Jake pasa todos los días por mí para ir al colegio, cantamos todo el camino, me acompaña a mi casillero, me acompaña a mis clases, almorzamos juntos y en las clases que tenemos en común nos sentamos lado a lado. Yo no puedo estar más feliz. Creo que él se siente igual porque no deja de decir que me quiere y es feliz de tenerme a su lado. Pero cada vez que miro hacia el otro lado veo a una persona no tan contenta de ello. Bryan no oculta que yo no soy una persona de su agrado.
He intentado acercarme a él pero es casi inaccesible, Meryl dice que solo es inmaduro, pero no quiero arruinar su amistad con Jake, después de que él me contara lo importante que fue cuando yo estuve ausente. Incluso hablé con Jake y le dije que podríamos compartir los días para que pasara más tiempo con su amigo, pero él dijo que había pasado tanto tiempo lejos de mí que tenía que recuperarlo y que no había abandonado a Bryan, solo no pasaba tanto tiempo como antes y que en cuanto se consiguiera una novia se le pasaría. En verdad quiero creerle y también quiero hablar con Bryan, pero nunca encuentro el momento de estar a solas con él.
Finalmente, un día lo consigo. Estamos descansando después de la clase de deportes que tenemos juntos, voy y me siento a su lado. Por su cara se sorprende y fastidia al mismo tiempo.
—¿Podemos hablar un momento? —comienzo.
—¿No lo estamos haciendo ya? —dice a la defensiva.
—Sí. ¿Por qué eres así conmigo? Yo no te he hecho nada. Solo quiero llevarme bien contigo porque eres amigo de Jake.
—Tú lo has dicho, amigo de Jake —recalca.
—Tú y yo también podemos ser amigos si dejaras que te conociera mejor y si me conocieras mejor —sonríe tétricamente.
—¿Quién dijo que quiero ser amigo tuyo?
Esto va a ser más difícil de lo que pensé.
—Pero por lo menos llevarnos bien. ¿Te parece?
—NO —responde sin dudar.
—¿Cuál es tu maldito problema? —pregunto más fuerte de lo que pretendo, algunos voltean sus rostros—. ¿No puedes ver que Jake es feliz conmigo? ¿No puedes alegrarte siquiera un poco por él?
—Tú eres el problema aquí. Claro, es feliz por ahora hasta que vuelvas a dejarlo. Tú no viste lo que dejaste atrás. Fui yo quien lo vio y se quedó a su lado para ayudarle a levantarse. Parece que mi amigo no tiene memoria. Pero yo sí.
A este punto solo quiero llorar. Bryan sabe usar muy bien las palabras para lastimarme.
—Lo único que sé es que no te mereces a Jake.
Eso me enoja mucho.
—¿Y quién eres tú para decir lo que merezco o no? No me conoces.
—Te conozco lo suficiente para saber que volverás a irte. ¿Y quién se encargará de limpiar tu desastre? —abre los brazos señalándose.
—¿Sabes qué?, me retracto. No quiero ser tu amiga. No eres más que un estúpido egoísta. Eres tú quien no se merece un amigo como Jake.
Salgo casi corriendo hacia los vestidores. Casi. No verá cuanto me afectaron sus malditas palabras. Vuelvo a salir cuando todo el mundo ya se ha ido. En el pasillo, sentado en el suelo, encuentro a Jake con sus audífonos puestos, tarareando alguna canción. Sonríe al verme y todos los problemas del mundo desaparecen.
—Hola… —saluda poniéndose de pie—. ¿Por qué tardaste tanto?
—Estaba muy sucia —miento.
—Bueno, ¿a dónde quiere la señorita que la lleve? —pregunta tomando mi mochila y ofreciéndome su brazo.
—A casa —respondo con un suspiro.
—¿Por qué? ¿Te sientes mal?
No sé cómo responder a eso. ¿Debo decirle de mi pequeña discusión con Bryan? No, no quiero que se pelee con su amigo por mí, ni ponerlo en la tarea de decidir entre los dos. No soy así de egoísta.
—No, solo un poco cansada —miento de nuevo sin mirarlo a los ojos.
—Bueno, Bryan dijo que se iría con un amigo hoy, así que pensé que podíamos hacer algo divertido, pero si no te sientes bien entonces iremos a casa.
¿Bryan se ha ido? Y al parecer tampoco le dijo de nuestra charla. Tal vez piensa que yo hablaré y por eso se fue, para no discutir con Jake o solo porque es un cobarde.
Jake a veces lo lleva a casa después de dejarme en la mía. Supongo que es su tiempo de chicos, así que no me quejo, porque casi siempre vuelve después de dejarlo en su puerta. Ahora realmente no siento pena por él. No después de las cosas que me dijo.