.
—¡Tía! Ni siquiera estoy cerca de eso.
—Soy mujer, cariño. He pasado por ello y estás creciendo tan rápido. Eres muy madura para tu edad, pero aun así quiero que pienses muy bien tus decisiones, ¿está bien? Y me prometas que siempre vas a confiar en mí.
Me recuerda tanto a mamá.
—Hay cosas que solo se pueden hablar con otra mujer. Tu padre no va a decirte esto, ni vas a confiar en Elena ¿no es así?, así que aquí estoy yo. Quiero que seas feliz, pero también quiero que tengas mucho cuidado. El corazón a tu edad es tan frágil, sé que Jake es un buen chico y tiene mi voto de confianza, pero debo pensar primero en ti. ¿Me contarás cualquier cosa?
—Lo haré, tía. Lo prometo.
Después de que se va me quedo en silencio en la oscuridad, pensando en lo que será de Jake y de mí a partir de ahora. Sí, somos jóvenes. Pero… ¿qué pasa si encuentras el amor de tu vida siendo una adolescente? ¿Le darías la espalda por eso? Miro el reloj que marca las 00:01. Genial, ya tengo dieciséis. Me preparo para dormir, pero la pantalla de mi teléfono se enciende. Es un mensaje de Jake. Oh.Dios.Mío.
Jake: <<¿Te gustó?>>.
Obviamente se refiere al beso. Quiero gritar que sí, que me gustó, pero ya estoy temblando.
Yo: <<Sí>>. Es lo único que puedo escribir.
Jake: <<¿Puedes bajar? Hace frío>>.
Me paralizo. ¿Jake está afuera? Corro a mi ventana y él está allí, dando pequeños saltos para mantener su calor.
Yo: <<Voy>>.
Me visto con lo primero que encuentro y bajo con cuidado. Me coloco un par de botas y salgo por la puerta de la cocina. Él sonríe cuando me ve y obtengo una nueva sonrisa con hoyuelos ganadora.
—Vamos —dice susurrando mientras toma mi mano. Lo sigo sin preguntar.
Está tan frio afuera o yo estoy tan nerviosa que no puedo dejar de temblar. Veo a Shadow en la esquina.
—¿Dónde están tus padres? —pregunto mientras me abre la puerta.
—La abuela se puso un poco mal, nada grave, pero fueron para allá de todos modos.
Jake tiembla también, se estaciona bajo una farola cerca de nuestro parque.