Para siempre es mucho tiempo (para siempre 1)

Capítulo 20

—¡Realmente odio esto! —me quejo.

—¿Por qué tu tía no se viene a vivir para acá y así no te separas más de mí?

—Eso sería genial, pero ella tiene una vida. Allá.

Jake suspira pesadamente, es horrible tener que hacer esto de nuevo. Irme.

—¿Pensarás en mí?

—¡¿Estás loco?! Pienso en ti todo el día.

Sentir su beso triste es sobrecogedor. Es nuestra última noche antes de mi viaje del día siguiente. Pasamos todo el día juntos, paseando por Nueva York. Hacemos algunos videos más para su canal de YouTube, que por cierto cada día tiene más suscriptores, seguiré al pendiente de ello desde Tampa, además mi tía dice que puedo trabajar, algo que le he pedido poder hacer desde hace mucho. Al fin acepta cuando mi padre lo autoriza, siempre y cuando mi tía me vigile de cerca. Espero poder encontrar un trabajo en la playa, pero ya veremos.

Esta vez Jake no va a despedirme al aeropuerto, es lo mejor, ya que no lo soportaría. Además él irá a ver si consigue un empleo de verano también. No quiero parecer de esas novias intensas que no pueden dejar a sus novios solos por cinco minutos, pero me estoy comenzando a sentir así.

Kevin está cada vez más rebelde, incluso a mí me trata mal a veces.

Hombres, pienso. Solo está creciendo.

—Cariño, te tengo una buena noticia —anuncia mi tía apenas entra por la puerta.

—Algo bueno, después del “hermoso” día que pasé con Kevin —comento con sarcasmo.

—¡Escuché eso! —grita mi primo desde la cocina.

—Hoy una de mis clientas me comentó que tiene un local junto a la playa, no muy lejos de aquí y que está necesitando jóvenes para atender. Le comenté de ti y dijo que le gustaría conocerte.

—¡Tía, eres genial!

—Sí, lo soy. Sé que no es la gran cosa, pero es en la playa como querías ¿no? Aunque aún puedes trabajar conmigo en la oficina si quieres.

—¿Estás loca? ¿Encerrada en cuatro paredes todo el verano? No, gracias.

—Lo suponía. Bueno, entonces alístate, te llevaré allí mañana antes de ir a mi trabajo, puedes caminar de regreso porque no está lejos o tomar un bus.

Tía Kerry me explica que es un lugar donde se sirven jugos, refrescos, helados, en fin, cosas frías para el verano. Y que por ello es frecuentado por jóvenes como yo y debo tener cuidado con los muchachos. Le cuento a Jake esa noche cuando hablamos por Skype y sonrío cuando me dice exactamente lo mismo. Además me cuenta que recuperó su trabajo en la tienda y que Bryan ahora está trabajando con él. “Genial”.

Lo extraño tanto, no puedo creer las semanas que aún faltan para vernos. La mañana siguiente estoy ansiosa, mi tía estaciona y nos dirigimos al lugar que es muy cerca, me gusta porque puedo conocer mucha gente, vivir experiencias, inspirarme. Las paredes tienen dibujos muy coloridos de bebidas con muchos hielos que hacen que hasta yo quiera una bebida.

Una muchacha como de mi edad llega al mismo tiempo que nosotras.

—Buenos días —saluda—, creo que apenas vamos a abrir —se disculpa pensando que somos clientas.

—Oh, no. Venimos a ver a Esther, la dueña.

—¿Es por lo del trabajo? —me mira y asiento—. Vengan, ahora la llamo.

Me comienza a preocupar la impresión que puedo darle a Esther, soy muy mala en las primeras impresiones, pero debo hacer mi mayor esfuerzo.

—Buenos días, señoritas —saluda una mujer más joven de lo que pensaba, entre 35 y 40 años—. Kerry, qué gusto verte tan temprano.

—Hola, Esther. Esta es mi sobrina, Jocelyn. Lyn, ella es la dueña del local.

—Mucho gusto, señora.

—Pero cariño, deja eso de señora que me siento vieja, solo Esther, por favor —asiento—. No me habías dicho que tu sobrina era una chica tan bonita —me sonrojo.

—Vengan a mi oficina. Sylvia —le habla a la muchacha que nos atendió antes—, trae por favor unos refrescos para mis invitadas.

La muchacha sonríe ante el tono solemne de Esther y se marcha por las bebidas. Esther es una mujer agradable, muy alta, más que mi tía y yo, de cabello rubio ondulado a la altura de los hombros, delgada y sonrisa que te hace sentir como en casa. No hay que esforzarse mucho para hablar con ella, la conversación simplemente fluye. Me explica detalladamente lo que tengo que hacer, los horarios y el sueldo. Al final llegamos a un acuerdo y me pregunta si puedo comenzar ese mismo día.




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